El trasplante de microbiota fecal se puede administrar por cápsulas orales, colonoscopia o enema rectal, entre otras vías. Dos metaanálisis evalúan sus beneficios y efectos secundarios para tratar dos tipos de enfermedad. El primero se enfoca en infecciones recurrentes con Clostridioides difficile, una bacteria que puede causar diarreas muy graves; incluye seis estudios en Europa y América del Norte con 320 adultos y concluye que en personas immunocompetentes el trasplante fecal es más eficaz que los antibióticos. El segundo se centra en enfermedades del intestino irritable, como la colitis ulcerativa y la enfermedad de Crohn; incluye 12 estudios con 550 participantes y tiene resultados menos claros.
Trasplante microbiota - Toni Gabaldón
Toni Gabaldón
Profesor de investigación ICREA y jefe del grupo de Genómica Comparada del Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona) y del Barcelona Supercomputing Centre (BSC-CNS)
Estos trabajos presentan un metaanálisis de varios estudios sobre la eficacia y seguridad del trasplante de microbiota fecal en dos indicaciones: infección por Clostridium difficile y enfermedades del intestino irritable (que incluye colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn). La metodología es la correcta para un metaanálisis, que considera datos de varios estudios diferentes. Aun sumando todos los estudios considerados, el tamaño muestral es moderado (500-600 personas) considerando que los casos de estudio no son homogéneos; por lo tanto, es necesaria más investigación.
En el primer caso (C. difficile), se observa que el trasplante fecal conduce a una mayor remisión de síntomas que con tratamientos alternativos (antibióticos), al menos en individuos inmunocompetentes. En el segundo caso, los resultados son más inciertos y se sugiere que puede haber un efecto positivo en colitis ulcerosa, sin que la evidencia se considere probada. En ambos casos, el estudio de los posibles efectos adversos —sobre todo en individuos inmunodeprimidos— necesitaría un seguimiento más prolongado y amplio.
Este tipo de tratamientos está llegando cada vez más a la clínica y estos resultados coinciden con las conclusiones de otros estudios. Puede funcionar en este tipo de alteraciones donde no hay tratamientos efectivos, pero existe mucha variabilidad interindividual, tanto en cuanto al donador del microbioma fecal como al receptor. Considero que estas aproximaciones mejorarán cuando tengamos un conocimiento más detallado sobre las interacciones entre el microbioma y nuestro sistema inmunitario. Seguramente la técnica evolucionará hacia trasplantes más selectivos, no ya de toda una microbiota fecal, sino de comunidades microbianas definidas, diferentes según el paciente y la indicación. Para llegar allí nos queda un arduo camino de investigación básica y aplicada.
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