La restricción de azúcar durante los primeros 1.000 días de vida desde la gestación puede proteger contra la diabetes y la hipertensión en la etapa adulta, según un estudio publicado en Science. El trabajo aprovecha datos del racionamiento de azúcar que se implantó en el Reino Unido tras la Segunda Guerra Mundial. Los hallazgos resaltan los beneficios a largo plazo que tiene la ingesta reducida de azúcar durante el desarrollo temprano.
Jesús Francisco García - azúcar guerra mundial
Jesús Francisco García-Gavilán
Investigador en CIBERobn y profesor asociado de la Universidad Rovira i Virgili, en el Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili
Es un estudio muy interesante que explora un tema de gran interés en la actualidad como lo es el consumo de azúcares y productos ultraprocesados y su relación con el desarrollo de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2 y la obesidad. En cierto modo, esta investigación valida los resultados de estudios previos y sus hallazgos apoyan las recomendaciones de las guías dietéticas de práctica clínica que buscan evitar o reducir el consumo de azúcares simples durante la etapa gestacional y retrasar lo más posible el consumo de estos durante la primera infancia con el fin de preservar la salud de las personas en la edad adulta.
El estudio evaluó cómo el consumo de azucares simples en los primeros 1.000 días de vida (aproximadamente desde la concepción hasta la edad de 2 años) podría afectar el estado de salud en la adultez. Utilizando datos de más de 60.000 personas que forman parte de la cohorte UK Biobank, los investigadores exploraron si los descendientes de madres que sufrieron una restricción de azúcar durante la posguerra de la Segunda Guerra Mundial tenían mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 e hipertensión en comparación con los descendientes que nacieron tras ese periodo de restricción.
Los resultados muestran que aquellos que estuvieron expuestos a bajos niveles de azúcar en sus primeros años de vida tenían un riesgo mucho menor de desarrollar diabetes tipo 2 e hipertensión en comparación con quienes nacieron después del racionamiento y, además, la edad a la que se desarrollaron estas enfermedades fue una media de dos y cuatro años más tarde, respectivamente, lo que parece indicar que limitar la ingesta de azúcar simple y sus derivados en la infancia podría prevenir o retrasar de alguna manera el desarrollo de problemas de salud crónicos.
En cuanto a las limitaciones, hay que tener en cuenta que el estudio solo consideró personas nacidas en Reino Unido y que los datos de su salud fueron autoreportados. También que hace referencia a personas que nacieron entre los años 1951 y 1956, donde el tipo y disponibilidad de productos ultraprocesados podría ser muy diferente a la actual.
Rafael Urrialde - azúcar guerra mundial
Rafael Urrialde de Andrés
Profesor en la facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Complutense de Madrid y en la facultad de Farmacia de la Universidad San Pablo-CEU, y vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Nutrición
Es un estudio observacional con un tamaño muestral muy grande y que concluye aspectos sobre la restricción de ingesta de azúcar añadido durante los 1.000 primeros días de vida y su efecto a largo plazo en la prevención de la aparición y prevalencia de diabetes e hipertensión.
Es un estudio observacional que tiene todas las limitaciones y restricciones implícitas a esta metodología, frente a lo que serían ensayos clínicos. La correlación que demuestra no es causalidad, pero viene a corroborar lo que otros estudios también demuestran: la importancia de no incorporar azúcar añadido ni tampoco que haya un exceso de azúcares libres, de ninguna fuente alimentaria, en los 1.000 primeros días de vida. A su favor también tiene un tamaño muestral muy grande y representativo.
Aunque no exista una causalidad directa demostrada entre la restricción de azúcar durante los 1.000 primeros días y la reducción de prevalencia de diabetes e hipertensión, lo que sí se ha visto es que esta restricción, no solo con azúcar añadido sino también con la de azúcares libres, ejerce un efecto positivo sobre la reducción del sobrepeso y obesidad infanto-juvenil y la posterior aparición de determinadas patologías ligadas tanto al sobrepeso como a la obesidad. Hoy en día las recomendaciones son reducir al máximo la adición de azúcar y el consumo de azúcares libres en los lactantes y niños de corta edad (cero a tres años de vida).
La limitación, en cuanto a estudio observacional, es la misma que tienen todos los referidos a este tipo de análisis frente a lo que serían ensayos clínicos. Por otro lado, debe quedar claro que, si existe correlación, en este tipo de estudio no significa causalidad. Lo que sí permite es sentar bases para otros estudios y posteriormente a partir de revisiones sistemáticas o metaanálisis poder llegar a conclusiones más sólidas, pues en muchos casos en los estudios observacionales pueden existir otras variables que pueden distorsionar los resultados o conclusiones.
Viene a aportar más datos sobre la importancia de la reducción de azúcar en la población infantil, sobre todo de cero a tres años. Se debe reducir la ingesta de cualquier tipo de azúcar libre en ese periodo de vida para reducir la aparición de determinadas situaciones fisiológicas o patológicas. No solo hay que tener en cuenta el azúcar que se adiciona a los productos alimenticios, sino también los azúcares libres. Es decir, el que se aporta a través de determinados productos alimenticios: por ejemplo, en el caso de frutas y zumos, mejor que sea a través de frutas porque su digestibilidad es más lenta y su absorción también, lo que implica un menor índice glicémico.
- Artículo de investigación
- Revisado por pares
- Estudio observacional
- Artículo de investigación
- Revisado por pares
- Estudio observacional