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Reacciones: un estudio sugiere que los futbolistas de élite son más propensos a desarrollar demencia

Una investigación sueca que incluyó a más de 6.000 futbolistas masculinos de la primera división de ese país (entre 1924 y 2019) indica que estos tenían 1,5 veces más probabilidades de desarrollar una enfermedad neurodegenerativa en comparación con la población analizada que no se dedicaba al fútbol profesional. A diferencia de los jugadores de campo, los porteros no presentaban ese mayor riesgo lo que, según los autores, apoya la hipótesis de que los impactos en la cabeza al golpear el balón podrían explicar ese mayor riesgo. El estudio se publica en The Lancet Public Health. 

17/03/2023 - 13:29 CET
 
Reacciones

Marc Suárez - futbolistas

Marc Suárez-Calvet

Neurólogo e investigador del Grupo de Investigación en Fisiología de la Cognición y Prevención del Alzhéimer del IMIM-Hospital del Mar y responsable del Grupo de Biomarcadores en Fluidos y Neurología Traslacional del BarcelonaBeta Brain Research Center en la Fundación Pasqual Maragall

Science Media Centre España

Varios estudios han demostrado que aquellos deportes en los que se dan repetidos golpes en la cabeza (como el boxeo, el rugby o el hockey sobre hielo) pueden aumentar el riesgo de padecer demencia o una enfermedad neurodegenerativa. En el caso del fútbol, el deporte más popular, algunos indicios también apuntan a esta asociación, aunque los resultados de los estudios realizados hasta la fecha eran inconsistentes. 

El estudio recientemente publicado en The Lancet Public Health sigue a 6.007 futbolistas que jugaron en la primera división sueca entre 1924 y 2019 y concluye que éstos tienen 1.5 veces más riesgo de padecer una enfermedad neurodegenerativa que la población general. En concreto, un 8,9% de los jugadores de futbol desarrolló alguna enfermedad neurodegenerativa, un porcentaje significativamente mayor que el de la población general (6,2%). El riesgo de enfermedad de Alzheimer u otras demencias estaba significativamente aumentado en los jugadores de fútbol, mientras que no existían diferencias en el riesgo de otras enfermedades, como el párkinson o la esclerosis lateral amiotrófica. Teniendo en cuenta que el ejercicio físico es un factor protector para el desarrollo de cualquier tipo de demencia, esta asociación podría estar incluso infravalorada. 

Un dato muy importante del estudio es que este mayor riesgo no se da en los 510 porteros estudiados, que suelen golpear menos el balón con la cabeza, y sí en el resto de jugadores. Este hecho podría indicar que son los cabezazos repetidos los responsables del mayor riesgo de alzhéimer y enfermedades neurodegenerativas. Aun así, cabe recordar que no se puede establecer una relación causa–efecto en un estudio observacional. Una limitación importante del estudio es que solo se han estudiado hombres, se deben realizar estudios también en mujeres. 

Este estudio (y otros con resultados similares) tienen implicaciones importantes. Nos deben hacer reflexionar sobre la necesidad de minimizar los cabezazos y los golpes repetidos con la cabeza en el deporte, aunque sean de poca intensidad. Esto es especialmente importante en la infancia y la adolescencia, donde el cerebro está en desarrollo. 

No declara conflicto de interés
ES

Fútbol - Sánchez Valle

Raquel Sánchez-Valle

Jefa de Servicio de Neurología del Hospital Clínic de Barcelona y secretaria del Grupo de estudio de conducta y demencias de la Sociedad Española de Neurología

Science Media Centre España

Se trata de un estudio epidemiológico, de un amplio número de casos y controles, con metodología de calidad en este contexto. Los diagnósticos clínicos se obtuvieron de códigos provenientes de certificados de defunción, códigos diagnósticos hospitalarios y uso de medicación específica que estaban disponibles desde diferentes fechas, por lo que no hay una cobertura completa de todo el periodo. La codificación diagnóstica tiene sus limitaciones, especialmente en datos antiguos, pues no es detallada. En los certificados de defunción se puede omitir el diagnóstico de enfermedad neurodegenerativa "como causa de muerte" en algunas ocasiones, especialmente en registros antiguos en los que se minimizaba el impacto de estas enfermedades como causa de muerte. No se especifica si se han incluido datos de atención primaria. Todo ello en todo caso podría minimizar la frecuencia de enfermedades neurodegenerativas, si bien de forma similar en casos y controles. Por otra parte, un estudio basado en códigos diagnósticos no permite obtener detalles clínicos como podría ser una revisión de historias clínicas, pero por la ambición del proyecto a nivel numérico hubiera sido muy difícil de obtener.  

Este estudio va en la misma línea de otros publicados en futbolistas profesionales que demuestran un aumento de enfermedades neurodegenerativas global, aun cuando estos presentan un nivel habitualmente menor de factores de riesgo cardiovascular —en este estudio la mortalidad cardiovascular era similar, la atribuible a tabaquismo era menor—. El riesgo de alguna de las enfermedades es algo menor y no se aprecia un riesgo aumentado de enfermedad de Parkinson o ELA. Estas diferencias podrían tener diferentes motivos, entre ellos algunos que discuten los mismos autores, respecto a que dado que la profesionalización en el fútbol sueco fue posterior a la de otros países, la exposición a traumatismos haya sido menos intensa o prolongada.  

Respecto a implicaciones prácticas, tanto Estados Unidos como el Reino Unido han tomado medidas para minimizar los traumatismos craneoencefálicos en niños limitando el uso de chutes con la cabeza o modificando el tipo de balón. Sin embargo, no está claro si el daño por traumatismos craneoencefálicos repetidos proviene de los chutes con la cabeza o son los impactos involuntarios de mayor intensidad —balonazos, choques entre jugadores que en ocasiones provocan conmociones cerebrales— los que generan principalmente el daño, por lo que está en discusión la necesidad de utilizar otras medidas preventivas —como el uso del casco—, establecer protocolos estrictos "punitivos" ante juego agresivo que pudiese dar lugar a este tipo de traumatismos o de retirada del juego, descanso y monitorización de los jugadores que hayan sufrido una conmoción cerebral.  

La progresiva profesionalización del fútbol desde edades cada vez más precoces y la posible mayor agresividad en el campo no sugieren que el riesgo se haya podido reducir de forma relevante hasta el momento.

No declara conflicto de interés
ES
Publicaciones
Neurodegenerative disease among male elite football (soccer) players in Sweden: a cohort study
  • Artículo de investigación
  • Revisado por pares
  • Estudio observacional
  • Humanos
Revista
Lancet Public Health
Fecha de publicación
Autores

Peter Ueda et al.

Tipo de estudio:
  • Artículo de investigación
  • Revisado por pares
  • Estudio observacional
  • Humanos
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