Cambiar una parte del consumo de carne roja mundial por peces forrajeros —como sardinas, arenques o anchoas— disminuiría el número de muertes en una cifra entre 500.000 y 750.000 en 2050, según un estudio publicado en BMJ Global Health. Los autores utilizaron proyecciones de datos para ese año tanto de consumo de carne roja como de capturas de peces forrajeros en 137 países, sustituyendo uno por otro sin exceder el límite de suministro de estos últimos. La investigación calcula que sardinas, arenques y anchoas podrían sustituir al 8 % de la carne roja mundial, lo que serviría, además, para reducir la prevalencia de enfermedades relacionadas con la alimentación.
Jesús Francisco García - pescado muertes
Jesús Francisco García-Gavilán
Investigador en CIBERobn y profesor asociado de la Universidad Rovira i Virgili, en el Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili
Este estudio valora el potencial de sustituir el consumo de carnes rojas por peces forrajeros como una alternativa nutricional y ambientalmente más sostenible. Los peces forrajeros incluyen especies como sardinas, arenque y caballa, pescados grasos pequeños con un importante contenido en DHA y EPA, dos ácidos grasos poliinsaturados omega 3 que han demostrado producir efectos muy beneficiosos sobre el organismo. La mayor parte del mercado de estas especies se destina a la alimentación de otras especies animales, obviándose que un consumo humano directo supondría, no solo una mejora a nivel de salud pública, sino que afectaría positivamente sobre algunos de los actuales problemas de sobreexplotación, cambio climático y desnutrición con un mínimo de esfuerzo aplicado sobre políticas comerciales, ambientales y nutricionales.
La carne roja es un alimento procedente principalmente del ganado vacuno. Varios estudios han demostrado que un consumo continuado de este grupo de alimentos favorece el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer, las dos patologías que producen mayor mortalidad y gasto sanitario a nivel nacional. También existen estudios que demuestran que algunas de las prácticas ganaderas asociadas a este tipo de alimentos perjudican gravemente el medioambiente.
Por lo tanto, la aplicación de políticas alimentarias a nivel nacional que favorecieran el consumo de pescado no solo produciría una mejora de la salud de la población española, sino que disminuiría el gasto sanitario y potenciaría el seguimiento de la dieta mediterránea y de la dieta atlántica, dos patrones alimentarios en peligro de extinción a pesar de ser mundialmente reconocidos como efectivos en la prevención de patologías.
Adrián Carballo - pescado salud
Adrián Carballo Casla
Investigador posdoctoral en el Aging Research Center del departamento de Neurobiología, Cuidados en Salud y Sociedad del Instituto Karolinska en Estocolmo (Suecia) e investigador de CIBERESP
Se trata de una investigación interesante y metodológicamente sólida en la que los autores estudian cómo la reducción en el consumo de carne roja, acompañada del aumento en el consumo de pescado pequeño, podría tener un impacto favorable en enfermedades no transmisibles (enfermedad isquémica del corazón, accidente cerebrovascular, diabetes y cáncer colorrectal).
La principal limitación de este estudio está ligada al modelado de datos agregados, es decir, no es posible determinar si los teóricos beneficios de la sustitución de carne roja por pescado pequeño en un país determinado se podrían aplicar a una persona concreta de ese mismo país.
- Artículo de investigación
- Revisado por pares
- Humanos
Shujuan Xia et al.
- Artículo de investigación
- Revisado por pares
- Humanos