De 2014 a 2023, una de cada seis personas en el mundo sufrió soledad, según alerta un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que resume las causas de este fenómeno y sus múltiples impactos: en la salud física, mental y en la mortalidad, así como en el trabajo y en la economía. El informe estima que la soledad está relacionada con más de 871.000 muertes al año y destaca una mayor incidencia en las personas jóvenes y en los países de ingresos bajos y medios.

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Natalia Martín-María
Profesora Ayudante Doctora en el departamento de Psicología Biológica y de la Salud de la facultad de Psicología, área de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la UAM
El nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), titulado Desde la soledad hacia la conexión social, subraya que una de cada seis personas en el mundo sufre soledad, lo que puede tener graves consecuencias para la salud y la sociedad. Según el documento, la soledad y el aislamiento están relacionados con la muerte de 100 personas por hora, lo que equivale a más de 871.000 al año.
Este informe —el más completo hasta la fecha sobre este tema— tiene tres grandes objetivos:
- Explicar qué sabemos sobre la soledad, el aislamiento y la conexión social, y su impacto en la salud.
- Identificar intervenciones que han mostrado ser eficaces.
- Ofrecer una hoja de ruta práctica para que los gobiernos actúen a escala global.
Basado en investigaciones científicas, el asesoramiento de expertos y testimonios reales, el informe defiende que la conexión social —entendida como las diversas formas de relacionarnos e interactuar con los demás— actúa como un potente factor de protección frente a problemas de salud física y mental a lo largo de la vida. Además, la conexión social fortalece el tejido comunitario, haciendo que nuestras sociedades sean más resilientes frente a crisis y desastres.
La OMS propone una hoja de ruta global para avanzar en este campo, centrada en cinco áreas clave: políticas públicas, investigación científica, intervenciones eficaces, desarrollo de nuevas medidas (como el Índice Global de Conexión Social) y la implicación activa de la ciudadanía.
Después de años de estudios sobre los altos costes de la soledad y el aislamiento social, el informe reconoce también los enormes beneficios de la conexión social: sin vínculos sociales fuertes, no podremos afrontar desafíos como el envejecimiento poblacional, la salud mental o las crecientes desigualdades.
De la soledad a la conexión social representa un cambio de enfoque fundamental: dejar atrás medidas aisladas o centradas únicamente en el individuo para avanzar hacia políticas sistémicas, preventivas y sostenidas en el tiempo, que sitúen las relaciones humanas en el centro.
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Almudena Trucharte Martínez
Profesora contratada doctora de la Universidad Camilo José Cela, investigadora en el Instituto de Investigación Sanitaria HM Hospitales (Madrid) e investigadora colaboradora en el departamento de Personalidad, Evaluación y Psicología clínica de la Universidad Complutense de Madrid
Este informe de la OMS nos recuerda algo esencial: somos seres sociales por naturaleza. No se trata solo de cuántas personas nos rodean, sino de la calidad de esas relaciones. Una conversación significativa, una palabra amable o el simple gesto de saludar a un vecino pueden tener un impacto enorme en nuestra salud y en la cohesión social. La desconexión social no es solo una experiencia individual dolorosa, es un problema de salud pública que afecta al bienestar, al rendimiento académico, al empleo y a la esperanza de vida. Y afecta sobre todo a los más jóvenes: uno de cada cuatro adolescentes en el mundo dice sentirse solo.
La buena noticia es que hay soluciones. Sabemos qué funciona: campañas que visibilicen el problema, políticas públicas que prioricen la conexión social, espacios comunitarios que faciliten el encuentro y apoyo psicológico para quienes lo necesiten. Apostar por la conexión humana es una necesidad urgente y es invertir en salud física y mental. Estamos en un momento clave: si queremos sociedades más fuertes y con futuro, debemos situar la conexión social en el centro de nuestras decisiones colectivas, desde el diseño de ciudades hasta las estrategias digitales.
- Informe
- Sin revisión por pares
WHO Commission on Social Connection
- Informe
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