El Observatorio Europeo Austral denuncia que un megaproyecto industrial amenaza al Observatorio Paranal de Chile, el más oscuro del mundo

En una nota de prensa, el Observatorio Europeo Austral (ESO por sus siglas en inglés) alerta de que un inmenso complejo industrial amenaza los cielos del Observatorio Paranal en el desierto de Atacama (Chile). Según ESO, el pasado 24 de diciembre, AES Andes, subsidiaria de la empresa eléctrica estadounidense AES Corporation, presentó para la evaluación de su impacto ambiental el proyecto de un enorme complejo industrial que se ubicaría a entre 5 y 11 kilómetros de los telescopios de Paranal. Este observatorio astronómico, el más oscuro del mundo, ha dado lugar a importantes avances, como la primera imagen de un exoplaneta o la confirmación de la expansión acelerada del universo. 

10/01/2025 - 00:01 CET
Observatorio Paranal

En el Observatorio Paranal de ESO se ubica el Very Large Telescope (VLT). De pie, en lo alto de una plataforma en el VLT está el fotógrafo Petr Horálek, como si tocara al gigante gaseoso Júpiter. Crédito: ESO/P. Horálek.

Reacciones

David Galadí - ESO observatorio

David Galadí-Enríquez

Profesor del departamento de Física de la Universidad de Córdoba

Science Media Centre España

¿Cómo afecta un complejo industrial de este tipo a la contaminación lumínica?  

“Todas las fuentes de luz artificial de noche generan contaminación lumínica y es conocido que las instalaciones de tipo industrial son especialmente perjudiciales por el tipo de luminarias que incorporan, en teoría por motivos de ‘seguridad’. Una instalación como la que se anuncia tendría, sin duda, un gran impacto en su entorno en términos de contaminación lumínica”. 

¿Qué importancia tiene el Observatorio Paranal para la investigación astrofísica mundial? 

“El Observatorio de Cerro Paranal es, a día de hoy, el más importante del mundo. Aunque haya unos pocos telescopios mayores, no hay ningún observatorio que incluya cuatro de ocho metros, con la calidad tecnológica, la instrumentación puntera y la calidad del cielo de Paranal. El vecino Cerro Armazones acogerá pronto el Telescopio Europeo Extremadamente Grande y también se verá afectado por esta instalación industrial”. 

¿Estamos ante un hecho aislado? 

“No. Es un caso grave por el tamaño de la instalación industrial y por la calidad realmente única del observatorio al que va a afectar, pero la oscuridad natural de la noche está degradándose con gran velocidad en todo el mundo, con todo lo que ello implica de pérdida cultural, científica y patrimonial, pero también de perturbación de ecosistemas y de la vida natural”. 

No declara conflicto de interés
ES

Alejandro Sánchez - ESO observatorio

Alejandro Sánchez de Miguel

Investigador en el grupo de Astrofísica Instrumental y Extragaláctica de la Universidad Complutense de Madrid y líder del proyecto de ciencia ciudadana Cities at Night

Science Media Centre España

El estudio recientemente publicado sobre contaminación lumínica en Chile, elaborado por algunos de los mayores expertos a nivel mundial en modelización, ofrece en principio las máximas garantías científicas. Los datos que presenta confirman una preocupación creciente: en Chile, la contaminación lumínica ha aumentado de manera significativa en la última década. Esto ya lo documentamos en el estudio que organizamos desde la Universidad Complutense de Madrid y esta tendencia sigue consolidándose.  

Uno de los principales problemas de la legislación chilena, al menos en su versión más conocida, es que no contempla adecuadamente el impacto acumulado de distintas instalaciones en un área, lo que introduce un factor de riesgo para la preservación de los cielos oscuros. Esto es especialmente relevante en proyectos de gran escala como este, que se ubican cerca de áreas prácticamente impolutas. Estas zonas, hasta ahora, presentan niveles mínimos de contaminación lumínica, limitados principalmente a la línea del horizonte.  

Sin embargo, la construcción de un megaproyecto a tan solo 5 o 10 kilómetros podría tener impactos significativos. No solo aumentaría la contaminación lumínica directa por la emisión de luz, sino que también contribuiría a un incremento del polvo en la atmósfera, agravando la dispersión de la luz y afectando la calidad del cielo nocturno. Esto representa un riesgo considerable para la preservación de uno de los recursos naturales más valiosos de Chile: sus cielos oscuros, que son referencia mundial para la astronomía y la ciencia. 

Es fundamental que cualquier proyecto de esta naturaleza considere de manera rigurosa tanto los impactos directos como los acumulativos en el entorno. Los cielos oscuros de Chile no solo son patrimonio científico, sino también cultural y natural, y su preservación debe ser una prioridad internacional. 

Los telescopios de Cerro Paranal son la principal ventana del universo del hemisferio sur y muy cerca se está construyendo, en el Cerro Armazones, el nuevo telescopio muy grande, el ELT. Afectar la calidad de la observación astronómica en esas áreas es dañar de manera importante las capacidades del ser humano para realizar ciencia a largo plazo. Hay que pensar que si la luz está funcionando constantemente es un precedente muy malo. Lo que es la luz en sí misma afectaría y supondría un aumento del coste de operación del observatorio, pero no me parece tan grave como la cantidad de polvo que pueda dispersar. El polvo amplifica la contaminación lumínica no solamente de este sitio sino de cualquier otro sitio circundante.  

Conflictos de interés: “Soy asesor de la Oficina de Calidad del Cielo del Instituto de Astrofísica de Andalucía. También soy director científico de la Fundación Stars for All y director científico de la consultoría SafeStars Consulting, además de ser representante en España de la Dark Sky International y miembro de la Junta Directiva de CEL FOSC”. 

