Los esfuerzos de conservación se centran en unas pocas especies muy populares

Un estudio sugiere que los esfuerzos de conservación se concentran en torno a un pequeño número de especies carismáticas, como los elefantes. Sin embargo, hay especies infravaloradas, como hongos, plantas e invertebrados, que son fundamentales para el funcionamiento de los ecosistemas. La investigación, publicada en la revista PNAS, analizó más de 14.000 proyectos de conservación que abarcaron un período de 25 años —desde 1992 hasta 2016—. De los casi 2.000 millones de dólares asignados por los proyectos, el 83 % se destinó a vertebrados. Las plantas y los invertebrados recibieron cada uno el 6,6 % de la financiación, mientras que los hongos y las algas, menos del 0,2 %.  

24/02/2025 - 21:00 CET
Reacciones

José Prenda - especies populares

José Prenda

Catedrático de Zoología en el departamento de Ciencias Integradas de la Universidad de Huelva

Science Media Centre España

La crisis de biodiversidad que está sufriendo el planeta como consecuencia de la acción humana está dando lugar a una extinción masiva de dimensiones comparables a otras crisis sufridas a lo largo de la historia geológica de la Tierra, causadas por catástrofes globales como grandes cambios climáticos, vulcanismo generalizado o el impacto de meteoritos. La pérdida actual de especies, hábitats y de variabilidad genética que afecta de manera generalizada al conjunto de los seres vivos, exige un compromiso por parte de los responsables de esta hecatombe, de nosotros mismos, para al menos frenar esta tendencia laminadora de la biodiversidad. Las transformaciones impulsadas por los humanos repercuten sobre cualquier tipo de organismos, en cualquier tipo de medio, sin demasiadas distinciones. Sin embargo, los esfuerzos que se realizan para detener estas pérdidas, a diferencia de las causas, sí que poseen un marcado sesgo impuesto por intereses varios, por preferencias subjetivas independientes de la verdadera importancia taxonómica o del grado de amenaza de las especies, tal y como se recoge en este trabajo. 

Un modelo de conservación de la biodiversidad coherente debiera distribuir la financiación, siempre muy limitada, con criterios científicos rigurosos, normalmente entre las especies más amenazadas. Guenard y colaboradores ponen de manifiesto muy acertadamente que los criterios empleados para implementar proyectos de conservación financiados tienen más que ver con el interés humano por las especies, su carácter más o menos carismático o emblemático, que con su verdadero estatus. Esta discrepancia, según los autores del artículo, no es generadora siquiera de efectos colaterales positivos, por cuanto las especies apreciadas por la opinión pública no son representativas de la abundancia de otras especies, como se ha demostrado en otros trabajos, y su eventual mejora no se estaría trasladando a otras más amenazadas. 

La biodiversidad planetaria más resentida de nuestros excesos no es precisamente la destinataria de los fondos para su recuperación. Moluscos, anfibios, hongos o peces continentales son los que están acusando verdaderamente el impacto humano y a ellos apenas se dedica un nimio esfuerzo financiero para evitar su extinción. Tal y como refieren los autores del artículo se precisa aumentar el conocimiento científico de gran parte de los seres vivos, definir con precisión su estatus y, a partir de ahí, actuar coherentemente. De lo contrario no estaremos garantizando la conservación del conjunto de la biodiversidad, sino de una pequeña fracción de seres quizás más propia de parques zoológicos que de otros ámbitos. 

Declara no tener conflicto de interés
ES

Andy Green - especies populares

Science Media Centre España

Este artículo es importante porque cuantifica una problemática ya conocida: los sesgos en la conservación de la naturaleza. En vez de invertir el dinero en las especies que corren más peligro de extinción, se invierte la gran mayoría en la ‘megafauna heroica’, las especies más carismáticas para los seres humanos, como los otros primates, los elefantes y las especies que se parecen a nuestras mascotas (los tigres, leones, o lobos, por ejemplo). 

Al cuantificar hasta qué punto tenemos abandonado los grupos de organismos más amenazados con la extinción, este trabajo podría ayudar a cambiar las estrategias de los organismos de gestión y conservación. Con estas evidencias, podría estimular el desvío de una parte del dinero disponible a dónde más efecto puede tener. Por ejemplo, el grupo de vertebrados más amenazado es el de los anfibios (con la cuarta parte de todas las especies de vertebrados amenazados), pero apenas recibe el 2 % de la financiación. Igualmente, entre los invertebrados, las libélulas son especialmente amenazadas, pero el poco dinero gastado en programas de conservación para insectos se gasta principalmente en abejas o mariposas. 

Con tan mala distribución del dinero, la peor noticia de este artículo puede ser que tan solo el 6 % de las especies mundialmente amenazadas han tenido algún proyecto de conservación. Al final, la desigualdad en la distribución de fondos entre la fauna y flora amenazada se parece algo a la desigualdad económica en la sociedad humana.

Declara no tener conflicto de interés
ES

Inmaculada Álvarez - especies populares

Inmaculada Álvarez-Manzaneda Salcedo

Investigadora posdoctoral del departamento de Ecología de la Universidad de Granada 

Science Media Centre España

La nota de prensa refleja de manera adecuada y precisa las principales conclusiones de este estudio. 

Este estudio es de una gran calidad. Los autores han hecho un excepcional trabajo analizando un total de 14.566 proyectos enfocados en la protección de especies determinadas que se han llevado a cabo entre 1992 y 2016. El objetivo de este estudio ha sido el de analizar a qué grupos se les ha destinado un mayor presupuesto para su conservación y que categoría de protección tenían las especies consideradas dentro de dichos grupos. Para ello, los autores se basan en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internaciones para la Conservación de la Naturaleza (UICN), lo cual aporta una gran solidez al análisis. Posteriormente, los autores detallan de una manera muy precisa cómo se han distribuido los fondos de los proyectos estudiados para la conservación de especies bajo distintas categorías de amenaza. 

El trabajo es realmente esclarecedor, aportando novedosa y valiosa información al poner en conjunto datos brutos involucrando a distintos grupos de especies. Asienta una base fundamental para futuras investigaciones más específicas que puedan centrarse en determinados grupos, especies o áreas geográficas. Asimismo, aunque no era el objetivo de los autores, es necesario señalar que, en numerosas ocasiones, la conservación de una especie depende directamente de la protección de su hábitat, algo no tenido en cuenta en este estudio y que no podemos ignorar. 

Este estudio pone de manifiesto una realidad preocupante. Las especies más carismáticas y de un mayor tamaño suelen recibir una mayor atención y financiación para su conservación. Sin embargo, otras especies que no son consideradas igual de atractivas pero que se hallan en una situación más vulnerable, no reciben el apoyo que debieran. Debemos tener en cuenta que el valor de una especie no se debe a su apariencia, los hongos, anfibios o reptiles también tienen un papel fundamental en el funcionamiento de los ecosistemas y a menudo pasan desapercibidos. 

No podemos permitir que la conservación de una especie se base en su popularidad.

Declara no tener conflicto de interés
ES
Publicaciones
Limited and biased global conservation funding means most threatened species remain unsupported
  • Artículo de investigación
  • Revisado por pares
  • Animales
Revista
PNAS
Fecha de publicación
Autores

Guénard et al.

Tipo de estudio:
  • Artículo de investigación
  • Revisado por pares
  • Animales
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