La frecuencia y magnitud de los incendios forestales extremos parecen haberse duplicado en los últimos 20 años. Además, los seis años más extremos para estos eventos han ocurrido desde 2017, según un artículo publicado en Nature Ecology & Evolution en el que los autores han utilizado datos de satélite de 2003 a 2023.
Eduardo Rojas - incendios Nature Ecology
Eduardo Rojas Briales
Profesor de la Universitat Politècnica de València y subdirector general de la FAO
La nota de prensa refleja el estudio adecuadamente. El estudio es de calidad científica. Las cuestiones que restringen las conclusiones obtenidas son la limitación a información satelital sin considerar otros aspectos relevantes como la evolución reciente del stock de combustible, la gestión forestal aplicada a cada zona (intensiva, extensiva, nula), la densidad de población, etc. Dejar de lado los factores que tienen que ver con la influencia antrópica sobre el terreno impide extraer conclusiones consistentes. Situaciones similares se producen cuando se intenta describir la situación de los bosques a gran escala meramente sobre información satelital obviando la información que solo se puede obtener sobre el terreno incluidas cuestiones de uso de la tierra, tenencia, etc.
El estudio encaja con las evidencias disponibles, pero con las limitaciones citadas en el párrafo anterior. Por ejemplo, el incremento de grandes incendios en el sureste (SE) de Australia tiene que ver indudablemente con el cambio climático, pero también con el abandono de las prácticas de incendios frecuentes, pero de baja intensidad, que practicaban los pueblos aborígenes y eliminados por los colonos de origen europeo, exacerbado por la política de extinción sistemática de todos los fuegos, en similitud con lo ocurrido en el oeste de EE. UU. Por el contrario, en el norte de Australia, con una mayor población aborigen, la situación ha evolucionado a mejor por la recuperación de las ancestrales prácticas de quemas controladas.
En el caso del Mediterráneo europeo/norte la virulencia de los fuegos se debe sin duda a la exacerbación del cambio climático, pero no menos al abandono rural, al emboscamiento activo (repoblación) y pasivo (invasión espontánea) y a la política de extinción sistemática de todos los incendios
Solo integrando las variables socioeconómicas y observaciones sobre el terreno se pueden extraer conclusiones razonables de este tipo de metodologías que cubren situaciones muy diferentes a lo largo del planeta. Una cuestión es obtener por información satelital la evolución de las superficies de bosque o el stock de carbono y otra mucho más compleja es analizar las causas de los cambios y cómo abordar las tendencias no deseadas.
Cristina Santín - incendios Nature Ecology
Cristina Santín Nuño
Investigadora Ramón y Cajal en el Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad (CSIC-Universidad de Oviedo-Principado de Asturias)
La nota de prensa refleja el estudio con precisión. El estudio es de buena calidad, lo único que me llama la atención es que, a pesar de tener ‘cambio climático’ en su título, no hacen ningún tipo de análisis que relacione directamente sus resultados con el calentamiento global. Es decir, los autores ven que en los últimos años han aumentado los incendios extremos a nivel global y entienden que esto está relacionado al cambio climático. Aunque no haya duda de que los dos fenómenos están relacionados (al menos yo no la tengo), hubiera estado bien que presentaran algún análisis demostrándolo.
Este trabajo viene a corroborar lo que ya sabemos: el problema de los incendios se está agravando en muchas regiones del mundo. Dicho problema no es que haya más o menos fuego en el mundo, sino que los incendios se están concentrando en algunas regiones y son cada vez más grandes e intensos. Esto aumenta su peligrosidad tanto para la sociedad como para el medio ambiente.
La metodología del trabajo es correcta. Los hotspots de MODIS son ampliamente utilizados para este tipo de estudios. De hecho, dos de los tres autores de este estudio ya habían llevado a cabo un análisis similar para una serie temporal más corta (2002-2013), pero en ese caso no habían encontrado tendencias (Bowman et al. 2017 Nature Ecology & Evolution).
