¿En qué zonas viven los menores más afectados por el calor en España?
En total, en 2024 se registraron tres olas de calor que afectaron a la península y a Baleares, según la AEMET, y otros siete “episodios cálidos destacados” entre mayo y agosto. Estos episodios de calor extremo ya no solo ocurren en julio y agosto, cuando no hay periodo lectivo.
Evidentemente, quienes sufren más el calor viven, sobre todo, en el sur del país y en las zonas mediterráneas, aunque hay que tener en cuenta los umbrales fijados por el Ministerio de Sanidad, que varían según las 182 zonas de meteosalud. Los umbrales en los que se activan las alertas de Sanidad oscilan entre los 23,9 ºC del litoral asturiano y los 40,4 ºC de la campiña cordobesa.
También sabemos que las zonas urbanas son casi seis veces más vulnerables al calor extremo que las zonas rurales, según un estudio basado en datos de entre 2000 y 2013. Hay disparidades socioeconómicas: son más vulnerables los grupos de población con peores condiciones laborales y con mayores porcentajes de vivienda en malas condiciones, indica el análisis, que incluye 10 provincias españolas.
Pero no todas las ciudades son iguales: el calor golpea más a las caracterizadas por “mucha densidad urbana, pocas zonas verdes, viviendas relativamente viejas o poco aisladas”, resume al SMC España Mar Satorras, investigadora del área de sostenibilidad del Institut Metròpoli en Barcelona. Este perfil lo cumplen Barcelona, Valencia o Sevilla, entre otras urbes, según la investigadora.
¿Se ha calculado cuántos niños y niñas padecen calor extremo en España?
Según una encuesta de condiciones de vida del Instituto Nacional de Estadística (INE), un tercio de las personas en España en 2023 declaró que no podía mantener su vivienda a una temperatura adecuada durante el verano, comparado con un cuarto en la encuesta del 2012. Son cifras superiores a la proporción de personas que dijeron no poder mantener su vivienda a una temperatura adecuada durante los meses fríos: 27,5 % en 2023 y 17,9 % en 2012.
Usando el índice de vulnerabilidad al cambio climático (IVAC) desarrollado por el Institut Metròpoli en el área metropolitana de Barcelona, se estimó que más de 50.000 menores de entre tres y 12 años viven en zonas de alta vulnerabilidad al calor en esta zona. Esta proporción representa el 15,8 % del total de este grupo de edad, según un informe publicado por la Fundació Bofill en 2024.
¿Cómo les afecta el calor a su salud?
Los bebés son especialmente vulnerables al calor, pero este artículo se enfoca en menores de entre 3 y 12 años, resumiendo los efectos directos e indirectos.
Efectos directos
Las altas temperaturas tienen efectos directos en la salud de las personas, como por ejemplo la insolación, el agotamiento o los golpes de calor. En niños, los síntomas relacionados pueden incluir náuseas, dolores de cabeza, y calambres musculares, sobre todo después de hacer ejercicio al aire libre, explica una nota técnica de UNICEF de 2023.
Además, las altas temperaturas están relacionadas con un aumento de problemas de salud mental en niños, según advierte UNICEF; pueden provocar estrés, irritabilidad, malestar general, dificultades para dormir y para concentrarse. El ritmo de aprendizaje en la escuela disminuye al aumentar el número de días lectivos calurosos, como muestra un estudio publicado en Nature Human Behaviour en 2021, que analizó datos de rendimiento escolar en 58 países.
No obstante, faltan datos y estudios respecto al impacto del calor extremo en la salud de los menores. Hay muy poca evidencia científica que vincule las altas temperaturas con problemas de conducta y neurodesarrollo, o con problemas de obesidad y desarrollo infantil, advertían Mònica Ubalde y Mark Nieuwenhuijsen, investigadores del ISGlobal de Barcelona, en un informe publicado en 2022 por el Hospital Sant Joan de Déu. Sí existen algunos estudios que relacionan el calor extremo con problemas de desarrollo fetal, salud respiratoria e inmunitaria, pero con datos insuficientes o incongruentes, añaden.
Sin embargo, en un artículo Ubalde destaca que “los mecanismos de sudoración y vasodilatación no son tan eficientes [en niños] como en los adultos” y que “su capacidad de beber líquidos y su respuesta a la deshidratación pueden ser más limitadas”. Además, los menores “pueden tener dificultades para identificar y comunicar que están pasando calor” y su tendencia a estar en movimiento puede dificultar la regulación de la temperatura corporal.
Efectos indirectos
Existen otros riesgos vinculados a las temperaturas extremas, como por ejemplo:
- El empeoramiento de la calidad del aire, que puede influir en la incidencia de episodios de enfermedades cardiovasculares o respiratorias.
- El aumento de enfermedades transmitidas por la comida o el agua, ya que los microorganismos patógenos proliferan en días más calurosos.
- La expansión del área geográfica y de los periodos de riesgo de enfermedades transmitidas por los mosquitos y otros vectores que prosperan en periodos de temperaturas extremas.
¿Los niños y las niñas perciben el calor como los adultos?
Según el proyecto de ciencia ciudadana Vigilants de la Calor (Vigilantes del Calor en castellano), que involucró a niños de tres escuelas del área metropolitana de Barcelona, la percepción de confort térmico por los menores era similar a la de los adultos de su hogar en un 45 % de los casos en verano. En un 29 % de los casos, su percepción era de más calor que la de los adultos.
