La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha publicado una nota informativa alertando de temperaturas “excepcionalmente altas” para esta época del año en España, especialmente entre el viernes 29 de septiembre y el lunes 2 de octubre.
José Miguel Viñas - calor en otoño
José Miguel Viñas
Meteorólogo de Meteored y consultor de la Organización Meteorológica Mundial (OMM)
Se prevé una intensificación del calor a partir del fin de semana que podría dar lugar a algunos récords de temperaturas máximas de septiembre y octubre. Aunque existen precedentes de un calor de un orden de magnitud parecido en otros inicios del otoño, se ha producido una significativa concentración en los últimos años.
Estamos asistiendo a una transición en la que, lo que hasta hace no mucho era excepcional, comienza a ser habitual. Es la nueva realidad climática. Está aumentando el número de días calurosos, se producen cada vez más de esos días en primavera y en otoño, lo que tiene como consecuencia el alargamiento del tiempo veraniego. En el pasado siempre hubo episodios de calor tanto en primavera como en otoño, pero no con la frecuencia y magnitud con los que se están produciendo en la actualidad.
Tenemos que adaptarnos con rapidez a este nuevo marco climático. Las altas temperaturas tienen un impacto directo y negativo en la salud, aparte de los peligros que suponen los fenómenos meteorológicos extremos, que observamos que son cada vez más intensos. Somos vulnerables a ellos y tenemos que adoptar medidas de protección, comenzando por la prevención. Aparte de esto, para esquivar los peores escenarios que plantean las proyecciones climáticas, debemos reducir con urgencia las emisiones a la atmósfera de gases de efecto invernadero procedentes de la quema de combustibles fósiles. Hay que hacerlo de forma decidida y a escala global, lo que implica cambiar profundamente el modelo de sociedad insostenible que hemos ido creando. Es un reto difícil, pero no imposible.
Rubén del Campo - calor otoño
Rubén del Campo
Portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET)
Con los datos previstos, estas temperaturas no tienen precedentes al menos desde 1950, que es la fecha a partir de la cual tenemos datos para hacer estos análisis.
Este episodio es absolutamente extraordinario, puesto que hablamos de temperaturas máximas propias del mes de agosto en buena parte del territorio peninsular español y también en las islas Canarias. Aunque se trata de un episodio extraordinario, la frecuencia de estos episodios de temperaturas muy altas para la época del año se está incrementando. De hecho, este pasado mes de abril también tuvimos una situación de temperaturas propias de pleno verano en España, alcanzándose incluso 38,8 ºC en Córdoba, batiendo por casi cinco grados el récord anterior. Y tenemos muchos más ejemplos de episodios cálidos sin precedentes para la época del año: el propio verano del 2022 e incluso el otoño de 2022 y el invierno de 2023 fueron en su conjunto los más cálidos de la serie histórica.
No se puede decir que estos episodios de temperaturas extremas y tan altas para la época vayan a ser habituales, pero van a ser más frecuentes. Si analizamos los récords de días cálidos y días fríos en España, es decir, aquellos días que han batido récord de temperatura para esa fecha concreta en nuestro país, vemos que en 2022 hubo 35 récords de días cálidos y dos de días fríos. En un clima sin la influencia del cambio climático antropogénico serían esperables cinco récords de cada. En el año 2023, si se cumplen los pronósticos, es posible que tengamos 25 récords de días cálidos y ninguno de días fríos. Por tanto, la desproporción es clara y con mucha seguridad es consecuencia del cambio climático antropogénico.
Este episodio en concreto de altas temperaturas sucede a finales de septiembre y principios de octubre, y no va a provocar los fallecimientos que producen las olas de calor en pleno verano. Sin embargo, el riesgo de incendios se va a disparar, especialmente en el tercio norte de la península. Además, este calor viene acompañado de una ausencia de lluvias. Septiembre ha sido un mes muy lluvioso, pero no hemos terminado con la sequía y el agua embalsada no va a recuperarse en los próximos días. En cuanto a los episodios extremos en general, van a suponer costes en daños materiales y también, por desgracia, en vidas humanas.
Para minimizar las consecuencias, debemos adaptarnos a este nuevo clima en nuestro país. Ya sabemos que los veranos son más largos, que tenemos olas de calor más largas e intensas y tenemos que ser conscientes de ello. También debemos tener en cuenta que vamos a vivir en las próximas décadas en un país con menos recursos hídricos, porque va a ser un país con periodos de sequía más largos e intensos e interrumpidos por periodos de lluvias que pueden ser más torrenciales y menos “aprovechables”. Probablemente deberíamos adaptar la demanda de agua a la oferta que hay y no al revés.
Además, algo que debe competer a todos los países es la mitigación. Sabemos que el cambio climático antropogénico está generado fundamentalmente por la emisión de gases de efecto invernadero asociadas a nuestras actividades y una reducción de esas emisiones favorecería no sobrepasar determinados umbrales. El IPCC fija en 1,5 ºC de temperatura con respecto a la época industrial como un umbral de seguridad, un umbral que si se sobrepasa puede exacerbar los peores efectos del cambio climático.
Declara no tener conflictos de interés, más allá de ser trabajador y portavoz de AEMET, agencia que emite la nota informativa.