Un estudio concluye que el cambio climático provocará menos precipitaciones en forma de nieve y más episodios de lluvias extremas especialmente en altas altitudes del hemisferio norte, lo que aumentará el riesgo de inundaciones, corrimientos de tierra y daños de infraestructuras. Según los autores, es la primera vez que se estudia este riesgo de precipitaciones extremas en forma líquida y sólida por separado. Sus cálculos indican que, por cada grado de aumento de la temperatura, se incrementará un 15 % el riesgo de lluvias extremas en regiones de gran altitud. Los autores publican sus resultados en la revista Nature.
Ernesto - Nieve
Ernesto Rodríguez Camino
Meteorólogo Superior del Estado y miembro de la Asociación Meteorológica Española
Es bien conocido que uno de los efectos del cambio climático es el aumento de la intensidad y frecuencia de los episodios de precipitación extrema, con los consiguientes efectos tanto en los ecosistemas como en las infraestructuras. Los episodios de precipitación extrema pueden producirse tanto en forma de lluvia como de nieve, siendo los primeros particularmente peligrosos por producir una escorrentía casi instantánea que puede ser origen de inundaciones. Sin embargo, hasta ahora no se habían estudiado los episodios de precipitación extrema separando los de lluvia y los de nieve. Este estudio analiza por primera vez el efecto del cambio climático —tanto observado como proyectado bajo diferentes escenarios— en la intensidad de los episodios de precipitación en fases líquida y sólida separadamente.
Se aporta como novedad y principal conclusión de este trabajo que los extremos de precipitación en fase líquida (lluvia) —que tienen impactos más negativos que los correspondientes en fase sólida (nieve)— en regiones del hemisferio norte amplifican su intensidad en promedio hasta un 15 % por cada grado de calentamiento, que es el doble de lo que se había esperado hasta ahora por el aumento de la capacidad de retención de vapor de agua en un aire más caliente, siendo esta amplificación mayor en zonas con altitudes altas que con altitudes bajas. Esta mayor amplificación de los extremos de lluvia por el cambio climático en zonas de montaña del hemisferio norte obligará a revisar los planes de adaptación para proteger adecuadamente los entornos montañosos y las regiones situadas corriente abajo de estos, que albergan aproximadamente al 26 % de la población mundial. Como contrapartida del aumento de los extremos de precipitación en fase líquida, se producirá una reducción de los extremos de precipitación en fase sólida, con el consiguiente impacto negativo en la regulación de los recursos hídricos, que depende críticamente del almacenamiento del agua en zonas de montaña en forma de nieve.
Es bien sabido que las zonas montañosas con importante presencia de nieve son zonas críticas por los notables impactos y vulnerabilidad que experimentan debidos al cambio climático. Este trabajo destaca un aspecto que hasta ahora había sido poco estudiado, como es la mayor amplificación en dichas zonas de las precipitaciones extremas de lluvia en detrimento de las precipitaciones extremas en forma de nieve, originando más riesgos de inundaciones corriente abajo de los cauces fluviales que se originan en estas zonas montañosas. Los riesgos de inundaciones, además, aumentan si las zonas están afectadas por incendios forestales que reducen la cubierta vegetal y propician mayores y más abruptas escorrentías, fuerte erosión del suelo y posiblemente movimientos de tierra.
Cabré - Nieve
Anna Cabré
Científica del clima asociada a la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos)
El aire puede sostener más vapor de agua cuando está más caliente. Esto se traduce en un ciclo del agua más intenso (lluvias más intensas, sequías más extremas, etc.) en un mundo más caliente. Las lluvias extremas son especialmente dañinas en lugares con una densidad de población elevada, relieve (montañas) y, sobre todo, en sitios que han sufrido justo antes episodios de sequía (también más frecuentes con el cambio climático), lo cual rebaja la calidad del suelo y su capacidad de absorción, así como en sitios que ya utilizan mucho el suelo para agricultura o en sitios con infraestructura poco preparada para extremos en agua.
Además, en las grandes montañas se están fundiendo los glaciares y cada vez hay menos nieve, ambos hechos cruciales para la estabilidad del cauce en los ríos y algo muy relevante para la vida de muchísimas personas a bajas altitudes también. Este estudio dice que la transición de precipitación sólida (nieve) a líquida (lluvia) esperada a altitudes elevadas viene asociada con un aumento de lluvias extremas más acusado que en el resto del mundo, lo cual tiene lógica, pero ahora se ha cuantificado. Esto es particularmente relevante para la adaptación al cambio climático en zonas montañosas, especialmente en países vulnerables como Nepal que se encuentran cuesta abajo del Himalaya.
- Artículo de investigación
- Revisado por pares
- Modelización
Ombadi et al.
- Artículo de investigación
- Revisado por pares
- Modelización