Beber alcohol y dormir en condiciones hipobáricas ―como son las de la cabina de un avión― podría ser un riesgo para la salud cardiovascular, según advierte un estudio. Los investigadores compararon a un grupo de 23 personas durmiendo en un laboratorio con otro grupo de 17 personas que lo hacía en una cámara de altura, reproduciendo las condiciones que se dan a unos 2.400 metros sobre el nivel del mar. La combinación de consumo de alcohol e hipoxia hipobárica durante la simulación “redujo la calidad del sueño, puso a prueba al sistema cardiovascular y llevó a una hipoxemia prolongada”, afirman los autores en la revista Thorax.
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Julián Pérez-Villacastín
Jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y expresidente de la Sociedad Española de Cardiología
Se trata de un estudio ingenioso en el que combinan la hipoxia de una altura similar a una montaña de algo más de 2.000 metros con la ingesta de alcohol. Es cierto que se observan alteraciones en la saturación de oxígeno y en la frecuencia cardiaca. El estudio se realiza en unas condiciones que luego quieren ser extrapoladas a lo que sucede en los aviones, en viajes largos nocturnos cuando las personas pueden dormir unas horas.
El escenario de los aviones es muy especial debido a la ansiedad, miedo y circunstancias concretas que se producen durante los vuelos de larga duración. Lo ideal es estudiar las consecuencias directas que pueden afectar a la salud precisamente durante los vuelos, y la realidad es que no se producen tantos problemas como podrían sugerirse por estudios como este.
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Esteban Ortiz Prado
Profesor e investigador en la Universidad de las Américas (Ecuador) y director del grupo de investigación One Health
El estudio es experimental y se realizó en un ambiente simulado, lo cual difiere significativamente de un viaje normal donde las expectativas y condiciones varían. Un punto que destacar es que el estudio no controla la adaptación a la altura, ya que las personas que viven o han nacido en altitudes elevadas pueden tener respuestas diferentes a la aviación. Además, la desaturación de oxígeno tan brusca reportada no suele evidenciarse en las cabinas de avión, según la literatura existente. Estudios previos han demostrado que volar por periodos cortos o incluso de hasta 10 horas no tiene efectos significativos sobre la salud en términos de saturación de oxígeno.
Respecto al alcohol, la metodología del estudio se basa en un consumo tipo shot, lo cual puede ser más brusco que el consumo de una copa de vino o una cerveza a lo largo de un vuelo, generalmente más prolongado. El estudio también excluye el factor de la alimentación, que puede influir considerablemente en los resultados. Una persona que ha comido antes del vuelo puede experimentar menos efectos adversos del alcohol debido a una absorción más lenta. Aunque una leve depresión del centro respiratorio podría ser una respuesta fisiológica esperada, con las cantidades de alcohol utilizadas en el estudio, no lo considero tan probable.
En resumen, los hallazgos son interesantes y provienen de un modelo experimental bien realizado y controlado, pero es crucial interpretarlos con cautela. Sacar este estudio de contexto podría causar alarma innecesaria entre los pasajeros, llevándolos a evitar el consumo moderado de alcohol durante los vuelos, cuando en realidad, con una adecuada alimentación, este consumo moderado no debería representar un riesgo significativo para la salud.
- Artículo de investigación
- Revisado por pares
- Estudio experimental
- Humanos
Rabea Antonia Trammer et al.
- Artículo de investigación
- Revisado por pares
- Estudio experimental
- Humanos