Nuevas tecnologías de edición genética, como las herramientas de impulso genético, abren la puerta a extinguir especies de forma deliberada. Un artículo de análisis publicado en la revista Science analiza las implicaciones éticas de esta posibilidad basándose en tres ejemplos concretos: la erradicación de las ratas, del gusano barrenador del ganado y del mosquito Anopheles gambiae, transmisor de la malaria. El análisis trata de responder a la pregunta: “¿cuándo y en qué circunstancias podría estar justificada la erradicación intencionada de una especie?”.

Marc Güell - extinción especies
Marc Güell
Coordinador del grupo de investigación en Biología Sintética Traslacional y profesor titular en la Universidad Pompeu Fabra (UPF)
Me parece una reflexión muy interesante y oportuna. Cada vez tenemos herramientas más consolidadas para hacer ingeniería de ecosistemas con creciente precisión. Es muy importante avanzar en la reflexión de cómo usar responsablemente estas tecnologías.
Casi todos estamos muy orgullosos de haber erradicado la viruela. Obviamente, esto se podría considerar una pérdida de biodiversidad. En cualquier caso, es muy importante analizar con mucho cuidado el papel en el ecosistema del espécimen y el correspondiente impacto. Se discuten los casos del gusano barrenador del ganado (Cochliomyia hominivorax) y del mosquito Anopheles gambiae por su impacto negativo en la salud de animales y personas; y se concluye que parece justificable forzar la extinción. En cambio, con las ratas solo se ve potencialmente justificada la extinción local.
[En cuanto a posibles limitaciones] Es una cuestión altamente compleja. No es fácil predecir las consecuencias en los ecosistemas y es evidente que estas intervenciones tienen riesgos. Sin embargo, la presión del daño por omisión es también muy grande y obvia en el caso de la malaria, que sigue matando a tantas personas cada año.
Ricard Solé - extinción especies
Ricard Solé
Profesor de investigación ICREA responsable del Laboratorio de Sistemas Complejos de la Universidad Pompeu Fabra y del Instituto de Biología Evolutiva (UPF-IBE) e investigador en el Instituto Santa Fe de Nuevo México (Estados Unidos)
"Es un trabajo importante, porque el siglo XXI es (entre otras cosas) el siglo en el que modificar los sistemas vivos ya es una realidad y, a la vez, nos encontramos con enfermedades y problemas ecológicos que no se han podido resolver aún. Estos incluyen los patógenos o las especies invasoras que aparecen en el artículo. Cuando la diana de la especie son los humanos, parece razonable la idea de su extinción deliberada".
¿Es un artículo de buena calidad?
“Sin duda, es importante debatir el problema y creo que considera todos los ángulos".
¿Cómo aborda las oportunidades y problemas de estas técnicas?
“El problema es claramente interdisciplinar: afecta a aspectos y escalas que van desde la ingeniería genética a la ecológica hasta los dilemas éticos”.
¿Hay limitaciones importantes que haya que tener en cuenta?
“Tal vez no tiene en cuenta algunas lecciones del pasado que tienen que ver con los efectos de las extinciones causadas por los humanos a lo largo de la historia reciente. Un ejemplo sería la desaparición de la paloma migratoria en Estados Unidos, que era el ave más abundante del país (con millones de ejemplares) y que fue cazada hasta la completa extinción. Aunque su desaparición dio lugar a algunos cambios en los ecosistemas, estos fueron compensados por otras especies que ocuparon el lugar dejado por la especie extinguida.
- Artículo de investigación
- Opinión
- Revisado por pares
Kaebnick et al.
- Artículo de investigación
- Opinión
- Revisado por pares