¡Por fin! Ha sido un lanzamiento histórico. Historia viva de la exploración espacial, el primer paso para que la humanidad vuelva a la Luna en los próximos años. El programa Artemis (NASA) es el equivalente al programa Apolo, que permitió que 12 astronautas pisaran la Luna entre los años 1969 y 1972. Y por fin, después de medio siglo, volvemos. Pero esta vez para quedarnos. Para aprender a vivir en un mundo distinto a la Tierra y preparar las futuras misiones tripuladas a Marte.
Además, Artemis, gemela de Apolo, simboliza claramente la intención de que sea una astronauta la primera en volver a dejar su huella en la superficie polvorienta de nuestro satélite natural. ¡Es de justicia! Cuando suceda, la NASA compensará parte de sus agravios hacia las mujeres aspirantes a astronauta en los inicios de la era espacial.
Por fin, después de medio siglo, volvemos, pero esta vez para quedarnos
Pero volvamos a lo que ha sucedido hoy. El objetivo de Artemis I es probar por primera vez el mega cohete Space Launch System (SLS) y la nave de espacio profundo Orion. Aunque en esta primera misión la nave Orion no va tripulada, abordo viajan tres maniquíes: Helga, Zohar y Comandante Campos. Dichos maniquíes tienen huesos y tejidos blandos, junto a 10.000 sensores repartidos por todo su cuerpo.
Con los datos de estos sensores se podrán buscar soluciones para evitar los efectos nocivos de la radiación, una vez que los astronautas se alejan del campo magnético terrestre. También se medirán las fuertes aceleraciones y vibraciones características de las fases más críticas: el lanzamiento y la reentrada atmosférica.
42 días por delante
Si todo va bien, la misión tendrá una duración de 42 días. A los pocos minutos del lanzamiento, la nave Orion se ha separado del cohete SLS y se ha ubicado en una órbita alrededor de la Tierra. En esta órbita, la nave se puede preparar para el encendido de sus motores y su inserción a una órbita translunar, que la llevará a su destino en poco más de una semana. Una vez ahí, la Orion encenderá de nuevo sus motores para pasar a una órbita alrededor de la Luna. Parte de la misión es comprobar la estabilidad de esta órbita lunar, pues en el futuro se colocará ahí una estación espacial que recibirá a los astronautas en su viaje desde la Tierra.
La nave entrará en la atmósfera terrestre a 40.000 kilómetros por hora y se frenará gracias a un escudo térmico que deberá aguantar hasta 2.700 ºC
Finalmente, la nave regresará a la Tierra y aterrizará en el océano Pacífico, al nordeste del archipiélago de Hawái. Esta última etapa es una de las más peligrosas de toda la misión, pues la nave entrará en la atmósfera terrestre a 40.000 kilómetros por hora y se frenará gracias a un escudo térmico que deberá aguantar hasta 2.700 ºC.
Si la misión Artemis I finaliza con éxito, el programa continuará con la Artemis II. Será en 2024 y, ahora sí, llevará cuatro astronautas alrededor de la Luna. Pero no descenderán a su superficie: se tendrán que conformar con verla de cerca y volver a casa. Por fin, alrededor del 2025 se podría lanzar la misión Artemis III, que llevará a la primera mujer a la superficie lunar. Cuando esto suceda, habrá culminado un esfuerzo que empezó hace dos décadas y que se ha ido retrasando por guerras políticas, recortes de presupuestos y una mala planificación.
La nueva carrera lunar
Si estas fechas no se cumplen, algo que es muy posible que suceda, tendremos que estar pendientes de otros actores que compiten en la carrera para volver a la Luna. China intenta no hacer mucho ruido, pero está demostrando tener un programa espacial muy sólido y ha anunciado su intención de mandar astronautas a nuestro satélite al final de esta década. Y luego están Elon Musk, Jeff Bezos y otros empresarios con delirios de cowboys del siglo XXI, que sueñan con hacer rentable el turismo espacial.
Pero no nos adelantemos. De momento toca disfrutar del éxito del lanzamiento de hoy y esperar que la misión Artemis I termine bien. Si es así, habremos dado un impresionante salto hacia el futuro. Un futuro apasionante en el que habitaremos otros mundos, para no volver.