Un metaanálisis que aglutina datos de 628 especies de animales, plantas y otros organismos en ecosistemas terrestres y marinos durante las tres últimas décadas muestra que la mayoría están perdiendo diversidad genética, especialmente mamíferos y aves. “Las amenazas afectaron a dos tercios de las poblaciones que analizamos y a menos de la mitad se le están aplicando medidas de gestión de la conservación”, indican los autores de la investigación, que se publica en Nature.
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Jorge M. Lobo - diversidad genética
Jorge M. Lobo
Investigador en el departamento de Biogeografía y Cambio Global del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC)
Todas las especies han de tener cierta variabilidad entre sus poblaciones y entre los individuos que las componen. Esa variabilidad, producto de la adaptación pasada y presente hacia distintos tipos de condiciones ambientales, es la que garantiza la supervivencia futura. Cuanta mayor sea la diversidad de formas y fisiologías, por ejemplo, mayores serán las posibilidades de que algún conjunto de individuos pueda subsistir ante cualquier cambio o alteración de las condiciones en las que habitan. Hay que tener en cuenta que la pérdida de variabilidad puede ser el primer paso hacia el declive y la extinción de una especie y que cada extinción, aunque sea local, altera el funcionamiento del sistema de relaciones en el que opera cada especie y, por tanto, aumenta la probabilidad de colapso del sistema completo.
En este trabajo se revisan los resultados de tres décadas de estudios que analizan la evolución temporal de la diversidad genética de más de 600 especies marinas y terrestres bien repartidas a lo largo del árbol de la vida. Considerando que la diversidad genética representa la variabilidad de adaptaciones, los resultados ofrecen un panorama desalentador pero esperado a poco que se conozca la potencia de la acción humana sobre los sistemas vivos del planeta en el que habitamos.
Esta exploración de datos publicados concluye que la tónica dominante es la perdida de diversidad genética a lo largo del tiempo. Un análisis más pormenorizado y exhaustivo indica, además, que esta pérdida de variabilidad aparece incluso en aquellas especies en las que no se había constatado la existencia de declive en sus poblaciones. Afortunadamente, los autores también constatan que las acciones de conservación disminuyen la probabilidad de pérdidas de variabilidad genética aunque, una vez reducida, resulta muy difícil o casi imposible recuperar esa variabilidad producto de la acción de la evolución durante miles de generaciones. Si los datos científicos y las evidencias empíricas deberían ser la base para la planificación de la economía y las acciones políticas, este estudio aporta un dato más que se añade a la larga lista que avala la necesidad de un cambio de rumbo en nuestro modelo de crecimiento infinito y nuestra disparatada concepción de desarrollo.
Isabel Salado - diversidad genética
Isabel Salado
Investigadora posdoctoral en la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC)
La biodiversidad ha sido reconocida internacionalmente en tres niveles diferentes: diversidad de los ecosistemas, diversidad de las especies y diversidad genética dentro de cada especie. La diversidad genética es crucial para la supervivencia a largo plazo de poblaciones y especies, ya que les ayuda a adaptarse a futuros cambios ambientales, como brotes de enfermedades. Mediante la recopilación y el análisis de más de tres décadas de investigación, este estudio demuestra que la diversidad genética está disminuyendo en todo el mundo para más de 600 especies de una amplia gama de organismos (animales, plantas, hongos y cromistas) y no es exclusiva de las especies raras y amenazadas.
La diversidad genética puede perderse debido al declive de las poblaciones y a la fragmentación generada por actividades humanas como la degradación del hábitat, la recolección insostenible o la introducción de especies invasoras. Esta investigación demuestra que estas amenazas afectan directamente a la diversidad genética, no solo a la diversidad de especies. Los autores destacan que acciones de conservación como el fomento del crecimiento demográfico y las conexiones entre poblaciones podrían reducir aún más la pérdida de diversidad genética o incluso aumentarla.
Este estudio demuestra que la pérdida de diversidad genética es una realidad y se está produciendo a gran escala en muchas especies de todo el mundo. La diversidad genética se acumula a lo largo de miles de años y, una vez perdida, es muy difícil recuperarla. Por lo tanto, es urgente orientar las medidas de conservación a salvaguardar la diversidad genética para garantizar el potencial adaptativo de las poblaciones y las especies.
