Una comisión propone cambios en el diagnóstico de la obesidad e ir más allá del IMC

El trabajo de una comisión global, publicado en The Lancet Diabetes & Endocrinology y respaldado por más de 75 organizaciones médicas de todo el mundo, presenta un nuevo enfoque para diagnosticar la obesidad. Este se basa en otras medidas de exceso de grasa corporal, además del índice de masa corporal (IMC), y en signos y síntomas objetivos de mala salud a nivel individual.

15/01/2025 - 00:30 CET
Sobre el/la autor/a: SMC España
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Andreea Ciudin - Lancet obesidad

Andreea Ciudin

Endocrinóloga y coordinadora de la Unidad de Obesidad del Hospital Vall d'Hebron

Science Media Centre España

Podemos argumentar varias críticas sobre el paper, pero la más importante es el peligro de introducir el tema de la preobesidad. 

Siempre hay que personalizar el diagnóstico y el abordaje, es importante tener en cuenta la importancia de fenotipar y caracterizar la obesidad desde la perspectiva de obesidad crónica, biológica, basada en exceso de tejido adiposo. Si asumimos esta diferenciación "preobesidad" y "obesidad clínica" significa que asumimos que la obesidad se tiene que tratar cuando ya tiene una complicación clínica y que en la fase preclínica es prevenible o reversible en todos los casos. En muchos casos, debido al carácter de la obesidad de enfermedad crónica, solamente haría retrasar un diagnóstico y una intervención eficiente para prevenir la aparición de las complicaciones.  

Es muy importante dejar muy claro cómo se evalúan y cuáles se consideran las complicaciones o la manifestación clínica que hará la diferencia entre la propuesta "preobesidad" y "obesidad clínica". Hago dos comparaciones:  

  1. Con la diabetes tipo 2: durante mucho tiempo se ha considerado que la prediabetes (glucemia alterada sin llegar a cumplir criterios diagnósticos por valor numérico) no se tenía que tratar, sino hacer seguimiento. Pues la evidencia muestra que las complicaciones de la diabetes tipo 2, como la retinopatía diabética, ya pueden estar presentes en esta fase.  
  2. Con la enfermedad renal crónica: antes de que se pueda diagnosticar clínicamente mediante análisis, hay fases de la enfermedad que no se pueden detectar en la práctica clínica habitual, pero que ya son la enfermedad renal. Cuando se diagnostica ya es una fase más avanzada y se ha perdido tiempo valioso para poder tratar.  

En estas definiciones de la preobesidad y obesidad sucede lo mismo. La inflamación de bajo grado y la disfunción del tejido adiposo ya están presentes cuando hay un exceso de grasa corporal y esto significa obesidad, no una fase previa. Ya existe en la sociedad, tanto en la población general como en el ámbito de los profesionales sanitarios, la tendencia de minimizar e infradiagnosticar la obesidad, incluso cuando está clínicamente complicada.  

Este concepto de preobesidad no aporta beneficio en el sentido de volvernos proactivos para poder concienciar a la sociedad, pacientes y profesionales, y tratar correctamente esta enfermedad, que ahora ha llegado a niveles pandémicos. 

El paper propone el concepto de ir más allá del IMC en el diagnóstico de la obesidad. De hecho, este concepto no es nuevo, el presente artículo confirma la dirección que se ha tomado hace ya tiempo por parte de las sociedades científicas de cambiar la narrativa de la obesidad, erróneamente definida durante mucho tiempo por kilogramos y el IMC.  

Este cambio de narrativa sin duda alguna pone la obesidad donde se merece, dentro de las enfermedades metabólicas crónicas, y hace que se entienda su fisiopatología. A nivel práctico, sin duda alguna, aumenta su prevalencia si se tienen en cuenta los criterios correctos de diagnóstico, pero esta es la realidad y es la hora de ver el elefante en la habitación, porque existe desde hace tiempo. Lo ideal sería poder realizar un estudio de composición corporal a todos los pacientes para un correcto diagnóstico de la obesidad.  

El paper de la Lancet Commission propone diversos diagnósticos basándose en la evidencia del exceso de grasa corporal y/o masa muscular, así como la presencia de complicaciones. El paper propone la DXA de composición corporal como método, pero es una técnica que irradia, con rayos X, por lo que no es fiable en obesidad (si el peso es mayor de 140-160 kg la máquina no puede medir correctamente) y no mide, sino que estima.  

Basar el diagnóstico de obesidad en la evaluación de la composición corporal es lo correcto, en este sentido no hay duda y discusión entre las sociedades científicas y los profesionales. Lo único es que, siendo realistas, hoy por hoy es prácticamente imposible hacer una composición corporal de screening a gran escala, aunque sepamos que este es el futuro, porque este enfoque necesita un cambio de estructura de consultas, recursos humanos y materiales.  

La European Association for the Study of Obesity (EASO) publicó en septiembre de 2024 el nuevo marco diagnóstico de la obesidad recomendando el estudio de la composición corporal en la medida de lo posible, pero incluye unos aspectos prácticos, añadiendo al diagnóstico basado en IMC >30, el diagnóstico de obesidad a partir de IMC >25 + índice cintura/altura > 0,5. Este parámetro fácil de calcular es un buen indicador de riesgo cardiovascular y de complicaciones metabólicas y también apoya la idea de que la obesidad es una realidad en IMC <30. 

No declara conflicto de interés
ES

Javier Sayavera - Obesidad Lancet

Javier Sayavera

Profesor del área de Educación Física y Deportiva

Science Media Centre España

La información sobre el artículo refleja el contenido, de manera abreviada y clara. Se trata de un estudio de consenso sobre la definición y el diagnóstico de la obesidad, apoyado por los resultados de la consulta a expertos.  

Las conclusiones de este estudio se basan en unos datos recolectados con una metodología apropiada y que muestran la necesidad del cambio de paradigma en la consideración de la obesidad como una enfermedad y los métodos para diagnosticarla.  

En este sentido, el denso debate de los últimos años deriva en la necesidad de considerar la obesidad como una enfermedad y aportar tratamientos basados en la evidencia para su tratamiento.  

Por otro lado, el tradicional índice de masa corporal, criticado por muchos como medida efectiva de la obesidad, requiere de un refuerzo metodológico que vendría dado por la incorporación de otras técnicas para el diagnóstico correcto de la obesidad.  

Todo ello puede provocar cambios relevantes en los sistemas de salud de muchos países del mundo, debido a que el diagnóstico llevaría un poco más de tiempo (o mucho más si es a través de DEXA [densitometría ósea]) y requeriría que los sistemas de salud aportaran tratamientos adecuados para combatir la obesidad. 

El trabajo publicado supone un paso muy relevante a partir de la evidencia ya publicada al respecto. 

No declara conflicto de interés
ES
Publicaciones
Definition and diagnostic criteria of clinical obesity
  • Artículo de investigación
  • Revisado por pares
  • Humanos
Revista
The Lancet Diabetes & Endocrinology
Fecha de publicación
Tipo de estudio:
  • Artículo de investigación
  • Revisado por pares
  • Humanos
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