Un análisis publicado en la revista médica The BMJ señala que los cambios en el estilo de vida que recomiendan los médicos a personas con obesidad, centrados en la restricción calórica y el aumento de la actividad física, tienen escaso efecto en la pérdida de peso a largo plazo, no consiguen reducir significativamente los riesgos cardiovasculares y, sin embargo, pueden provocar discriminación, estigmatización y trastornos de la conducta alimentaria. Los autores señalan, además, que el peso por sí solo es una medida inadecuada de la salud de una persona, tal y como reflejan las directrices clínicas recientes, y proponen un enfoque de "salud para todas las tallas" con una atención eficaz centrada en cada paciente.