¿Qué es un estudio de atribución?
Es una investigación que calcula si un fenómeno climático concreto es más probable o intenso debido al cambio climático.
Se considera que el germen de este tipo de estudios se remonta a enero de 2003, cuando el científico climático Myles Allen, de la Universidad de Oxford (Reino Unido), observaba impotente cómo su cocina empezaba a inundarse. Así lo explican Ben Clarke y Friederike Otto en el manual Cómo informar sobre fenómenos meteorológicos extremos y cambio climático (2022) de la World Weather Attribution (WWA).
“Las aguas del río Támesis están a unos 30 centímetros de la puerta de mi cocina y suben lentamente. En la radio, un representante de la Oficina Meteorológica del Reino Unido [Met Office] acaba de explicar que, aunque este es el tipo de fenómeno que el calentamiento global podría hacer más frecuente, es imposible atribuir este evento concreto (inundaciones en el sur de Inglaterra) a las emisiones de gases de efecto invernadero del pasado”, escribía Allen en un artículo publicado en la revista Nature.
Veinte años después, los avances científicos, técnicos y un mayor conocimiento del clima permiten que estas atribuciones sean posibles y frecuentes, aunque con ciertas limitaciones dependiendo del tipo de evento en cuestión.
¿Qué nos indica un estudio de atribución?
Puede decirnos si el calentamiento global ha hecho o hará que un suceso sea más probable de lo que habría sido sin el aumento de gases de efecto invernadero procedentes de la quema de combustibles fósiles. Como destacan desde el departamento de Clima de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA), este tipo de estudios también pueden indicarnos si el promedio de años entre fenómenos similares es mayor o menor que antes e incluso cuál es el riesgo de que se produzca un fenómeno meteorológico extremo concreto, calculando si el calentamiento global ha aumentado ese riesgo.
Por ejemplo, entre 2015 y 2017, la provincia sudafricana de Cabo Occidental (en Ciudad del Cabo) registró lluvias por debajo de lo normal y se agotaron las reservas de agua en toda la región de forma alarmante. El estudio de atribución de la WWA concluyó que, a pesar de que un evento como ese sigue siendo raro —ocurre aproximadamente cada cien años—, la probabilidad se había triplicado debido al cambio climático.
¿Y qué no nos dicen estos estudios?
No pueden decirnos si el calentamiento global "causó" un suceso concreto. “Cuando la mayoría de la gente pregunta si algo provocó otra cosa (‘¿Causó el calentamiento global las inundaciones de Luisiana?’) quiere una respuesta afirmativa o negativa. Pero en el caso del calentamiento global y los fenómenos extremos, no es una respuesta de sí o no”, recuerdan desde Clima de NOAA.
Lo que se trata de averiguar es si el calentamiento global se ha sumado al conjunto de factores que ya provocan que se produzcan fenómenos extremos. El calentamiento global puede ser una de las causas de un fenómeno, pero no la única, al menos, de momento.
¿Cómo se hace un análisis de atribución?
El primer paso es definir el fenómeno extremo que se quiere analizar, ya que, por ejemplo, no tiene los mismos parámetros una ola de calor en Reino Unido que en España.
Una vez hecho esto, actualmente, los estudios de atribución agrupan tres métodos relacionados entre sí. En primer lugar, simular y comparar el clima moderno y el preindustrial con modelos climáticos. Se utilizan muchos modelos atmosféricos distintos para conseguir más precisión.
La segunda parte utiliza un método que incorpora observaciones sobre datos del presente y el pasado para ver cómo han cambiado las probabilidades entre fenómenos similares.
La parte final usa modelos climáticos, pero, en lugar de simular el planeta con y sin influencia humana, simula el clima desde una fecha histórica hasta nuestros días, con emisiones de gases de efecto invernadero en aumento. Esto permite detectar tendencias extremas, además de calcular cambios de probabilidades generales.
¿Cuál se considera el primer estudio de atribución?
El primero sobre fenómenos extremos se publicó en la revista Nature en diciembre de 2004 y analizó la relación entre la ola de calor que azotó a Europa en el verano de 2003 y el cambio climático. Se calcula que fallecieron unas 70.000 personas.
La investigación concluyó que el efecto del cambio climático provocado por la actividad humana había provocado que fenómenos como ese caluroso verano europeo fueran, como mínimo, dos veces más probables.
¿Cuánto se tarda en hacer una investigación de este tipo?
La Oficina Meteorológica del Reino Unido (Met Office) señala que este tipo de estudios pueden llevar mucho tiempo porque, como hemos visto, se basan en procesar y analizar gran cantidad de información. Suponen recopilar observaciones, utilizar modelos informáticos para simular el clima de la Tierra y analizar los resultados.
“Sin embargo, gracias a los nuevos avances científicos, son mucho más rápidos. Hoy en día, a veces podemos completar los estudios de atribución semanas después de un suceso, en lugar de años”, destacan desde Met Office.
