Es una muy buena noticia que, por primera vez, el Instituto Nacional de Estadística (INE) haga públicos, con solo seis meses de decalaje, los datos provisionales de las defunciones según la causa de muerte del año completo que ha finalizado. Es cierto también que ya se había publicado hace unos meses el avance del primer semestre del año 2022, también por primera vez. 

Esto acerca a la ciudadanía el enorme e invisible trabajo que se realiza en las comunidades autónomas, junto con el INE, en la codificación y registro de las causas de defunción, que permiten disponer de una información que es de gran ayuda en la vigilancia de la salud pública y en la planificación sanitaria. Es también un acicate para seguir mejorando en esta línea, incorporando definitivamente el certificado electrónico de defunción, algo que debe hacerse en coordinación con los servicios de salud de las comunidades autónomas, lo que permitiría rebajar aún más estos tiempos, ganando en oportunidad y posibilidades de actuación sanitaria. 

Los datos provisionales de 2022 nos muestran todavía un año en el que la mortalidad ha sido superior a la del período prepandémico y en donde se ve con claridad el incremento de defunciones que se produjo a principios del verano de 2022. Ahora sí, pudiendo examinar las causas que se asignaron a esas defunciones, es cuando puede verse que este incremento de personas fallecidas se distribuyeron en un conjunto de grupos de causas que se sitúan entre las que producen mayor morbimortalidad en España, a las que se les añadió la covid-19. Es decir, que según parece, lo sucedido en el verano de 2022 fue la conjunción de un episodio de temperaturas elevadas, sostenidas durante varias semanas, y de una ola de covid-19, que desencadenaron defunciones por diferentes causas (enfermedades respiratorias, trastornos mentales seniles y preseniles, enfermedad de Alzheimer, enfermedades hipertensivas o diabetes), además de las directamente producidas por la covid-19. 

Esta, la covid-19, siguió siendo, por tercer año consecutivo, la causa de muerte más frecuente, pese a que fallecieron por la misma un 20 % menos de personas que en 2021. Eso no impidió que los grupos de enfermedades con mayor mortalidad siguieran siendo las enfermedades del sistema circulatorio, los tumores y las enfermedades del sistema respiratorio. 

En estos datos que ahora hace públicos el INE, se incluye también la mención a las personas que terminaron su vida con el procedimiento de eutanasia en España en 2022, que fueron 260 (en 2021, año de comienzo de la entrada en vigor de la ley, fueron 59), siendo las causas más frecuentes, entre las personas a las que se practicó la eutanasia, la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), la esclerosis múltiple y la enfermedad de Parkinson. Esto permite poner, por fin, datos a algo que ha venido siendo una demanda de la sociedad española. 

Llama también la atención la disparidad entre comunidades autónomas en lo que se refiere al exceso de mortalidad con respecto a 2019 en determinadas causas: el INE destaca en su nota de prensa que el incremento de fallecidos por enfermedades hipertensivas en la Región de Murcia fue del 93,9 %, o en Galicia del 116,2 % en diabetes. Son datos que deben analizarse con mayor detalle.