Mientras que algunos estudios han sugerido que tener una madre con alzhéimer puede suponer un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad, un nuevo trabajo revela que tener un padre con la enfermedad puede estar relacionado con una mayor propagación de la proteína tau en el cerebro, que es un signo de la enfermedad. El estudio, publicado en Neurology, no prueba que tener un padre con alzhéimer provoque estos cambios cerebrales; solo muestra una asociación.

Jordi Pérez-Tur - alzheimer padre
Jordi Pérez-Tur
Investigador científico de Organismo Público de Investigación (OPI) en el Institut de Biomedicina de València del CSIC
La enfermedad de alzhéimer (EA) resulta de la interacción de múltiples factores tanto internos al individuo (como factores genéticos) como externos (factores ambientales, sociales o culturales). Sea cual sea su origen, aparecen dos lesiones en forma de depósitos de proteínas en el cerebro. Uno de ellos extracelular y formado principalmente por el péptido A-beta, y otro intracelular y formado sobre todo por proteína tau.
Uno de los factores relacionados con la aparición de la EA es la existencia de otros pacientes en la familia de los enfermos. En los últimos años, diversos estudios han llegado a conclusiones contradictorias sobre el efecto que el sexo de progenitores afectados de EA tiene en el riesgo de una persona de padecer la misma enfermedad. Es posible que una razón que justifica estos resultados contradictorios derive del diseño de los estudios llevados a cabo. Se trata, generalmente, de estudios en los que se hace un análisis de la población en un momento concreto lo que suele conllevar unos sesgos ocultos que pueden afectar a los resultados.
En el trabajo de Ourry y colaboradores, por el contrario, han seguido durante unos seis años a un grupo de individuos que tenía uno de sus progenitores afectados por EA. En ese tiempo, de los 243 individuos estudiados y seguidos, 71 desarrollaron alteraciones cognitivas.
En este estudio se puso en evidencia la existencia de diferencias significativas de la EA en función tanto del sexo de la persona que padece la enfermedad como de cuál de los progenitores también la padeció. Se vio que las mujeres afectadas por la EA tenían un número más importante de lesiones derivadas de la proteína tau y una mayor correlación entre lesiones de tau y lesiones de A-beta. Esto último también sucede en aquellas personas que tienen un padre con EA frente a las que tienen una madre con EA. Finalmente, se observó que las mujeres tenían una menor atrofia en el hipocampo.
Además de tener hallazgos relevantes para el conocimiento de la EA, este trabajo viene a confirmar una situación que necesita abordajes experimentales decididos. Considerar el cuerpo de la mujer y el del hombre como estructuras con los mismos condicionantes es una simplificación que, a lo largo de la historia de la medicina, ha resultado especialmente perjudicial para las mujeres. En este sentido, poner el foco sobre las especificidades de los sexos en enfermedades comunes, no únicamente en aquellas que solo afectan a uno u otro, enriquece el conocimiento que se tiene de las enfermedades y, además, resulta en una aproximación a una ciencia más justa.
- Artículo de investigación
- Revisado por pares
- Humanos
Ourry et al.
- Artículo de investigación
- Revisado por pares
- Humanos