"Hoy en día, a veces podemos completar los estudios de atribución semanas después de un suceso, en lugar de años”
Met Office
Es el caso de los estudios de atribución rápida de la World Weather Attribution (WWA), cuyos resultados se publican días o semanas después del evento. Según la organización, el objetivo es que sirvan para fundamentar el debate sobre el cambio climático, la mitigación y la adaptación cuando los efectos del fenómeno extremo aún están frescos en la mente de la ciudadanía y de los responsables políticos, y se están tomando decisiones sobre la reconstrucción, en el caso de que hubiera daños.
Un ejemplo es el estudio de atribución rápida que publicó la WWA solo un par de semanas después del episodio de calor inusualmente alto de finales de abril de 2023 que vivimos en la península ibérica, Marruecos y Argelia. Su conclusión: el cambio climático provocó que este episodio fuera 100 veces más probable que ocurriera, con temperaturas hasta 3,5 ºC más altas de lo que habrían sido sin la crisis climática.
¿Siguen un proceso de revisión por pares?
Depende del estudio. Debido al corto periodo de tiempo, los de atribución rápida de la WWA no siguen un proceso de revisión por pares (es decir, no son analizados por expertos independientes antes de publicarse). No obstante, la WWA informa de que siguen métodos establecidos que han sido revisados por expertos y evaluados como científicamente fiables. “La metodología de atribución rápida desarrollada por WWA ha pasado todos filtros asociados a la revisión por pares, ha sido aplicada en muchas otras ocasiones, está bien contrastada y es científicamente sólida”, señalaba al SMC España el meteorólogo Ernesto Rodríguez Camino.
Otros estudios de atribución sí siguen un proceso de revisión por pares al uso y se publican en revistas científicas.
¿Qué limitaciones tienen?
"En la actualidad, los resultados de atribución son más sólidos en el caso de las olas de calor, las condiciones que cambian gradualmente y que cubren una gran superficie, como el aumento del nivel del mar, la temperatura media global o la extensión del hielo marino del Ártico. Tratar de cuantificar en qué medida el cambio climático aumentó las precipitaciones extremas sigue siendo un reto y es un área de investigación activa", afirma Radley Horton, científico climático en el Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty de la Escuela de Clima de Columbia (Estados Unidos).
Los modelos climáticos son menos fiables para las precipitaciones extremas porque trabajan con cuadrículas que cubren grandes áreas espaciales, mientras que las precipitaciones torrenciales suelen producirse en franjas geográficas relativamente estrechas. Además, hoy por hoy, los modelos climáticos no tienen una resolución espacial lo suficientemente fina como para tratar los numerosos parámetros de las precipitaciones extremas, en gran parte, porque carecen de la suficiente potencia de cálculo.
No obstante, Horton es optimista de cara al futuro: "Cada cinco o diez años tenemos más datos por año, por lo que somos más capaces de estimar cuál es el riesgo inicial, porque estamos hablando de sucesos muy raros". "También dispondremos de nuevos dispositivos de datos, como los satélites, que pueden ayudarnos a observar las temperaturas de las nubes y a estimar las precipitaciones en lugares donde quizá no haya muchas estaciones meteorológicas. Pero creo que lo más importante será que, a medida que aumente nuestra potencia de cálculo, esas cuadrículas serán cada vez más finas y pequeñas. Tendremos modelos de mayor resolución", añade.
¿Y cómo se pueden informar sobre fenómenos extremos cuando no existe un estudio de atribución?
Como recuerdan desde la WWA, los estudios de atribución no pueden realizarse para todos los eventos extremos, pero gracias a otros estudios de atribución y a las proyecciones climáticas de organismos como el IPCC, los expertos y expertas tienen un buen conocimiento de los cambios que se producen en los distintos fenómenos a medida que se calienta el planeta.
Por ejemplo, sabemos que las olas de calor son ahora más fuertes y probables debido al cambio climático provocado por el ser humano. Sin embargo, las sequías, las tormentas de nieve, las tormentas tropicales y los incendios forestales son fenómenos más complicados cuya relación con el calentamiento global es más compleja.
Por otra parte, en el manual Cómo informar sobre fenómenos meteorológicos extremos y cambio climático los autores hacen hincapié en que los periodistas destaquen que los desastres naturales son algo más que climatología extrema: “Cuando informamos sobre fenómenos extremos es crucial remarcar que, aparte del cambio climático, los peligros naturales como inundaciones, sequías y olas de calor se convierten en desastres como resultado de la vulnerabilidad de la sociedad”.
“Quién y qué se cruza en el camino del evento determina si se convierte en un desastre natural o no. Con frecuencia es el estado socioeconómico lo que determina la naturaleza de los impactos destacados y desproporcionados. Además, muchos peligros naturales no están causados tan solo por la naturaleza: son más probables e intensos debido al cambio climático”, recoge el manual, que distingue cómo informar según cada tipo de fenómeno: olas de calor, inundaciones, ciclones tropicales (huracanes, tifones y ciclones), fuertes nevadas, sequías e incendios.