Este artículo de una comisión de expertos hace una revisión detallada de los retos y soluciones a lo que denominan la “crisis global en salud mental en los jóvenes”. Incorpora información sobre recursos de diferentes orígenes geográficos y fuentes de información diversa. Subraya la prioridad que debería darse al hecho de abordar los problemas de salud mental en adolescentes, por ser de las primeras causas de morbimortalidad en esta edad. Debido a su inicio temprano y naturaleza crónica, representan una de las mayores cargas de enfermedad, vinculadas a enormes costos económicos y oportunidades perdidas. 

Se abordan factores que han contribuido al aumento de prevalencia de este problema en los últimos años a nivel mundial (hablan de “megatrends”), citando factores sociales, económicos y políticos desestabilizadores, como por ejemplo la precariedad en vivienda y empleo, el aumento de inequidades intergeneracionales y factores relacionados con el cambio climático, así como el impacto de las tecnologías no reguladas, como las redes sociales y la inteligencia artificial.  

Como soluciones, recomiendan que se unifique el seguimiento clínico de los adolescentes hasta la edad adulta, se potencie el abordaje preventivo desde la atención primaria, se empleen herramientas digitales para potenciar el acceso y retención a los servicios y se involucre a jóvenes en las tomas de decisiones.  

La Comisión recomienda una serie de acciones políticas, incluyendo argumentos económicos, estrategias de prevención basadas en evidencia y ejemplos prácticos. Además, destaca la importancia de compartir experiencias personales para movilizar a la comunidad de salud mental, con el apoyo de figuras públicas, medios de comunicación y organizaciones de base.

El artículo es un trabajo de opinión de expertos de los cinco continentes dentro de las comisiones que crea la revista The Lancet y todas sus revistas, en este caso The Lancet Psychiatry. En este trabajo participan también personas con trastorno mental en primera persona.  

Se revisan las posibles causas para el aumento de los trastornos mentales en personas jóvenes (entre 12 y 25 años) en las últimas décadas. Existen varios factores biológicos, psicológicos, sociales y culturales que pueden explicar este incremento. Un factor que afecta a ese segmento de la población es el incremento drástico del uso de redes sociales. Como trastornos complejos presentan múltiples factores de riesgo por lo que se debe actuar en todos en su conjunto  

Se recomienda que se reformen los modelos de atención mejorando la accesibilidad a los servicios de salud mental, se refuerce la prevención en salud mental en edades tempranas de la vida y se integren sectores implicados más allá del sanitario (educación, servicios sociales, justicia, etc.). Los servicios deben estar alejados del estigma. Se debe invertir en una mayor concienciación escolar, universitaria y laboral, así como en promoción, programas de prevención y detección temprana. 

Algunas de las medidas propuestas no son solo eficaces, sino que tienen una buena relación coste-eficiencia, pero requieren de una inversión. Un buen ejemplo es la colaboración entre el sistema educativo y la promoción de la salud mental en el mismo.

El artículo es un análisis del deterioro de la salud mental en los jóvenes realizado por una comisión de profesionales de distintos países vinculados a la salud mental. Se trata de una llamada a la acción para los políticos, responsables de salud y la sociedad en general, para abordar la crisis de salud mental global en la población juvenil. Cabe destacar que, a pesar del perfil académico de los profesionales que componen la comisión y del contenido biomédico habitual de la revista, el análisis que se lleva a cabo es global y trasciende lo puramente clínico. El llamamiento que hace el texto es un cambio en las políticas gubernamentales para atajar los determinantes sociales de la salud mental, el cambio climático, la inseguridad geopolítica, el impacto de las nuevas tecnologías y las ‘“graves consecuencias socioeconómicas de las políticas neoliberales desenfrenadas que han empeorado la desigualdad, especialmente la intergeneracional’”. Mencionan para ello el acceso razonable de los jóvenes a apoyos financieros, vivienda segura y apoyos sociales, entre otras medidas socioeconómicas. 

En cuanto a la provisión de servicios sanitarios, el texto destaca la necesidad de priorizar la salud mental infantojuvenil a través de la atención primaria, que maximiza el acceso, la aceptabilidad y que ha de estar en el eje de la reforma que proponen. También subrayan que todas las medidas han de adaptarse a los contextos culturales y socioeconómicos de los diferentes países y esto puede requerir estrategias específicas y locales. Si queremos mejorar la salud mental de los jóvenes tenemos que empezar por que sus vidas merezcan la pena ser vividas y con la esperanza de un futuro en un mundo a salvo y con menos desigualdades.