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Manuel Collado

Investigador científico del CNB-CSIC en el CiMUS de la Universidad de Santiago de Compostela, IDIS. Laboratorio de Senescencia Celular, Cáncer y Envejecimiento

Este artículo se publica en la revista Science para desmontar resultados anteriores publicados en esta misma revista que parecían indicar que durante el envejecimiento los niveles de taurina disminuían. Esos datos habían llevado a postular la posibilidad de usar los niveles de taurina en sangre como indicador de envejecimiento biológico e incluso se había propuesto que la suplementación con taurina para restaurar unos niveles más elevados podía constituir una intervención antienvejecimiento. 

Resulta de lo más sorprendente, y al mismo tiempo refrescante y satisfactorio, encontrar publicaciones de alto nivel que describen resultados “negativos”. El “negocio” de la ciencia se construye siempre sobre resultados positivos, desdeñando con frecuencia los resultados negativos, como si el hecho de comprobar que algo no funciona como se esperaba no fuese también de gran relevancia y ayuda en el campo. 

El grupo que dirige el español Rafa de Cabo, uno de los líderes mundiales en la investigación de las bases biológicas del envejecimiento, al frente de su grupo del NIA del NIH en EEUU, ha echado mano de multitud de datos obtenidos de estudios longitudinales (aquellos en los que se toman muestras de los mismos individuos a lo largo del tiempo) de envejecimiento en ratones, monos y humanos. La evidencia muestra cómo los niveles de taurina varían más entre individuos por distintos factores que por la edad. Para poder considerar a una molécula como verdadero biomarcador de envejecimiento, sus niveles deberían variar fundamentalmente con la edad y no, como demuestran los autores, por factores propios de cada individuo no relacionados con la edad. 

Este trabajo demuestra lo importante que es realizar estudios longitudinales que impliquen a un gran número de individuos, de un gran rango de edades y en distintas especies. Solo así se pueden alcanzar resultados consistentes y robustos. Pero también demuestra lo importante que es publicar resultados negativos que contradicen visiones anteriores. Solo así podremos avanzar en la dirección correcta, enmendando visiones previas sesgadas por resultados no suficientemente sólidos.

ES