Un equipo internacional ha hecho una revisión de estudios y un metaanálisis acerca de la seguridad cardiovascular de los fármacos empleados para tratar el TDAH –trastorno por déficit de atención e hiperactividad–. Sus conclusiones son que la mayoría de ellos, y no solo los estimulantes, afectan al pulso y a la tensión arterial. Según los autores, que publican los resultados en la revista The Lancet Psychiatry, aunque los cambios son leves, “los profesionales deberían controlar la presión arterial y el pulso en pacientes con TDAH tratados con cualquier intervención farmacológica”.

Pedro Manuel Ruiz Lázaro - TA TDAH
Pedro Manuel Ruiz Lázaro
Jefe de la sección de Psiquiatría Infanto-Juvenil en el Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza
Un metaanálisis y revisión sistemática publicado en una revista científica con revisión por pares es garantía de buena calidad.
Otro asunto es si aporta algo novedoso, ya que en este tema se limita a confirmar estudios anteriores y no cambia nada en el conocimiento acerca de los efectos cardiovasculares de estimulantes y no estimulantes utilizados en el tratamiento farmacológico del TDAH. Que los estimulantes y noradrenérgicos suben las cifras y la guanfacina las baja a corto plazo es lo sabido y esperable.
Confirma hallazgos previos, no aporta nada especialmente relevante. La seguridad cardiovascular de estos fármacos no debe ponerse en cuestión: su uso no incrementa la mortalidad, incluso la disminuye. Hay pequeños efectos a corto plazo sin repercusión clínica. Hay que incrementar estudios a largo plazo.
No termino de ver la necesidad de control de la tensión arterial y el pulso de forma generalizada y rutinaria en consulta durante el seguimiento cuando las modificaciones son pequeñas y sin relevancia clínica, salvo en casos excepcionales. Sí la necesidad de recoger la historia personal o familiar de enfermedad cardiovascular y valorar el riesgo individual.
[En cuanto a posibles limitaciones] Las reseña el artículo:
- Es posible que personas con historia personal o familiar de enfermedad cardiovascular tengan mayores incrementos de tensión arterial con medicaciones para el TDAH.
- La mayoría de estudios están financiados por la industria farmacéutica.
Alberto Ortiz Lobo - TDAH cardio
Alberto Ortiz Lobo
Doctor en Medicina y psiquiatra del Hospital de Día Carlos III - Hospital Universitario La Paz (Madrid)
Se trata de una exhaustiva revisión de los efectos adversos cardiovasculares (y no de otros daños) que provocan los fármacos que se emplean como tratamiento del TDAH y que pone de manifiesto varias cuestiones importantes.
La primera es que las investigaciones revisadas se han realizado a corto plazo, es decir, conocemos los perjuicios que provocan estos medicamentos en un margen alrededor de siete semanas, cuando en el tratamiento habitual se prescriben durante años, a veces, gran parte de la vida de las personas.
La segunda es que los estudios no se centran en la evaluación de los efectos adversos de estos fármacos sino en su posible eficacia, por lo que únicamente miden los incrementos en la tensión arterial y el ritmo cardiaco, pero no sabemos de su impacto en la conducción cardiaca evaluada a través de los electrocardiogramas, por ejemplo.
La tercera cuestión es que todos los medicamentos evaluados, y no solo los estimulantes, incrementan los parámetros hemodinámicos, con el riesgo para la salud que puede conllevar para muchos pacientes.
La revisión es pertinente porque el diagnóstico de TDAH se está incrementando dramáticamente en los últimos años, principalmente en niños, pero también en adultos. La única perspectiva que se ofrece de este problema es cerebral, sin considerar los condicionantes ambientales que influyen en que actualmente sea un diagnóstico de moda. Dentro de este entendimiento individual y biomédico de los problemas, propio de nuestra cultura occidental actual, se valora mucho el éxito y la competitividad académica y laboral, de manera que un desempeño más bajo o que no se ajusta adecuadamente a las normas sociales actuales puede interpretarse como resultado de un trastorno neuronal.
El extraordinario incremento de la prescripción de estos medicamentos con efectos secundarios cardiovasculares, que está siendo tan rentable para las compañías farmacéuticas, debería cuestionarnos la ligereza en el diagnóstico del TDAH y abrir el foco al contexto social, cultural, familiar y académico que está propiciando este fenómeno.
Manuel Antonio Fernández - TA TDAH
Manuel Antonio Fernández
Neuropediatra, director del Instituto Andaluz de Neurología Pediátrica (INANP) y coordinador del Grupo de Trabajo de TDAH y trastornos del neurodesarrollo de la Sociedad Española de Neurología Pediátrica (SENEP)
Es un metaanálisis que parece bien diseñado. La información que aporta, aunque no es muy concreta, coincide con lo que sabemos hasta la fecha y vemos en la práctica clínica habitual.
Los fármacos para el TDAH han sido siempre bastante denostados y han tenido bastante mala fama, especialmente los estimulantes.
Hay quien ha pretendido presentarlos como una suerte de droga o dopaje para que los niños mejoren sus notas en la escuela o estén más tranquilos y molesten menos, con la banalización del TDAH que ello conlleva. Por otro lado, hay quien los ha atacado aduciendo una serie de efectos adversos de alto peligro para la integridad física y mental de los niños que los toman. Nada más lejos de la realidad.
Independientemente de los efectos beneficiosos para regular los procesos de autocontrol en las diferentes áreas de la vida diaria, que son muy a tener en cuenta para poder desarrollar una vida normal, los efectos adversos de estos fármacos se caracterizan por ser escasos, y los que aparecen, generalmente transitorios y de baja intensidad. Hay una frase que describe muy bien lo referido en este estudio al referirnos a los efectos cardiovasculares de los fármacos para el TDAH. Son estadísticamente significativos, pero clínicamente irrelevante en personas sanas. Conclusión, no hay ningún motivo para rechazar su uso debido a ellos.
[En cuanto a posibles limitaciones] No son muy relevantes, pero sí es cierto que se limita a decir que los efectos sobre la frecuencia cardiaca y la tensión arterial son leves. Hay estudios que cifran este nivel en un 10 % aproximadamente, lo que, como decía antes, es estadísticamente significativo, pero clínicamente irrelevante en personas sanas.
- Artículo de investigación
- Revisión
- Revisado por pares
- Metaanálisis
- Humanos
Farhat et al.
- Artículo de investigación
- Revisión
- Revisado por pares
- Metaanálisis
- Humanos