El fin de la política de covid cero en China está provocando un aumento del número de casos y ha reavivado la pregunta de si la situación epidemiológica del gigante asiático podría favorecer la aparición de nuevas variantes del coronavirus SARS-CoV-2.
Adobe Stock.
Fernando González Candelas - China
Fernando González Candelas
Catedrático de Genética de la Universidad de Valencia e e investigador en el Instituto de Biología Integrativa de Sistemas (I2SysBio) de la Universidad de Valencia-CSIC
Además de las consecuencias clínicas y sociales, el aumento de casos de covid-19 que se está experimentando estas semanas en China conlleva un incremento de la probabilidad de que aparezcan nuevas variantes del virus con características indeseables, como mayor transmisibilidad, escape a las defensas inmunitarias obtenidas por infecciones previas o vacunación, o gravedad de la propia infección. El mayor riesgo deriva del mayor número de casos, directamente vinculado con el número de mutaciones que puede explorar el virus para adaptarse mejor a su entorno, tanto individual como comunitario. Además, dadas las condiciones sanitarias previas de ese país, en el que vive un número muy importante de personas inmunodeprimidas, también hay un aumento de la probabilidad de que aparezcan variantes completamente diferentes a las que hemos observado hasta el momento, al igual que sucedió cuando apareció la variante ómicron cuando delta era la dominante en la práctica totalidad de países.
La preocupación a la que conduce esta situación se agrava por la falta de información y datos sobre la actual ola de casos, no solo por la incidencia de las nuevas infecciones, sino por la escasa o nula información sobre las variantes que están asociadas a ellas. Cabe la posibilidad de que aparezca una nueva variante con las características mencionadas y tardemos semanas, incluso meses, en conocer de su existencia. Esto es importante para poder actualizar la composición de las vacunas, como se ha hecho en la segunda dosis de refuerzo con la variante ómicron, contrarrestando así la menor capacidad de neutralización de nuestro sistema inmunitario ante nuevas variantes con más mutaciones en los epítopos (las zonas de las proteínas del virus) que reconocen nuestros anticuerpos.
No obstante, conviene recordar que las vacunas actuales siguen protegiendo con alta eficiencia frente a las infecciones graves y frente a la transmisión. La vigilancia genómica del SARS-CoV-2 lo que nos permite es acelerar la respuesta ante la evolución del virus en caso de que esta se produzca.