Un equipo de investigadores ha descrito cinco casos de personas que, en Reino Unido, desarrollaron un cuadro de demencia similar a la de alzhéimer tras recibir un tratamiento en su infancia con hormona de crecimiento procedente de cadáveres. El tratamiento se administró hace entre 60 y 40 años. Este hecho sugiere que la enfermedad podría ser transmitida. Sin embargo, los autores aclaran que es un suceso muy poco frecuente y que se pudo producir por exposiciones repetidas a un tipo de hormona que ya no se utiliza. Los resultados se publican en la revista Nature Medicine.
Ferrer - Alzheimer gh
Isidre Ferrer
Neuropatólogo y profesor emérito de la Universidad de Barcelona
El estudio está llevado a cabo por un grupo de expertos de enfermedades priónicas y otras enfermedades neurodegenerativas del Reino Unido, en base al seguimiento de pacientes que recibieron tratamiento con hormona de crecimiento obtenida de cadáveres humanos de acuerdo con los procedimientos adecuados para la época. Los tratamientos con hormona de crecimiento cadavérica hace años que han sido sustituidos por hormona de crecimiento de síntesis. De modo que el estudio se basa en series históricas de pacientes no repetibles.
El estudio es una manifestación de un seguimiento científico riguroso de personas expuestas a un tratamiento cuyas complicaciones a largo plazo no eran previsibles en el tiempo en que fueron realizados los tratamientos. La alarma inicial, descubierta ya hace varios años, fue la observación de desarrollo de una enfermedad priónica transmitida en pacientes que habían recibido hormona de crecimiento de origen cadavérico. Unos doscientos casos se describieron en todo el mundo. Dado que, en algún caso, se observó también la presencia de amiloide, una proteína acumulada en el cerebro en la enfermedad de Alzheimer, el presente estudio se centró en el análisis sistemático de pacientes que habían recibido hormona de crecimiento cadavérica, con el objetivo de ver si podían haber desarrollado enfermedad de Alzheimer transmitida como consecuencia del tratamiento.
El trabajo es riguroso, aunque limitado por la complejidad de la muestra. De los ocho casos descritos, solo dos tienen estudio de autopsia que verifica la presencia de cambios neuropatológicos de tipo alzhéimer. El diagnóstico en los otros casos se basa en la positividad de biomarcadores en vida. Aun en estas condiciones, los cambios cerebrales revelados por la autopsia no son iguales a los que existen en la enfermedad de Alzheimer, aunque sí son muy semejantes.
Distintos estudios experimentales han mostrado la transmisión de patología amiloide y de patología tau (las dos proteínas esenciales para el diagnóstico de enfermedad de Alzheimer) en modelos animales después de la inoculación intracerebral (y ocasionalmente por otras vías) de muestras enriquecidas en amiloide o en proteína tau. Estos experimentos son útiles para mostrar que tau puede pasar de una neurona a otra en condiciones fisiológicas y que tau anormal también puede transmitirse de una neurona a otra produciendo patología en la neurona receptora.
La novedad del trabajo es mostrar que la inoculación por vía periférica de material supuestamente afectado de enfermedad de Alzheimer puede dar lugar a la aparición de cambios semejantes a los de la enfermedad de Alzheimer, incluso con deterioro cognitivo, en una proporción desconocida pero pequeña de pacientes que precisaron de este tratamiento muchos años atrás.
Este trabajo, entre otros con resultados preliminares parecidos, permite preguntarse si puede existir una enfermedad de Alzheimer transmitida, además de las formas esporádicas y familiares bien conocidas.
Las limitaciones ya se han mencionado; se trata de una serie de pacientes no repetibles, ya que los tratamientos con hormona de crecimiento de origen cadavérico hace años que no se hacen. Existe la posibilidad de que puedan aparecer casos históricos, pero esta forma de transmisión, aunque remota, tiene la tendencia irremediable a extinguirse.
Como se advierte en el mismo trabajo, en absoluto alarmista, se indica que no hay ninguna evidencia de que exista alguna enfermedad de Alzheimer transmisible o contagiosa fuera de la serie mencionada y análogas.
