La Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha declarado este martes el comienzo de las condiciones de El Niño. "La declaración de El Niño por parte de la OMM es la señal para que los gobiernos de todo el mundo movilicen los preparativos para limitar las repercusiones en nuestra salud, nuestros ecosistemas y nuestras economías", dijo el secretario general de la OMM, Petteri Taalas. Según el comunicado de la OMM, por primera vez en siete años se han desarrollado condiciones de El Niño en el Pacífico tropical, lo que prepara el terreno para un probable aumento de las temperaturas mundiales y para alterar los patrones meteorológicos y climáticos.
Javier Martín-Vide - El Niño
Javier Martín-Vide
Catedrático de Geografía Física
La confirmación por parte de la Organización Meteorológica Mundial de que estamos ya viviendo un fenómeno de El Niño y de que, muy probablemente, continuará durante la segunda mitad del año nos alerta de que aportará, como ha ocurrido en el caso de los anteriores El Niño, un plus o añadido térmico de unas décimas de grado centígrado a la temperatura media global del aire en superficie del actual 2023 o, por inercia del sistema climático y la posible continuación del fenómeno, del 2024. Como es sabido, unas décimas de grado centígrado más en la temperatura media global del aire suponen una variación en absoluto despreciable. Además, a este probable calentamiento extra se une, en la misma dirección, una fuerte anomalía térmica positiva existente desde hace semanas en las aguas del Atlántico norte y del Pacífico septentrional. Todo ello permite prever, con una probabilidad apreciable, de que uno de los dos años indicados podría ser el más cálido de la historia instrumental.
Por otra parte, cabe esperar un aumento de la frecuencia e intensidad de algunos extremos meteorológicos, como las olas de calor, y las sequías, en unas regiones, y las precipitaciones torrenciales, en otras. A título informativo, El Niño más intenso del siglo XX, el del 1982-83, coincidió con las precipitaciones torrenciales en la cuenca del Júcar que derivaron en la pantanada de Tous, en octubre de 1982, y con las lluvias muy copiosas, con inundaciones y corrimientos de tierras, del Pirineo catalán en noviembre del mismo año.
Darío Redolat - El Niño
Darío Redolat
Consultor en cambio climático y meteorología
El Niño es un fenómeno de variación natural de la capa termoclina del océano Pacífico que tiene importantes implicaciones a nivel global. Durante su fase activa puede aumentar la temperatura promedio global en 0,4 ºC, con grandes áreas del océano Pacífico central y oriental con anomalías de más de 2 y 3 ºC. El Niño no es responsable del calentamiento global, sino que "devuelve" parte de la energía absorbida por el océano durante la fase neutra o de La Niña, cuando se producen anomalías negativas.
Sus implicaciones se traducen en disminución del monzón asiático, de la estación de lluvias en el Caribe o cambio en los patrones de los ecosistemas marinos de las costas de Sudamérica, entre otros.
En el caso concreto de España no se observan correlaciones significativas entre la temperatura atmosférica y la temperatura superficial del mar en el Pacífico y que perduren notablemente en el tiempo. Es cierto que se han encontrado correlaciones débiles entre una fase positiva de El Niño y un final de otoño más cálido de lo normal (concretamente para El Niño 1+2, el más próximo a Sudamérica) pero no son patrones duraderos. En cuanto a las anomalías por precipitación, las relaciones son aún más caóticas y varían enormemente en función de la localización, por lo que no es apropiado hablar de una afección específica de El Niño en Europa occidental en términos generales. En este caso, las correlaciones directas se encuentran ligadas a los patrones oceánicos y atmosféricos presentes en Europa y el Atlántico norte.
Como se ha podido observar tras otros eventos de El Niño (1976, 1998, 2015) en un contexto de cambio climático, ese exceso de calor apenas es compensado por La Niña y otros eventos climáticos a nivel global posteriores, por lo que las anomalías térmicas persisten y se van agregando abruptamente con sucesivos episodios de este tipo.
Ernesto Rodríguez - El Niño
Ernesto Rodríguez Camino
Meteorólogo Superior del Estado y miembro de la Asociación Meteorológica Española
El Niño constituye la fase positiva de un fenómeno cuasi periódico —denominado El Niño-Oscilación del Sur (ENSO, por su acrónimo en inglés)—principalmente relacionado con el calentamiento del océano Pacífico oriental ecuatorial. Históricamente se sabe que tiende a recurrir con una frecuencia de entre 2 y 7 años y que empieza a desarrollarse entre abril y junio para alcanzar su máxima intensidad entre octubre y febrero. Típicamente dura entre 9 y 12 meses, aunque ocasionalmente ha llegado a durar 2 años. El fenómeno es el causante de anomalías climáticas en zonas alejadas de la Tierra —las denominadas teleconexiones climáticas— que permiten establecer relaciones entre estas anomalías —por ejemplo, precipitaciones más intensas, sequías, etc.— y la fase e intensidad del fenómeno ENSO.
La intensidad de ENSO —medida como el calentamiento (o enfriamiento en las fases negativas) de ciertas zonas determinadas del océano Pacífico oriental ecuatorial— determina también la intensidad de las anomalías climáticas en zonas alejadas. Los años en los que tiene lugar un evento de El Niño intenso favorecen un aumento de la temperatura media en superficie de la atmósfera y, si a esto se une la tendencia al calentamiento global por efecto de los gases de efecto invernadero emitidos por el uso creciente de combustibles fósiles, la temperatura media anual de la atmósfera tiende, con bastante probabilidad, a batir récords.
La OMM ha declarado el inicio una fase positiva de ENSO y las predicciones estacionales realizadas con una variedad de modelos indican que, por el momento, se mantendrá esta fase durante los próximos meses. El que se bata un récord de temperatura anual media dependerá, entre otros factores, de la intensidad que finalmente alcance este evento de El Niño que ahora comienza. Los eventos intensos llevan asociados importantes anomalías climáticas en ciertas zonas del globo, en particular, en las zonas terrestres que circundan al océano Pacífico ecuatorial, pero apenas se detectan en Europa occidental ya que existen otros factores que afectan a la variabilidad climática y que, con frecuencia, son más relevantes sobre esta parte del globo.
En definitiva, probablemente veremos un impacto en el calentamiento medio de la Tierra, si bien este calentamiento no tiene por qué reflejarse de una forma excepcional sobre España en los próximos meses más allá del gradual calentamiento causado por las emisiones de gases de efecto invernadero.
Anna Cabré - El Niño
Anna Cabré
Científica del clima asociada a la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos)
El Niño ya ha llegado y esto, añadido a la crisis climática, quiere decir que el mundo va a experimentar nuevos récords de temperatura y de extremos meteorológicos, con impactos en salud (por ejemplo, brotes de malaria o calor extremo sobre todo peligroso para agricultores y trabajadores al aire libre), ecosistemas (como los corales), infraestructura (redes energéticas al límite), seguridad alimentaria (colapso de cosechas afectando sobre todo al pequeño agricultor), conflicto (los episodios de calor intenso están íntimamente relacionados con distintos tipos de violencia), entre otros.
El mundo globalizado no está preparado para lidiar con estas temperaturas y los que sufren más son las personas más vulnerables. Hay que cooperar para garantizar respuestas inmediatas a las crisis que se generen, pero también entender que reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero es urgente y que hay que preparar una adaptación que sea duradera y a largo plazo que tenga en cuenta los riesgos globalizados y transfronterizos.