El incendio que se originó el pasado 15 de agosto entre los municipios tinerfeños de Arafo y Candelaria, al noreste de la isla, avanza en varios frentes y ha afectado a más de 13.000 hectáreas, aunque los servicios de extinción lo han estabilizado en algunos puntos. Las personas evacuadas en los últimos días han sido miles. Según ha confirmado el presidente de Canarias, Fernando Clavijo, el incendio ha sido provocado.
Dos helicópteros sobrevuelan un foco situado en El Ravelo, en el municipio de El Sauzal, una de las zonas afectadas por el incendio forestal declarado el pasado martes en Tenerife. EFE/Ramón de la Rocha.
Eduardo Rojas - incendio Tenerife
Eduardo Rojas Briales
Profesor de la Universitat Politècnica de València y subdirector general de la FAO
¿A qué se debe que el incendio sea tan virulento?
“En verano las Canarias se ven afectadas por los alisios que transportan mucha humedad y temperaturas relativamente bajas con viento del NE paralelo a la costa marroquí. Esto produce estancamiento de nubes y algo de precipitación horizontal en las montañas de las islas de mayor relieve en la cota 600-1.500 m. Por encima de esa altitud, que no es fija y oscila, se produce el contra-alisio que viene del SW, es muy cálido y seco. Hasta los 2.300 m (cota de la llanura de las Cañadas) las condiciones son propicias al pino canario sin más árbol que algún Juniperus (enebro) que resista este clima extremo. El verano es largo y esa zona se repobló extensamente desde 1900, con lo que dispone de mucha masa forestal continua y de una cierta edad con mucho combustible disponible. Anteriormente muchas de estas zonas estaban cultivadas”.
¿Cómo evolucionan este tipo de fuegos?
“No muy diferente a los que afectan a pinares naturales o de repoblación con alta continuidad horizontal en la Península”.
¿Estaríamos ante un megaincendio o incendio de sexta generación?
“Por lo que se ve en las fotos sí, pero hay que analizar la información de imágenes de satélite y la observación atmosférica”.
¿Se puede hacer algo más aparte de lo que están haciendo ya los equipos de extinción?
“Directamente no. Previamente sí: red de caminos para poder acceder, claras y podas, quemas prescritas. En Gran Canaria, que es mucho más seca, el incendio de hace dos semanas se paró en unas 100 hectáreas gracias a que llegó a zonas donde se había practicado consecuentemente gestión forestal. En los barrancos, favorecer vegetación [y] menos combustible. Donde sea agronómicamente viable y de interés por prevención de incendios, recuperar cultivos como la vid para generar barreras verdes”.
Declara no tener conflictos de interés: “Mi sueldo es de la universidad”.
Jesús Santiago Notario - incendio Tenerife
Jesús Santiago Notario del Pino
Profesor Titular del departamento de Biología Animal, Edafología y Geología de la Universidad de La Laguna
¿A qué se debe que el incendio sea tan virulento?
“A una combinación de factores: gran acumulación de masa vegetal combustible, abandono del medio rural y colonización de las tierras por vegetación inflamable, calentamiento global, una fuerte ola previa de calor, etcétera”.
¿Cómo evolucionan este tipo de fuegos?
“Crean su propio sistema de circulación de aire, a menudo, ajeno a la dinámica atmosférica, producen una intensa emisión de material incandescente aerotransportado (pavesas) que puede crear nuevos focos a distancia y arden con una intensidad tal que supera la capacidad de extinción de los medios humanos, ya sean terrestres o aéreos. El calor radiante es muy intenso, deshidrata rápidamente la materia vegetal circundante no quemada y hace que se inflame con facilidad. Por eso, por ejemplo, una casa en el monte limitada por setos está seriamente amenazada”.
¿Estaríamos ante un megaincendio o incendio de sexta generación?
“Según los técnicos que trabajan a pie de campo, así ha ocurrido con frecuencia en este caso. Si es por superficie afectada, no recuerdo otro incendio como este en Tenerife”.
¿Se puede hacer algo más aparte de lo que están haciendo ya los equipos de extinción?
“Si se refiere a la extinción misma, en mi opinión no, nada. Hacen lo que pueden y saben, y son profesionales altamente cualificados”.
Adrián Regos - incendio Tenerife
Adrián Regos Sanz
Investigador posdoctoral Ramón y Cajal en la Misión Biológica de Galicia (MBG-CSIC)
El incendio de Tenerife entró el sábado a la tarde en la categoría de incendio de sexta generación. Las condiciones de fuerte viento y baja humedad están dificultando enormemente las labores de extinción, sobrepasando la capacidad actual de extinción. Estos incendios extremos son capaces de generar sus propias dinámicas y turbulencias que favorecen un comportamiento errático y poco predecible, lo que aumenta su peligrosidad.
A nivel de extinción hay poco más que se pueda hacer, aparte de la enorme tarea que ya están llevando a cabo los sistemas de extinción. Es fácil que este incendio pueda sobrepasar las 10.000 hectáreas, entrando así en la categoría de megaincendio, aunque por su comportamiento es ya un incendio extremo. La prevención frente a estos eventos extremos es fundamental. A diferencia de otras catástrofes naturales, estos incendios son en cierto modo predecibles. Hay herramientas de planificación territorial que pueden ayudar a crear paisajes ‘fire-smart', más resistentes y resilientes a los grandes incendios. Dicha gestión territorial deberá incorporar no solo diferentes medidas de gestión forestal sostenible, sino políticas que ayuden a fijar población rural cuyas actividades agropastorales puedan ayudar a reducir la carga de combustible (es decir, acumulación de vegetación inflamable) en el territorio, reduciendo el riesgo de incendio. Estos servicios de prevención de incendios deben ser valorados por la sociedad, siendo los propietarios de los terrenos agroforestales beneficiarios de ayudas o pagos por dichos servicios.
El interfaz urbano forestal debe estar protegido frente a este tipo de eventos, para lo cual se debe preparar franjas de protección. La sociedad debe también ser consciente de que el fuego es un elemento fundamental de los ecosistemas mediterráneos y una herramienta de gestión del paisaje que no debe ser demonizada, sino integrada como una herramienta más de planificación y lucha integral contra los megaincendios del futuro. Las quemas controladas o prescritas deben ser vistas como una vacuna. Una vacuna que ayuda a prevenir la mayor virulencia de estos incendios de nueva generación, resultado de un cambio climático cada vez más acuciante, en concomitancia con el abandono rural de muchas zonas de nuestro país.
La gestión y lucha integral contra los incendios extremos debe ser integral, transversal a muchos sectores socioeconómicos de nuestra sociedad y basada en soluciones sostenibles ambientales. Dichas soluciones existen y deben ser analizadas y valoradas desde un punto de vista social, económico y ambiental.