Una revisión publicada en Science calcula que un 2 % de las especies de roedores son hiperreservorios, al hospedar y transmitir más de tres patógenos a los seres humanos, incluyendo la enfermedad de Lyme, la fiebre de Lassa y la peste. Además, los autores estiman que un 10 % de los roedores son reservorios de uno a tres patógenos. Se trata especialmente de especies denominadas sinantrópicas —animales que viven cerca de los humanos y son capaces de adaptarse a estos entornos— como por ejemplo la rata negra, la rata noruega y el ratón doméstico.
David González - roedores zoonosis
David González Barrio
Científico titular en el Laboratorio de Investigación y Referencia en Patógenos Especiales del Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III
Los roedores comparten hábitats con los humanos en todo el mundo, desde campos de cultivo a almacenes agrícolas o el subsuelo de las ciudades. Estos pequeños mamíferos comunes e indeseables, además, son portadores de gran cantidad de patógenos que afectan a los seres humanos, por este motivo, a estos patógenos se les denomina zoonósicos. De los diferentes grupos de animales vertebrados que comparten patógenos con nosotros, los roedores son los más abundantes y diversos, con cientos de especies de patógenos zoonósicos confirmados, algunos de los cuales tienen una distribución casi mundial. Sin embargo, solo el 12 % de las especies de roedores son fuentes de patógenos zoonósicos. En este trabajo los autores han mostrado diferentes rasgos de los roedores en el contexto de tres enfermedades zoonósicas emergentes o reemergentes transmitidas por roedores que afectan a las personas: la fiebre de Lassa, la enfermedad de Lyme y la peste.
Según los autores, entre los rasgos más característicos de los roedores para ser hospedadores y poder transmitir patógenos a los seres humanos están las altas densidades de población que pueden llegar a tener algunas especies de roedores, así como los picos poblacionales que se dan favorecidos por la facilidad en el acceso al alimento y por unas condiciones ambientales favorables, junto al pequeño tamaño de estos mamíferos y su carácter generalista, ocupando así cualquier hábitats y distribuyéndose en amplias zonas geográficas.
Los autores han elegido de forma adecuada para esta revisión tres patógenos que representan diversidad de tipos de patógenos y modos de transmisión. En cada caso, se centraron con acierto en los rasgos de los principales roedores hospedadores, incluida la sinantropía, así como en la gama de hospedadores de los patógenos, además de incluir el impacto potencial de los factores del cambio global, como el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. En relación a la biodiversidad, los autores apuntan a que zonas de mayor biodiversidad podrían albergar más patógenos, sin embargo, no se ha apuntado en este caso el efecto dilución de patógenos que ocurre en zonas de alta biodiversidad: el patógeno se ‘diluye’ entre las diferentes especies con las que entra en contacto. Al contagiar a un hospedador inadecuado, en el que el patógeno no prospera, se reducen las probabilidades de propagación, reduciendo así el riesgo en entrar en contacto con el patógeno.
Acertadamente mencionan los autores, que el cuidado y la conservación de la biodiversidad mediante la reducción y mitigación de los cambios globales es una tarea pendiente para prevenir eficazmente la exposición a estas y otras zoonosis transmitidas por roedores en las próximas décadas.
- Artículo de investigación
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- Revisado por pares
Felicia Keesing & Richard S. Ostfeld.
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