Conflicto de intereses: “Dos coautores del artículo (Carles Vilà y Jennifer A. Leonard) lideran el grupo de investigación en el que trabajo y fueron mis directores de tesis, por lo que existe una relación profesional estrecha”.
Jesús Muñoz - diversidad genética
Jesús Muñoz Pajares
Profesor titular del departamento de Genética de la Universidad de Granada
Es difícil negar que las actividades humanas están haciendo disminuir la biodiversidad. Tanto es así que cualquiera de nosotros puede citar el nombre de alguna especie que se encuentre en serio peligro de extinción o que ya haya desaparecido de la Tierra. El problema va mucho más allá de animales específicos y emblemáticos como el rinoceronte blanco o el gorila, o de grupos considerablemente amplios como las ranas o los insectos polinizadores. Este trabajo demuestra que la pérdida de biodiversidad asociada a la acción humana es evidente cuando se analiza el conjunto de todos los seres eucariotas del planeta (es decir, animales, plantas, hongos y cromistas o, lo que es lo mismo, todos los seres vivos excepto bacterias y arqueas). De las múltiples maneras en las que se puede medir la biodiversidad (por ejemplo, simplemente anotando la presencia o ausencia de una especie en un lugar determinado o, en su lugar, contando el número de individuos de esa especie en ese lugar) los autores han recurrido a la cuantificación de la diversidad genética. Es decir, han revisado decenas de miles de artículos y han elegido aquellos que estiman cuán variables son las secuencias de ADN de las especies estudiadas. Estas estimas de diversidad permiten, además, comparar dichos valores a lo largo del tiempo. De esta manera, los autores han observado que las pérdidas más importantes de diversidad genética se han producido en aves y mamíferos durante los últimos 30 años y han demostrado que las actividades humanas son las responsables de dicha tendencia negativa.
Entre varios resultados que sugieren un porvenir incierto para los seres vivos de nuestro planeta, los autores demuestran que aún existe cierto margen para la esperanza. En primer lugar, porque los protocolos existentes para la monitorización de especies son eficaces y permiten identificar pérdidas de diversidad con la antelación suficiente como para tomar medidas. En segundo lugar, porque las acciones de conservación emprendidas para preservar regiones u organismos concretos realmente dan sus frutos. Es decir, que cuando se siguen las recomendaciones de los expertos es posible parar, o incluso revertir la pérdida de diversidad genética. Con los resultados aportados por estos investigadores podemos, por tanto, confirmar que sabemos que la biodiversidad está en peligro, que sabemos cómo monitorizarla y que sabemos cómo conservarla. La ciencia ha hecho su parte pero sigue reclamando acciones urgentes para poder salvar (al menos parte) de la fabulosa diversidad de la vida en la Tierra.
Olivia Mª Sanllorente Bolinches - diversidad genética
Olivia Mª Sanllorente Bolinches
Investigadora posdoctoral en el departamento de Zoología de la Universidad de Granada hasta agosto de 2024
Este estudio publicado en la revista Nature evidencia el descenso generalizado de la diversidad genética de especies naturales en los últimos treinta años. La variabilidad genética de las poblaciones es fundamental para supervivencia de estas frente a cambios ambientales, por lo que las poblaciones actuales serían más vulnerables a la extinción que hace tres décadas. Se trata de una tendencia mundial y que afecta a todo tipo de seres vivos analizados (animales, plantas, hongos y algas). Además, esta pérdida de diversidad parece ocurrir de forma generalizada, incluso en ausencia de una clara perturbación ecológica y aunque se realicen estrategias de conservación. Como señalan los autores, este efecto puede deberse a la fuerte influencia que tiene el tamaño poblacional sobre la diversidad genética y diversos estudios previos han demostrado una clara tendencia a la reducción de las poblaciones naturales a nivel global.
El artículo cuenta con algunas limitaciones debidas a la bibliografía existente en las que está basado: hay una clara evidencia de falta de datos para ciertas regiones geográficas (por ejemplo, África y Oriente Medio), así como un fuerte sesgo hacia estudios sobre especies de vertebrados, a pesar de no ser el grupo más numeroso de seres vivos. Sin embargo, estas limitaciones no restan valor a las conclusiones generales del artículo, por lo que recopilar datos genéticos de las poblaciones naturales es fundamental para elaborar estrategias de conservación efectivas.
- Artículo de investigación
- Revisado por pares
- Animales
Robyn E. Shaw et al
- Artículo de investigación
- Revisado por pares
- Animales