Las diferencias en la tasa metabólica, el nivel de actividad, la densidad de las aulas o las limitaciones de los niños para adaptarse al entorno abriendo o cerrando ventanas o ajustando su ropa, entre otras, podrían explicar tales diferencias con los estándares adultos, según los autores de un estudio publicado en 2021, llevado a cabo en Sevilla durante un verano con alumnos de 10 y 11 años. Esta percepción varía también según los lugares del mundo. El estudio sevillano obtuvo una temperatura de confort de 24,5 °C, por encima de la temperatura de confort térmico en estudios con niños en el Reino Unido, por ejemplo.
¿Cómo podemos adaptar el entorno escolar al cambio climático?
Varios grupos de investigación aplicada estudian formas de transformar los patios y edificios escolares. Refugis climàtics a les escoles (Refugios climáticos en las escuelas, en castellano) es un proyecto que se llevó a cabo entre 2018 y 2022 para transformar 11 escuelas de Barcelona a través de iniciativas ‘verdes’ (plantar árboles, sustituir superficies duras de los patios por elementos naturales), ‘azules’ (instalación de fuentes para beber, jugar y refrescarse) y ‘grises’ (adaptar los edificios e incluir elementos que aportan sombra). Además, los colegios se abrieron al resto de la comunidad local durante periodos no lectivos.

“La mayoría de las escuelas tienen patios todavía muy tradicionales, pavimentados, donde las pistas deportivas son el principal uso”, explica al SMC España Francesc Baró, investigador en la Vrije Universiteit Brussel (Bélgica) y cocoordinador del proyecto CoolSchools. Este proyecto financiado por la Unión Europea propuso integrar la naturaleza en escuelas de Barcelona, Bruselas, París y Rotterdam entre marzo de 2022 y febrero de 2025. Estos cambios ayudan a regular las temperaturas, promueven el bienestar, fomentan la actividad física y el juego al aire libre, y ofrecen un acceso equitativo a espacios verdes a niños de todos los grupos socioeconómicos, según recoge una guía para las escuelas del proyecto.
“En los entornos que han seguido estos procesos de transformación, se está viendo un efecto positivo sobre la salud de los niños, tanto a nivel de desarrollo cognitivo como en cuestiones de conducta y de atención”, destacó Baró en una sesión informativa organizada por el SMC España el 4 de junio. La idea de Coolschools es que los centros educativos transformados “puedan actuar como hubs a nivel de barrio”, que sus beneficios se puedan expandir más allá de las escuelas, comenta Baró.
En cuanto a la adaptación de edificios, conviene priorizar medidas arquitectónicas pasivas, como aislar fachadas y cubiertas, favorecer la ventilación natural y el uso de colores claros, enumeraba Aurora Monge, investigadora en Arquitectura de la Universidad de Navarra, en un artículo publicado por The Conversation en 2023. En Barcelona, por ejemplo, el proyecto Escoles + Ventilades (Escuelas + Ventiladas, en castellano), de la Universidad Politècnica de Catalunya, coordina pruebas piloto para fomentar sistemas pasivos que puedan mejorar la calidad del aire y el confort térmico en centros educativos.
Cuando estas medidas pasivas “no sean suficientes para garantizar unas temperaturas que afectan no solo al bienestar y al rendimiento académico de los niños y niñas, sino también a su salud, se acompañará de la instalación de los sistemas activos de acondicionamiento necesarios”, recomendaba Monge en su artículo.
En los entornos que han seguido estos procesos de transformación se está viendo un efecto positivo sobre la salud de los niños
Francesc Baró
Monge y sus colaboradores empezaron el pasado mes de abril el proyecto COL3NATUR (Renaturalización de edificios, patios y caminos escolares para la Adaptación al Cambio Climático) también con financiación europea y con proyectos piloto en Pamplona, Francia y Portugal. El proyecto quiere contribuir a las estrategias de las autoridades locales para fomentar soluciones basadas en la naturaleza en colegios. “Muchos ayuntamientos tienen estrategias de actuación [...], pero pocos saben cómo hacerlo para que los resultados sean acordes a los objetivos que se han propuesto y con resultados medibles”, indica Monge al SMC España.
¿Qué hacen los menores para adaptarse al calor?
No está en sus manos, ni en las de la mayoría de sus familias, mejorar el aislamiento de sus casas, montar toldos o instalar sistemas de aire acondicionado. En el proyecto Vigilants de la Calor, los niños mencionaron varias soluciones que adoptaban en sus hogares, como comer helados, beber más agua, ducharse o usar un ventilador.
Por supuesto, las soluciones usadas dependen de los medios económicos de cada uno: solo 4 % de las respuestas mencionaban salir a la piscina, la playa u otro sitio fresco, comparado con 32 % de las respuestas que se centraban en comer o beber. Según la Encuesta de Condiciones de Vida del INE, en 2024 un tercio de la población española no se pudo permitir ir de vacaciones fuera de casa al menos una semana al año.
¿Se pueden o deben adaptar los horarios y calendarios escolares durante episodios de calor extremo?
En Andalucía, una normativa permite a los centros educativos “flexibilizar” sus horarios en días de calor excesivo. “Esta flexibilización podrá implicar la salida anticipada del alumnado en los días en los que se active la alerta naranja o roja [por calor extremo]. Dicha salida anticipada no podrá realizarse antes de las 12.00 horas”, según informa elDiario.es.
Pero este tipo de medidas no convencen a los expertos. Cristina Linares, científica titular del Instituto de Salud Carlos III, comentaba en el mismo diario en 2023: “¿Quién va a estar en casa para cuidar de esos niños si los padres estamos trabajando? ¿Vamos a mandar al abuelo a buscarle en plena ola de calor para que le dé a él el golpe en el trayecto?”. Baró incide en otra pregunta clave: “¿Hasta qué punto el derecho a la educación se ve comprometido por todos estos impactos climáticos?”.