Un estudio publicado en PLOS Medicine estima que la implementación de impuestos a las bebidas azucaradas en Reino Unido en 2018 se asoció con una reducción del 8 % en la obesidad en niñas inglesas de entre 10 y 11 años, sobre todo entre aquellas que vivían en áreas más desfavorecidas.
María dolores - impuesto azúcar
María Dolores del Castillo
Jefa del grupo de Biociencia de Alimentos
En 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó aplicar medidas en todo el mundo para reducir el consumo de bebidas azucaradas y sus consecuencias para la salud. Los informes de esta organización sugieren que los impuestos a las bebidas azucaradas ayudan a reducir el consumo de estos productos y también la prevalencia de la obesidad, la diabetes de tipo 2 y la caries dental. Sin embargo, los resultados derivados de los diferentes estudios de la aplicación de esta política en diferentes países indican resultados controvertidos. Por tanto, los resultados de esta publicación son de gran interés de cara a obtener información que permita establecer la efectividad de las políticas que se están llevando a cabo de manera global para reducir la ingesta de azúcar y la incidencia de la obesidad infantil y las patologías crónicas a futuro.
Los autores utilizan datos del National Child Measurement Programme que se inició en 2006. Se midieron anualmente la altura y peso de niños y niñas de escuelas primarias de 4 y 5 años de edad y 10 y 11 años, respectivamente. El estudio se realizó con objeto de conocer los niveles de sobrepeso y la obesidad en niños. En 2016, se impuso una tasa para las bebidas refrescantes azucaradas en Reino Unido. Los autores examinaron la prevalencia de la obesidad en las poblaciones seleccionadas durante 19 meses después de la puesta en marcha de esta medida. Se evaluó además el efecto del sexo y las condiciones socioeconómicas de las familias en la obesidad infantil. El estudio concluye que la tasa redujo únicamente la prevalencia de la obesidad en niñas de sexto grado (10 a 11 años) que viven en zonas con las peores condiciones económicas de las estudiadas.
Los resultados encontrados por los autores indican que las variables estudiadas influyen en el resultado en línea con estudios previos. No sorprende que se encuentren diferencias debidas a edad y sexo. Los autores describen las fortalezas y limitaciones del estudio y comparan sus resultados con otros similares. Sin embargo, no queda claramente especificado el tamaño de las poblaciones de cada sexo y grupo de edad. Se habla de prevalencia y se dan datos porcentuales. No se indican cuántos niñas o niños de preescolar o primaria de cada condición económica han participado en el estudio. Igualmente, no se indica cómo se ha evaluado el nivel de consumo de las bebidas azucaradas por las poblaciones estudiadas.
Estos factores podrían tener una influencia en el resultado a tener en cuenta en la interpretación de los mismos. Otro aspecto que podría influir en el resultado y, no se ha tenido en cuenta, son las diferencias en el grado de desarrollo hormonal de los dos grupos de niñas y los niños. Las niñas del grupo de sexto de primaria pueden haber pasado la menarquia, lo que puede influir en la ingesta y metabolismo de los alimentos. Tal y como reconocen los autores, se requieren de más investigaciones para conocer la efectividad de la tasa de azúcar, si bien es imprescindible seguir insistiendo en la reducción de la ingesta de azúcar en toda la población y muy fundamentalmente en la población infantil y los adolescentes.
- Artículo de investigación
- Revisado por pares
- No aleatorizado
- Estudio observacional
- Humanos
Nina T. Rogers et al.
- Artículo de investigación
- Revisado por pares
- No aleatorizado
- Estudio observacional
- Humanos