ES

Jorge Hernández - ESO observatorio

Jorge Hernández Bernal

Astrofísico de la Universidad de Sorbona, CNRS, París

Science Media Centre España

Aplaudo que el ESO (European Southern Observatory) llame nuestra atención sobre el impacto de este megaproyecto energético de producción de hidrógeno y amoniaco. Esta situación no es única, los megaproyectos asociados a un modelo de transición ecológica técnicamente dudoso y socialmente injusto se extienden por todo el mundo. Por coherencia con lo que sabemos de la amenaza civilizatoria que supone la crisis ecológica y de recursos, y como empleados públicos que se deben al bienestar de la ciudadanía global, desde la comunidad científica deberíamos cuestionar con más frecuencia este tipo de megaproyectos. 

El impacto sobre las instalaciones de ESO es particularmente relevante en este proyecto. Esto va a generar mucha atención fuera de Chile y en la comunidad astronómica global, ya que Cerro Paranal es una referencia indiscutible para la astronomía moderna, y el que será el telescopio óptico más grande del mundo está también en construcción en esta zona. La inversión de ESO que se ve comprometida se estima en 6 mil millones de dólares, en comparación la inversión prevista por AES (corporación estadounidense que ya ha sido sancionada en Chile por su impacto ambiental) en su megaproyecto es de 10 mil millones de dólares. Son cifras comparables y parece esperable que las autoridades locales cuanto menos escuchen a ESO. Los dos actores proceden de países del Norte global y es esperable que la diplomacia también juegue un papel en lo que finalmente suceda, de ahí la importancia de que en Europa hablemos de esta situación.   

Sin embargo, este tipo de proyectos están en cuestión por todo el mundo por muchos otros motivos. La transición energética basada únicamente en el reemplazo de combustibles fósiles por energías renovables eléctricas es globalmente inviable con los recursos y tecnologías disponibles a día de hoy, y la solución más razonable parece racionalizar la economía: reduciendo fuertemente el consumo de energía y recursos mientras se disminuye la desigualdad global atendiendo a criterios de justicia social. 

Pero, lejos de planear un decrecimiento controlado, las grandes economías mundiales se han embarcado en una competición alejada de criterios científicos y derechos humanos, e intentan competir por unos recursos materiales y energéticos que sabemos con certeza que son insuficientes para mantener el nivel de derroche actual. Hay que recordar que el 10% más rico de la población mundial es responsable de aproximadamente la mitad de las emisiones que causan el cambio climático. Y el 1% más rico contamina más que el 60% más pobre.   

América latina está en el foco de esta nueva corriente extractivista por sus abundantes reservas de minerales necesarios para esta dudosa transición energética, y en este caso por la abundancia de energía solar en latitudes bajas. La oposición civil a este tipo de proyectos es común en todo el continente, pero recibe una atención limitada. En este caso el proyecto de AES está orientado a la producción de hidrógeno y amoniaco que se usaría para consumo local y para exportación. El hidrógeno es un vector energético conocido por su eficiencia limitada, y no son pocas las voces en la comunidad científica que están llamado a la cautela ante las altas expectativas que se han puesto en esta tecnología.   

Creo que no debería tratarse simplemente de desplazar este megaproyecto a otra ubicación, sino de cuestionarse, para empezar, si este proyecto es necesario, y si lo es, cómo, dónde y por quién debería ponerse en marcha. El conflicto de los observatorios de Hawái con las comunidades locales de Mauna Kea ha generado mucha sensibilidad en la comunidad astronómica, y esta sensibilidad debería llevarnos a pensar en cómo articular nuestra crítica a este proyecto en colaboración con las comunidades locales, con perspectiva decolonial y justicia climática.

Declara no tener conflicto de interés
ES

Romano Corradi - ESO observatorio

Romano Corradi

Director del Gran Telescopio Canarias (GTC) 

Science Media Centre España

Comparto completamente la preocupación de ESO sobre el desarrollo de un proyecto industrial masivo tan cerca del Observatorio Paranal en Chile. Aunque no tenga los detalles de los posibles efectos, parece obvio que un complejo tan grande afectaría con su contaminación lumínica de forma muy negativa, una de las calidades más importantes del sito, que es la oscuridad del cielo nocturno que permite observar los objetos más débiles del universo.  

En el Cerro Paranal están los que considero que son los telescopios tecnológicamente más avanzados actualmente en operación, donde se hacen algunos de los descubrimientos más importante en el campo de la astrofísica, y que son el recurso principal para la astronomía observacional de Europa. Es probable que la construcción del complejo industrial en su cercanía produzca un daño irreparable a la calidad de la ciencia que se puede hacer en este observatorio. 

En general, sabemos que no quedan muchos sitios en el mundo con la oscuridad y las otras condiciones climáticas necesarias para hacer ciencia puntera en el campo de la astrofísica observacional. La contaminación lumínica es un efecto global y es, por tanto, primordial proteger sitios tan importantes como Paranal, así como los de los otros grandes observatorios. 

En España hemos sido pioneros en la defensa de los cielos oscuros, con la primera ley de protección del cielo en el mundo. Esta ley nos da cierta protección legal pero no nos permite bajar la guardia y, por tanto, hacemos un seguimiento constante de la evolución de la iluminación artificial nocturna en exteriores. Pero en otros sitios del mundo la legislación no existe o no es tan estricta. Es una amenaza recurrente, como parece ahora ocurrir en Paranal, y por esto son muy importantes iniciativas como la de la Fundación Starlight de Canarias, promotora de la protección del cielo nocturno en España y muy reconocida a nivel internacional, de crear un nuevo Objetivo de Desarrollo Sostenible para la Calidad del cielo y acceso a la luz de las estrellas (ODS, Objetivo de Desarrollo Sostenible nº18).  

No declara conflicto de interés
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