Las resistencias antimicrobianas causaron alrededor de 5 millones de muertes en todo el mundo en 2019. El uso de vacunas tiene el potencial de disminuir esas muertes –515.000 fallecimientos menos al año–, según un informe publicado por la OMS. El trabajo se ha centrado en 24 patógenos y 44 vacunas, autorizadas por las agencias reguladoras, en desarrollo clínico o en fase de desarrollo. Solo contando las vacunas que ya existen, el uso de antibióticos se podría reducir en 142 millones de dosis diarias al año.
Gómez Rial - vacunas antimicrobianos
José Gómez Rial
Jefe de Servicio de Inmunología en el Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela (CHUS), Servicio Gallego de Salud (SERGAS)
Este informe de la OMS sobre el impacto de las vacunas en la reducción de las resistencias antimicrobianas subraya varios puntos clave importantes.
En primer lugar, el papel crucial de las vacunas en la prevención de infecciones. Evitando las infecciones primarias las vacunas reducen la necesidad de tratamientos antimicrobianos, lo que disminuye la presión selectiva sobre el desarrollo de resistencias. Se estima que con las vacunas actuales se puede reducir el uso de antibióticos diarios en 142 millones de dosis diarias cada año, y con las vacunas en desarrollo se podría reducir hasta en 1.900 millones. Este dato es fundamental de cara a lograr una menor exposición a antibióticos y, por tanto, menor selección de bacterias resistentes.
El informe enfatiza la necesidad de integrar estas métricas de reducción de uso de antibióticos en los ensayos clínicos de las nuevas vacunas. Este aspecto es clave para asegurar que las nuevas vacunas no solo se evalúen por su eficacia e inmunogenicidad, sino también por su impacto en la reducción de las resistencias antimicrobianas. También se recomienda que los programas de inmunización a nivel global incluyan explícitamente la reducción de las resistencias antimicrobianas como uno de sus objetivos, lo que refuerza la importancia de las vacunas como una estrategia clave en salud pública.
Las vacunas representan una herramienta poderosa tanto para la prevención de enfermedades como para mitigar uno de los mayores desafíos de salud pública del siglo XXI, como son las resistencias antimicrobianas. Es la denominada ‘pandemia silenciosa’ de este siglo, ya que no tiene la visibilidad inmediata de una pandemia viral como la de covid-19 pero que está causando un número creciente de muertes y complicaciones en todo el mundo. Según datos de la propia OMS, las resistencias antimicrobianas causaron en el año 2019 cinco millones de muertes en todo el mundo y se espera que esta cifra aumente drásticamente en las próximas décadas si no se toman medidas urgentes.
Ángel Hérnandez - vacunas OMS
Ángel Hernández Merino
Pediatra y colaborador del Comité Asesor de Vacunas, de la Asociación Española de Pediatría y de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria
Se trata de un estudio importante en el que han colaborado varios grupos y comités asesores, con numerosos expertos en distintas áreas en cada uno de ellos. El objetivo es insertar en una estrategia multifocal de lucha contra la resistencia bacteriana a los antibióticos (RBA; en inglés, AMR, antimicrobial resistance). Este es un fenómeno que tiene un enorme impacto en la salud (enfermedad, discapacidad y reducción de la calidad de vida, y muertes) y en los costes sociales y económicos derivados. La RBA es, además, un fenómeno emergente y creciente, que amenaza la estabilidad y calidad de vida de las poblaciones. Constituye, por tanto, un problema y un reto de primer orden para la salud pública.
El informe publicado por la OMS aborda el papel de las vacunas en la contención y reducción de las RBA. Se centra en 24 patógenos (bacterias y virus) y 44 vacunas (unas ya en uso y otras en distintas fases de investigación). Un estudio previo, de 2019, había estimado que cada año se perdían unos cinco millones de vidas atribuibles a la RBA y que las vacunas tendrían el potencial de evitar un 10 % de estas muertes (aproximadamente, medio millón cada año).
En el análisis actual de la OMS se estima que las vacunas ya en uso podrían evitar unas 106.000 muertes (con mejoras apreciables si se incrementan las coberturas); las vacunas en fases avanzadas de investigación clínica podrían evitar unas 135.000 muertes y las que se encuentra en fases precoces de investigación, unas 408.000 más. El efecto de las vacunaciones sobre otros impactos en salud y económicos de las RBA son también muy relevantes. El estudio publicado incluye, también, un análisis pormenorizado de las estimaciones para cada patógeno, sus vacunas disponibles o en investigación y las regiones de la OMS.
Tras estos resultados, la OMS concluye que estas consideraciones deben formar parte consustancial de las estrategias de lucha contra las RBA y que debe buscarse maximizar los impactos introduciendo las vacunas y ampliando la cobertura vacunal allí donde sean necesarias; debe incluirse en los análisis de coste-efectividad de los programas vacunales, y debe formar parte de los objetivos (secundarios) de los ensayos para la investigación de nuevas vacunas.
Si bien el potencial del impacto de las vacunas sobre las RBA y sus consecuencias es considerable según el análisis de la OMS publicado, pueden señalarse algunas limitaciones. Los resultados presentados se derivan de predicciones a partir de modelos estáticos que, en el mundo real, sin embargo, podrían sufrir variaciones según la localización geográfica y el tiempo. El análisis presume una extensión y cobertura vacunal de moderada a elevada, lo que puede sobreestimar los resultados; por otro lado, no incluye los efectos de las campañas de vacunación al margen de los programas básicos de vacunación, lo que podría, en este caso, subestimar los resultados. Respecto a las vacunas en investigación, hay que destacar que mantienen un alto nivel de incertidumbre sobre el resultado final de esta y de su potencial papel en la reducción de las RBA.
Los mecanismos del impacto de las vacunas sobre el complejo fenómeno de las RBA y sus efectos directos e indirectos no son, aún, bien conocidos. Es necesario mejorar el conocimiento sobre estos aspectos.
En todo caso, y esto podría ser una de las conclusiones de mayor importancia, deben incluirse estas cuestiones sobre el papel de las vacunas en la reducción de las RBA en los estudios y evaluaciones de las vacunas aprobadas en uso o con perspectivas de introducción en los programas de inmunización o en investigación. Y hacerlo de forma sincronizada con el resto de acciones contempladas en las estrategias de lucha contra las resistencias a los antibióticos.
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WHO
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