Finalmente, los cambios cerebrales en pacientes que tuvieron tratamiento con hormona de crecimiento de origen cadavérico son compartidos con los que se encuentran en la enfermedad de Alzheimer; sin embargo, puede especularse si se trata realmente de enfermedad de Alzheimer transmitida o de una forma de enfermedad neurodegenerativa con depósitos de amiloide y depósitos de tau, única y distinta de la enfermedad de Alzheimer en sus formas esporádica y familiar.
El trabajo publicado insiste en la necesidad de nuevos estudios científicos para conocer mejor cuales son los mecanismos que intervienen en la enfermedad de Alzheimer y en otras enfermedades neurodegenerativas del adulto.
Tara - alzheimer
Tara Spires-Jones
Presidenta de la Asociación Británica de Neurociencia, directora del Centro para el Descubrimiento de las Ciencias del Cerebro de la Universidad de Edimburgo y jefa de Grupo del Instituto de Investigación de la Demencia del Reino Unido en Edimburgo (Reino Unido)
Este estudio analizó si las personas pueden desarrollar la enfermedad de Alzheimer como consecuencia de un tratamiento con hormona del crecimiento que ya no se utiliza. Como mencionan los autores de este estudio, no hay indicios de que la patología del alzhéimer pueda transmitirse entre individuos en actividades de la vida cotidiana. Tampoco hay pruebas que hagan temer que los procedimientos quirúrgicos actuales conlleven algún riesgo de transmisión de la enfermedad de Alzheimer. El presente trabajo es una descripción de ocho personas que recibieron durante varios años inyecciones de hormona del crecimiento extraída de cadáveres humanos durante la infancia, cinco de las cuales desarrollaron demencia 30-40 años después.
Los científicos atribuyen estos síntomas a una posible transmisión de la patología amiloide relacionada con el alzhéimer a partir de la hormona del crecimiento que inició la agregación de este amiloide en los cerebros de estas personas. Aunque esto es posible según este artículo y sus datos anteriores, no es algo que deba preocupar a la gente, ya que ese tipo de tratamiento con hormona del crecimiento ya no se utiliza e incluso en personas tratadas con esa hormona del crecimiento este resultado es muy raro.
Además, no es posible saber con seguridad si estas personas desarrollaron demencia debido a su tratamiento con la hormona del crecimiento por varias razones: este estudio solo analizó a ocho personas (un tamaño de muestra muy pequeño), varias de las personas también tenían otros riesgos de demencia como discapacidad intelectual (en dos casos) o [una variante en] un gen que aumenta sustancialmente el riesgo de alzhéimer (un caso), y la patología mostrada en el artículo para las personas que donaron tejido cerebral posmortem es mucho más leve que la que se encuentra en las personas que murieron de la enfermedad de Alzheimer.
Doig - alzheimer
Andrew Doig
Catedrático de Bioquímica y director del Programa de Bioquímica de la Universidad de Manchester (Reino Unido)
¿Refleja el comunicado de prensa fielmente el contenido del artículo científico?
“En general, sí. Sin embargo, estas conclusiones finales, basadas en el resumen, son muy especulativas: "No obstante, señalan que el reconocimiento de la transmisión de beta-amiloide subraya la necesidad de revisar las medidas para prevenir la transmisión accidental a través de otros tratamientos y procedimientos médicos. Estos hallazgos podrían tener implicaciones para los procesos que impulsan otros tipos de enfermedad de Alzheimer y podrían aportar ideas sobre estrategias terapéuticas, concluyen”.
No hay pruebas de que el modo de transmisión de la enfermedad presentado aquí se haya producido nunca en otros lugares. Ya tenemos mucho cuidado con la transmisión de tejido cerebral entre personas, debido al riesgo, pequeño pero real, de transmitir priones que podrían causar la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob.
Hay pruebas de que los agregados de beta-amiloide pueden viajar a través de las sinapsis del cerebro, propagando la demencia. Este trabajo refuerza esta idea. Queda por ver si el trabajo tiene implicaciones para las estrategias terapéuticas. El artículo especula con la posibilidad de que existan diferentes cepas de beta-amiloide, resultantes de diferentes estructuras de agregados, pero no presenta pruebas directas de ello”.