Cada vez nos enfrentamos a fuegos más extremos, grandes y peligrosos, muchos de los cuales están ‘por encima de la capacidad de extinción’. Es decir, no se pueden apagar con medios humanos (se acaban apagando cuando cambia el tiempo y/o cuando llegan a zonas en la que no hay más vegetación para quemar). Estos incendios queman enormes superficies en muy poco tiempo y a muy alta intensidad, por lo que son muy peligrosos tanto para los dispositivos de extinción como para las personas que viven en esas zonas. Además, sus consecuencias ambientales suelen ser también muy negativas ya que al ecosistema le cuesta mucho recuperarse.
El tipo de incendio al que nos enfrentamos está cambiando. Es importante que nosotros, como sociedad, seamos conscientes de esto y sepamos cómo actuar. No saber hacerlo, no prepararnos para ello, nos puede costar mucho: vidas humanas, desastres medioambientales y grandes pérdidas económicas.
Jesús Santiago Notario - incendios Nature Ecology
Jesús Santiago Notario del Pino
Profesor Titular del departamento de Biología Animal, Edafología y Geología de la Universidad de La Laguna
La nota de prensa refleja el estudio con bastante precisión. Quizá debería hacer más hincapié en que el trabajo publicado se refiere a los eventos incendiarios de mayor magnitud (es decir, intensidad radiante, que es lo que se detecta en teledetección en el caso que nos ocupa).
En mi opinión, el estudio es de buena calidad. También hace un análisis exhaustivo para eliminar posibles sesgos. La elección del percentil 99.9 garantiza que los eventos elegidos sean verdaderamente representativos.
Es obvio que el problema de los incendios de gran magnitud se está agravando año tras año, y así lo afirman los gestores y responsables forestales. Pero no puedo decir más, no me dedico a hacer metaanálisis, ni revisiones exhaustivas de datos referentes a este problema.
Desde luego que los autores han tenido en cuenta los factores de confusión. Las únicas limitaciones vienen dadas por la resolución de las imágenes y la frecuencia de estas, pero si se tiene en cuenta que estos satélites tienen una frecuencia elevada en relación con otros, el problema es, a mi juicio, menor.
Nos enfrentamos a una manifestación más de las consecuencias del calentamiento global. Me ha parecido sumamente interesante el dato de que las temperaturas y humedades nocturnas ya no suponen un freno para los incendios o su propagación (lo desconocía). Es una evidencia más de la gravedad del problema.
Víctor Fernández García - incendios Nature Ecology
Víctor Fernández-García
Investigador en la Universidad de Lausana (Suiza) especializado en ecologismo y pirogeografía
Durante los últimos años hemos vivido cierta alarma social sobre el agravamiento de los incendios, con temporadas catastróficas en regiones como el Amazonas, Australia o incluso en la península Ibérica, donde algunos eventos han alcanzado una extensión sin precedentes. Sin embargo, existen escasas evidencias científicas que apoyen esta percepción a nivel planetario.
Este estudio demuestra cómo los eventos extremos, definidos como el 0,01 % de zonas o teselas (22 × 22km) con mayor energía instantánea liberada durante un día, se han duplicado en las últimas dos décadas a nivel mundial, debido principalmente al aumento de la intensidad de incendios en los bosques templados y boreales de coníferas, dos biomas clave para el almacenamiento de carbono. Los resultados se basan en datos de Fire Radiative Power (FRP) del satélite MODIS entre los años 2003 y 2023. Esta fuente presenta limitaciones espaciales y temporales importantes para caracterizar de forma exacta eventos individuales, pero es consistente a lo largo del tiempo y, por lo tanto, sólida para el análisis de tendencias generales utilizando grandes cantidades de datos. Por lo tanto, los resultados del estudio son robustos y constituyen una evidencia más del contexto de cambio en el que nos encontramos, poniendo el foco en los efectos del cambio climático.
Los resultados son trascendentales, ya que revelan cómo estamos cambiando la frecuencia de eventos extremos a nivel global, lo que impacta multitud aspectos socioeconómicos y ecológicos. Sin embargo, hay que ser cautelosos para no confundir las tendencias globales con las tendencias regionales, ya que para los biomas que nos atañen en la península Ibérica no se detectaron tendencias significativas. Asimismo, no debemos perder de vista las tendencias del área quemada a la hora de determinar la evolución de ciertos factores, como la contribución de los incendios a las emisiones de carbono o a la contaminación atmosférica.
- Revisado por pares
- Comunicación en congreso
Calum Cunningham et al.
- Revisado por pares
- Comunicación en congreso