Una investigación ha analizado el discurso relacionado con deepfakes en Twitter en el contexto de la guerra entre Rusia y Ucrania en 2022, estudiando casi 5.000 tuits relacionados con estos vídeos. Los deepfakes son medios sintéticos que mezclan un vídeo original con contenido generado por una inteligencia artificial, a menudo con el fin de imitar a una persona. La investigación, publicada en PLoS ONE, analiza la falta de conocimiento sobre los deepfakes y el escepticismo y la desinformación que pueden surgir cuando medios reales son identificados erróneamente como falsos. Los autores alertan de que los esfuerzos para sensibilizar al público sobre este fenómeno pueden minar la confianza en otros medios legítimos que serán vistos también como sospechosos.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en una entrevista con medios españoles. EFE/ Marcel Gascón.
Angel Vizoso - deepfakes ES
Ángel Vizoso
Profesor del departamento de Ciencias de la Comunicación e investigador del Grupo Novos Medios
Un grupo de investigadoras e investigadores de Irlanda, Reino Unido y Sudáfrica ha publicado los resultados de un trabajo sobre el uso de los deepfakes durante la guerra entre Ucrania y Rusia, bajo el título ‘Do Deepfake Videos Undermine our Epistemic Trust? A Thematic análisis of tweets that discuss deepfakes in the Russian invasión of Ukraine’. El objetivo del texto es dar cuenta de cómo la publicación de este tipo de materiales, elaborados mediante la aplicación de técnicas y herramientas de deep learning, puede afectar a las reacciones e impresiones de la audiencia con respecto a los contenidos relacionados con la temática estudiada.
El texto ofrece hallazgos interesantes que han de llevar a la necesaria reflexión en el campo del periodismo, pues se señala cómo durante la realización del estudio ha sido posible detectar una cierta falta de alfabetización en torno a estos contenidos. Esto conecta con uno de los mayores retos a los que se enfrentan los medios de comunicación. Hoy en día, gran parte de la batalla —conectando con los símiles bélicos— por las audiencias se libra en el terreno de las redes sociales. En ellas es posible apreciar una multiplicidad de fuentes que abordan una misma temática, tanto desde el punto de vista de la información como desde la desinformación.
Esta desinformación no deja atrás el uso de todas las herramientas disponibles, incluso aquellas basadas en la alta tecnología —generalmente no accesible o, al menos, no utilizada por el público—. Así pues, una de las tareas de los medios de comunicación ya no es solamente la de informar, sino la de identificar y explicar todo aquello que pueda haber de falso en un contenido que circula por esos múltiples canales existentes, independientemente del formato que tome. Según lo señalado por el equipo encargado de esta investigación, uno de los peligros de la proliferación de los deepfakes es su conexión o con algunas teorías de la conspiración o con la propaganda. Una vez más, el periodismo ha de desempeñar un rol relevante para conectar la realidad con la audiencia, intentando salvar el obstáculo que introducen este tipo de narrativas generadas para desinformar.
A mayores, resulta también interesante la aparición de este tipo de estudios, pues también son de utilidad para los propios periodistas a la hora de entender el impacto real de, en este caso, los deepfakes a través de análisis amplios. De cara al futuro será interesante avanzar en tres frentes: la investigación, el desarrollo de herramientas —también de alta tecnología— para la verificación de estos elementos y, por supuesto, la información y explicación de todo aquello que hay de falso en ellos.
- Artículo de investigación
- Estudio observacional
John Twomey et al.
- Artículo de investigación
- Estudio observacional