¿Se trata de una investigación de calidad? ¿Están las conclusiones respaldadas por datos sólidos?
“Sí, el trabajo es exhaustivo y está cuidadosamente realizado. Como ya se ha comentado, la discusión sobre la necesidad de nuevos procedimientos, la existencia de cepas y las implicaciones para las terapias son especulativas y carecen de pruebas. Por lo demás, las conclusiones son razonables, pero hay que tener en cuenta que solo se consideran ocho pacientes”.
¿Cómo encaja este trabajo con las evidencias existentes?
“Trabajos anteriores han demostrado que los agregados de beta-amiloide podían transmitirse a los humanos junto con la hormona de crecimiento humana, aunque no sabíamos si tenían algún efecto. Este nuevo trabajo sugiere por primera vez que estos agregados pueden efectivamente causar una enfermedad parecida al alzhéimer”.
¿Han tenido en cuenta los autores los factores de confusión? ¿Existen limitaciones importantes que deban tenerse en cuenta?
“Es bien sabido que el alzhéimer de aparición temprana puede estar causado por mutaciones en los genes PSEN1, PSEN2 o APP. Este no parece ser el caso aquí. Otras posibles explicaciones de los síntomas del alzhéimer son la discapacidad intelectual de los pacientes, otras enfermedades relacionadas, la deficiencia de la hormona del crecimiento o los efectos de la radioterapia. Todas fueron descartadas, dejando la transmisión del alzhéimer por el tratamiento con la hormona del crecimiento como la mejor explicación para los síntomas de la enfermedad. Sin embargo, hay que ser cautelosos, ya que solo se tienen en cuenta ocho pacientes y algunos datos sobre ellos están incompletos, como los genéticos.
Sin embargo, es importante subrayar que estos síntomas parecen haber surgido de un procedimiento médico que se utilizó por última vez en 1982”.
¿Cuáles son las implicaciones en el mundo real? ¿Hay un exceso de especulación?
“Aunque el nuevo tipo de alzhéimer del que se informa aquí es de gran interés científico, ya que revela una nueva forma de propagación de la enfermedad, no hay razón para temerlo, ya que la forma en que se causaba la enfermedad se detuvo hace más de 40 años. La transmisión de la enfermedad de cerebro humano a cerebro de esta forma no debería volver a producirse”.
“Soy director, fundador y consultor de PharmaKure, que trabaja en nuevos diagnósticos y terapias para la enfermedad de Alzheimer. No tengo ningún conflicto de intereses directo con esta investigación”.
Bart - Alzheimer
Bart De Strooper
Jefe de grupo del Instituto de Investigación de la Demencia del Reino Unido en el University College London (Reino Unido)
Se trata de un estudio muy interesante que aporta más información sobre el riesgo de una forma transmisible de beta amiloide, una proteína implicada en la angiopatía amiloide cerebral y la enfermedad de Alzheimer.
Como señalan los autores, según las pruebas actuales, el riesgo de adquirir una forma transmisible de amiloide es muy bajo. Nadie debería reconsiderar o renunciar a ningún procedimiento médico, especialmente a la transfusión de sangre o la neurocirugía, que salvan muchas vidas en todo el mundo cada año.
Sin embargo, siempre es importante que sigamos revisando y analizando las pruebas cuando se trata de la salud pública. En una correspondencia anterior en la que participaron varios expertos en la materia, pedimos una mayor vigilancia y un seguimiento a largo plazo, sobre todo después de procedimientos en etapas tempranas de la vida en los que intervienen fluidos o tejidos humanos. Las medidas prácticas recomendadas incluyen la realización de estudios epidemiológicos más amplios, la investigación continua del riesgo utilizando modelos animales y el desarrollo de pruebas sensibles de bajo coste y alto rendimiento para la beta amiloide y otras proteínas con el fin de facilitar la esterilización preventiva de, por ejemplo, los instrumentos neuroquirúrgicos.
- Artículo de investigación
- Revisado por pares
- Estudio observacional
- Humanos
Banerjee et al.
- Artículo de investigación
- Revisado por pares
- Estudio observacional
- Humanos