Un estudio global muestra que factores físicos, sociales o políticos influyen en el envejecimiento

Se trata de un estudio muy minucioso y de calidad sobre los efectos combinados del exposoma, es decir, la exposición a distintos factores ambientales durante toda la vida, en el proceso de envejecimiento en más de 160.000 personas en 40 países. Los autores parten de un concepto poco estudiado, el de la brecha de edad bioconductual (biobehavioral age gaps, BBAGs), que definen como la diferencia entre la edad cronológica y la edad biológica estimada. 

Lo operativizan usando diferentes indicadores individuales, tales como el funcionamiento cognitivo, la capacidad funcional y el bienestar de las personas incluidas en el estudio. De esta forma, utilizando datos extraídos de grandes encuestas poblacionales realizadas en los países participantes, analizan cuáles son los factores de riesgo y protectores del proceso de envejecimiento y cómo influyen en que dicho proceso sea más o menos acelerado, explorando a la vez las diferencias entre países y entre diferentes variables socioeconómicas. Los autores han encontrado que, de entre los componentes del exposoma estudiados, los factores físicos como la calidad del aire, sociales, como la igualdad de género, y políticos, como la existencia de elecciones democráticas y libres, influyen en el proceso de envejecimiento saludable y explican las diferencias entre países. 

Existe abundante evidencia sobre cuáles son los principales factores que contribuyen a un envejecimiento saludable y a la prevención de las enfermedades crónicas, aunque la mayoría de los estudios se centran en el análisis de algunos de ellos de manera individual. El valor de este estudio reside en la combinación y armonización de los diferentes indicadores para analizar el fenómeno del envejecimiento desde una perspectiva integradora que nos puede ayudar a diseñar intervenciones enfocadas a eliminar factores de riesgo modificables. Los indicadores tradicionales como pueden ser la edad cronológica o los marcadores biológicos del envejecimiento, cuya medición suele ser costosa e invasiva, no reflejan adecuadamente el complejo proceso que implica el envejecimiento, como este estudio pone de relieve. 

Otro de los puntos que me parecen destacables del artículo es la comparación entre países, ya que proporciona una visión macro que nos ayuda a entender la importancia de reducir las desigualdades socioeconómicas en la promoción del envejecimiento saludable.  

[En cuanto a posibles limitaciones] El concepto de brecha de edad bioconductual es reciente y no hay suficiente evidencia ni consenso en cuanto a la forma de medirla. La elección de los indicadores usados en el estudio viene marcada por la disponibilidad de estos en las diferentes encuestas poblacionales usadas, por lo que no se incluyen algunos factores tan relevantes como el apoyo social o el acceso a la atención sanitaria, lo que puede limitar las conclusiones del estudio. Además, los países con menor nivel de renta cuentan, en general, con peores conjuntos de datos a partir de los cuales extraer la información requerida, lo que podría impedir o limitar su participación en este tipo de estudios. Sin embargo, estas limitaciones no restan relevancia al artículo. Por el contrario, estos resultados refuerzan la importancia de impulsar la investigación sobre la influencia del exposoma en el envejecimiento y la necesidad de realizar más estudios que profundicen en ella.