El estudio de 10.000 necropsias de animales marinos revela que un tercio de las aves y casi la mitad de las tortugas habían ingerido macroplásticos
Según un estudio que reúne datos de 10.000 necropsias de animales marinos, un 35 % de las aves, un 12 % de los mamíferos, y un 47 % de las tortugas examinadas habían ingerido macroplásticos, causando la muerte en el 1,6 %, 0,7 %, y 4,4 % de estos animales, respectivamente. Los tipos de plástico que representan el mayor riesgo son el caucho para las aves, los plásticos blandos y desechos de pesca para los mamíferos, y los plásticos duros y blandos para las tortugas marinas, concluye este estudio publicado en PNAS.
Carmen Morales - plásticos necropsias
Carmen Morales
Profesora contratada en la Universidad de Cádiz, investigadora en el Instituto de Investigación Marina (INMAR) y de la Scientists Coalition for an Effective Plastics Treaty
Este estudio utiliza un enfoque de revisión de datos y modelización para estimar el riesgo de mortalidad en distintas especies en función de la cantidad de plásticos presentes en su tracto digestivo. Se trata de una aproximación metodológicamente sólida para abordar una parte muy concreta del problema: la probabilidad de que la ingestión de determinados tipos de plásticos se traduzca en efectos letales. Este tipo de modelos resulta especialmente relevante dado el desafío ético y logístico que supone experimentar con fauna marina, y aporta una herramienta útil para avanzar sin causar daño adicional.
El trabajo reconoce la gran complejidad de evaluar los impactos biológicos del plástico, que incluyen dimensiones físicas, químicas y ecológicas, y se centra en un parámetro muy específico: la ingestión de fragmentos relativamente grandes (>5 mm). Esta elección metodológica favorece la homogeneidad y comparabilidad de datos, pero implica una limitación importante: deja fuera las partículas más pequeñas, que son omnipresentes y cuya ingestión ocurre en tortugas, cetáceos, aves y peces. En la mayoría de los casos, esos fragmentos pequeños pueden ser más frecuentes que los grandes, por lo que es probable que el riesgo real esté infraestimado.
El estudio aporta un mensaje clave y muy valioso: no todos los plásticos son igual de peligrosos. La probabilidad de daño depende del tipo de material, el tamaño y la forma del objeto ingerido y del tamaño del propio animal. La investigación también destaca la dificultad en cuantificar con precisión las concentraciones y tipos de plástico presentes en el medio. Esto refuerza la necesidad de monitorear las basuras marinas y microplásticos que generen datos sólidos para alimentar este tipo de modelos.
En el contexto español, este trabajo tiene una relevancia directa. Muchas especies afectadas son comunes en nuestras aguas y muestran interacciones frecuentes con desechos plásticos. El estudio subraya la urgencia de combinar datos de ingesta con información sobre distribución de basuras, rutas migratorias y usos del espacio marino, lo que permitiría avanzar hacia evaluaciones de riesgo más completas y adaptadas a diferentes regiones.
La principal recomendación que se desprende de este y otros trabajos recientes es clara: la gestión del problema debe abordarse desde el origen. En este sentido, la evidencia científica acumulada, incluyendo la que aporta este estudio, refuerza la importancia de un Tratado Global sobre plásticos que sea ambicioso y vinculante, que contemple todas las dimensiones del problema y que priorice la protección de la salud humana y de los ecosistemas marinos.
- Artículo de investigación
- Revisado por pares
Erin L. Murphy et al.
- Artículo de investigación
- Revisado por pares