El cambio climático afecta tanto a la frecuencia y magnitud de los incendios forestales como al aumento del número de días con intrusiones de polvo sahariano, dos cuestiones que también impactan en la salud de las personas. Ahora, un estudio liderado por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) ha analizado cómo influyen ambos fenómenos en los ingresos hospitalarios por trastornos mentales.
“Es la primera vez que se hace algo así”, destacó Julio Díaz, coautor del estudio y codirector de la Unidad de Cambio Climático, Salud y Medio Ambiente Urbano del ISCIII, en una sesión informativa organizada por el Science Media Centre España.
El trabajo analiza la relación entre los ingresos hospitalarios diarios en urgencias en España por trastornos mentales y las concentraciones medias diarias de partículas PM10, PM 2,5, dióxido de nitrógeno (NO2), ozono (O3) y la temperatura máxima diaria en olas de calor. “Hemos tenido en cuenta todas las enfermedades mentales y del comportamiento, y luego dos específicamente, la ansiedad y la depresión”, explicó Díaz, que también es profesor de investigación y científico titular en la Escuela Nacional de Sanidad del ISCIII.
Los resultados, publicados en Science of The Total Environment, indican que en los días en los que hay combustión de biomasa (por incendios), las concentraciones de PM tienen un efecto sobre los ingresos urgentes por trastornos mentales, en especial depresión, “Se relacionarían con una mayor toxicidad de las PM”, señaló el científico.
Sin embargo, en los días con polvo sahariano, aunque sí se produce un aumento en las concentraciones de PM, son otras variables las que están más relacionadas con este tipo de ingresos, como la propia temperatura en olas de calor, el NO2 o el O3, que también aumentan en estos días. “Incluso aumentando la concentración de PM, se ve que no incide en los ingresos por enfermedades mentales”, señaló Díaz durante la sesión.
“Cuando hay una ola de calor se dispara el ozono, la temperatura, es más probable que venga polvo del Sáhara, que haya incendios forestales, que haya enfermedades transmitidas por alimentos...”. Y añadió: “No tiene sentido mirar solo el valor de las PM”.
El periodo de estudio abarcó de 2009-2018 e incluyó datos de una provincia representativa de cada una de las nueve regiones en las que se divide España para analizar las intrusiones de material particulado de origen natural: A Coruña, Las Palmas, Madrid, Málaga, Islas Baleares, Sevilla, Valencia, Vizcaya y Zamora.
Un problema de salud pública
La intrusión del polvo del Sáhara es un fenómeno cada vez más habitual en España. “En algunos lugares llega al 30% de los días”, puntualizó Díaz, quien resaltó que es importante “que no se vea como un castigo divino”.
Frente a estos episodios, el científico insistió en la necesidad de tomar medidas, como limitar el número de vehículos que circulan, para contener los niveles de PM. “No puedo eliminar los que vienen del polvo del Sáhara, pero sí puedo bajar la concentración o las emisiones de origen antrópico [...] es decir, la que echan los coches”, aclaró.
Díaz también se refirió a los incendios forestales de gran magnitud y advirtió que las personas que pueden estar expuestas a daños en su salud no tienen por qué ser las más próximas.
Como explicó el investigador, diseñar este tipo de estudios es complejo. “Tienes que elegir lugares poblados, pero que tengan intrusión de [polvo sahariano] o en el que haya habido, por ejemplo, incendios forestales”, aclaró. Esto provoca que el alcance de los resultados sea limitado. “Los números son muy pequeños”, señaló el autor, "no puedes inferir causalidad”.
En la investigación también participaron investigadores de la Universidad de Alcalá, de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) y del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT).