La cresomicina, una nueva molécula sintética, muestra una eficacia robusta contra múltiples formas de resistencia antimicrobiana (AMR) evolutivamente divergentes, según un estudio publicado hoy en Science. Mediante el análisis estructural de cómo los antibióticos se unen a ribosomas de diversas especies bacterianas, los investigadores desarrollaron una nueva molécula antibiótica que adopta la conformación exacta necesaria para la unión ribosomal.
Sara Hernando-Amado antibiótico
Sara Hernando-Amado
Investigadora especializada en ecología y evolución de resistencias a antibióticos
El grupo del profesor y fundador de Tetraphase Pharmaceuticals Myers tiene una amplia experiencia en el desarrollo de antibióticos sintéticos. Es importante decir que este nuevo antibiótico, la cresomicina, tiene actividad frente a patógenos ESKAPE, de elevada peligrosidad, como Staphylococcus aureus o Pseudomonas aeruginosa, siendo este último un patógeno oportunista que causa cerca de 600.000 muertes al año.
Sin embargo, una aproximación basada únicamente en el desarrollo de nuevos fármacos no va a resolver el problema de la resistencia a los antibióticos, sino que la solución pasa por un diseño racional de estrategias capaces de restringir la evolución de las bacterias patógenas. Esto es así porque las bacterias evolucionan extraordinariamente rápido, seleccionándose mecanismos adaptativos al encontrarse bajo presión selectiva. De hecho, este mismo grupo describió hace años la eravaciclina, para la que ya se han descrito mecanismos de resistencia en varios patógenos.
Por tanto, además de producir nuevos fármacos, es fundamental diseñar estrategias que sensibilicen a las bacterias a los antibióticos existentes y que, además, eviten la selección de resistencia; algo que hemos denominado sensibilidad colateral transitoria y que es posible inducir en aislados clínicos resistentes a los antibióticos de P. aeruginosa.
- Artículo de investigación
- Revisado por pares
Wu et al.
- Artículo de investigación
- Revisado por pares