Una investigación ha identificado en la microbiota intestinal de menores 31 marcadores biológicos asociados con el trastorno del espectro autista (TEA) y que podrían tener valor diagnóstico. La microbiota intestinal incluye bacterias, virus, hongos y arqueas. El equipo reprodujo los resultados, publicados en Nature Microbiology, en tres cohortes y analizó muestras fecales de más de 1.600 niños y niños en total, con y sin TEA, en China.
Ruth Ann - microbiota TEA
Ruth Ann Luna
Directora de Metagenómica Médica del Centro del Microbioma del Texas Children's Hospital y profesora asociada del Baylor College of Medicine (EE. UU.)
Este tipo de estudio exhaustivo con cohortes de control adecuadas y variadas es muy necesario para continuar estudiando en profundidad el eje intestino-cerebro en el trastorno del espectro autista (TEA). La inclusión de otras poblaciones neurodiversas, así como de tres cohortes separadas de TEA, contribuye claramente a la solidez de este estudio global.
La inclusión de la dieta, de los perfiles de síntomas gastrointestinales y del historial de medicación es crucial, y la única pieza que falta es un perfil conductual exhaustivo, que es especialmente importante a medida que comenzamos a evaluar cómo muchos de estos hallazgos se aplican específicamente a individuos con TEA severo o profundo.
Toni Gabaldón - microbiota TEA
Toni Gabaldón
Profesor de investigación ICREA y jefe del grupo de Genómica Comparada del Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona) y del Barcelona Supercomputing Centre (BSC-CNS)
El estudio usa una metodología apropiada y datos de calidad. Es de resaltar el alto número de muestras y su buena caracterización en cuanto a factores de dieta y estilo de vida, que son factores que influyen en gran medida en el microbioma intestinal. También hacen el esfuerzo de reclutar cohortes complementarias y reanalizar datos públicos para ver la solidez de sus resultados.
Que los niños con espectro de autismo tienen una microbiota intestinal diferente se conocía hace tiempo, pero la mayor parte de estudios se basa en el análisis del componente de bacterias y a nivel de composición taxonómica. Usando metodologías de shotgun, donde se secuencia todo el ADN de la muestra y no solo genes marcadores, este estudio da una visión más completa, observando cambios en arqueas, hongos y virus, y aportando una visión de potenciales cambios metabólicos asociados a los cambios en microbiota. También tiene un foco muy particular en el descubrimiento de biomarcadores y propone un panel de 31 especies que discriminan bastante bien.
Como siempre hay que recordar que estudios de correlaciones se tienen que confirmar con estudios más dirigidos para determinar si se puede establecer alguna relación de causa-efecto. El estudio encuentra algunas rutas metabólicas implicadas en síntesis de neurotransmisores, lo cual establece una hipótesis interesante sobre una posible relación funcional, que debería establecerse en futuros estudios. Los predictores computacionales entrenados en datos deben contrastarse en otras situaciones y con nuevos conjuntos de datos, ya que suelen funcionar muy bien en contextos similares a los que fueron entrenados, pero pueden fallar en otras situaciones.
El diagnóstico actual se hace en base a patrones de comportamiento que aparecen con el tiempo; el adoptar biomarcadores tempranos que pudiesen ayudar a detectar el autismo antes podría facilitar el inicio de terapias más tempranas. Si hay cambios metabólicos que influyen en la progresión de los síntomas y pudieran compensarse mediante dietas o uso de probióticos, la modulación de la microbiota se abriría como una puerta para nuevos tratamientos que mejoren algunos aspectos.
Mireia Vallès - microbiota TEA
Mireia Vallès-Colomer
Jefa de del Grupo de Investigación del Microbioma del departamento de Medicina y Ciencias de la Vida de la Universidad Pompeu Fabra
Siew Ng y sus colaboradores han llevado a cabo el mayor estudio hasta la fecha sobre la composición del microbioma intestinal en pacientes con trastorno del espectro autista. Esta área ha sido objeto de considerable debate, ya que estudios previos comparando la composición del microbioma en niños y niñas con autismo frente a grupos de control habían encontrado alteraciones pero estas variaban entre estudios. En 2021, se publicó un artículo que sugería que las alteraciones observadas en estudios anteriores eran consecuencia de la dieta y no una característica intrínseca del autismo. Esto resulta plausible, ya que los niños y niñas con autismo a menudo presentan conductas de rechazo o evitación de ciertos alimentos, lo cual puede llevar a una dieta más restrictiva. Sin embargo, se detectaron errores en el artículo y se publicó una corrección en enero de este año, aunque parece que no modifica la conclusión general.
El estudio de Siew Ng confirma que la dieta explica parte de las alteraciones del microbioma, pero incluso después de controlar este factor, se siguen detectando diferencias. Para ello, han analizado nuevas muestras y reanalizado los datos de estudios anteriores. Además, no se limitaron a examinar la composición de la fracción bacteriana del microbioma (como hacen muchos estudios), sino que también analizaron arqueas, virus y hongos. Aunque la metodología presenta algunos puntos debatibles, los datos están disponibles públicamente, lo que permitirá a otros equipos verificar si llegan a las mismas conclusiones.
- Artículo de investigación
- Revisado por pares
- Humanos
Qi Su et al.
- Artículo de investigación
- Revisado por pares
- Humanos