Tal y como anunció, el nuevo presidente de Estados Unidos, Donal Trump, ha firmado en su primer día de mandato una orden ejecutiva para que Estados Unidos se retire del Acuerdo de París. Se trata de la segunda vez que Trump retira a su país de los estados firmantes del acuerdo más importante contra el cambio climático, como ocurrió en 2020.
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EFE/EPA/JIM LO SCALZO / POOL.
Valladares - Trump
Fernando Valladares
Doctor en Biología, investigador del CSIC y profesor asociado en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid
La nueva salida de EEUU del Acuerdo de París es una mala noticia. Quizá no tenga todas las consecuencias terribles que pudiéramos pensar, pero en principio es muy desalentador que ocurra en plena evolución exponencial de los eventos climáticos extremos que el propio EEUU está sufriendo tanto en la costa oeste con los incendios de California, como recientemente la temporada de huracanes, con los huracanes Helen y Milton. Son muchas pruebas de que el cambio climático es una realidad que está impactando en el propio EEUU. Es una malísima señal la que da que su país se salga de un acuerdo que intenta mitigar el cambio climático.
Está por ver realmente qué es lo que podrá hacer y está por ver qué consecuencias tendrá para otros países y para los acuerdos internacionales, como protocolos y las cumbres del clima, pero de entrada es un golpe en la mesa. Además, da lugar a un círculo vicioso que puede ser letal. El círculo vicioso lo podemos ilustrar, por ejemplo, con la fusión del Ártico. Se derrite el Ártico, se queda sin hielos y esto permite más petroleros, Más petroleros favorecen la economía cortoplacista, esta economía cortoplacista pone más petroleros en un Ártico que se deshiela por más calentamiento, más petróleo, menos hielo, más economía, menos salud planetaria, calentamiento... Un círculo vicioso en el que se están literalmente quemando las últimas oportunidades de la humanidad de quedarse en una zona climáticamente segura.
Julio Díaz y Cristina - Trump Acuerdo París
Julio Díaz
Codirector de la Unidad de Referencia en Cambio Climático, Salud y Medio Ambiente Urbano del Instituto de Salud Carlos III y coordinador científico del Observatorio en Salud y Cambio Climático
Cristina Linares
Codirectora de la Unidad de Referencia en Cambio Climático, Salud y Medio Ambiente Urbano del Instituto de Salud Carlos III y coordinadora científica del Observatorio en Salud y Cambio Climático
Estados Unidos es el segundo emisor actual de gases de efecto invernadero (11 %), después de China (30 %), pero es el que más ha contribuido al calentamiento del planeta. Su salida del Acuerdo de París influirá en el cumplimiento de reducción de emisiones que se había marcado EEUU, pero el avance de las energías renovables es imparable, aunque esto supondrá un frenazo importante. También puede servir de ejemplo negativo para que otros países (China) sean más laxos a la hora de limitar sus emisiones.
Por otro lado, el Acuerdo de París también habla de financiación a los países más afectados por la crisis climática, por lo que la salida también puede afectar a los acuerdos que se alcanzaron en la COP29.
Además, Trump también ha firmado la salida de la OMS, por lo que se supone que la incidencia del cambio climático en la salud es algo que no interesa lo más mínimo a esta nueva administración. Una decisión que llega en después de que 2024 sea el año más cálido a nivel global, de los recientes incendios de California, de las inundaciones en Valencia o de un invierno especialmente crudo en EEUU. Todo esto con las implicaciones claras en morbimortalidad tanto a corto como a largo plazo con importante incidencia también en factores menos analizados como la salud mental.
Una decisión incomprensible desde el punto de vista científico y desalentadora para todos los que trabajamos en este campo.
Alicia Péraz - Trump Acuerdo París
Alicia Pérez-Porro
Bióloga marina, responsable de interacción política y relaciones institucionales en el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF)
El Acuerdo de París ya demostró ser mucho más resiliente de lo que pensábamos en la primera legislatura de Trump. Cuando en aquel momento dijo que sacaba a EEUU del Acuerdo, todo el mundo tembló, pero al final EEUU dio un paso atrás y la Unión Europea (UE) un paso adelante. El mundo ha cambiado mucho geopolíticamente desde aquella primera legislatura de Trump. Ese paso que dio la UE ahora sabemos que no va a pasar porque la acción climática ha pasado a un segundo plano en Europa, pero sí tenemos otros actores, como China, que pueden redoblar su acción climática, o puede ser que no lo hagan.
Yo mantengo el optimismo, por la resiliencia del Acuerdo y porque, si nos centramos en la transición energética, esta tiene un componente económico innegable. Los mercados y la economía se están descarbonizando y esa es una inercia que, independientemente de quién haya en la Casa Blanca, no se puede frenar. Se va a seguir invirtiendo en renovables y avanzando hacia la descarbonización de la economía. Es muy probable que Trump ralentice el proceso, pero dudo que lo pueda revertir.
Hay que pensar que la decisión de Trump tiene un componente de statement político para sus votantes. Antes de asumir el cargo, una serie de empresarios estadounidenses firmaron una carta pidiéndole que no se saliese del Acuerdo porque solo desde dentro podría torpedearlo. Creo que, si Trump quisiera hacer descarrilar la acción climática global, se habría quedado dentro.
Por último, la acción climática en EEUU va a centrarse en los Estados y las ciudades. El valor de los gobiernos subnacionales es relevante y estos deben dotarse de herramientas económicas y políticas para hacer frente situaciones como esta, tener a Trump como presidente. Los gobernadores de los Estados y los alcaldes de las ciudades ya se están organizando para mantener sus objetivos climáticos marcados por la agenda internacional.
Anna Cabré- Trump Acuerdo de París
Anna Cabré
Científica del clima asociada a la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos)
Es una mala noticia porque sin la cooperación y financiación de todos los países es difícil avanzar. En este caso estamos hablando de uno de los países que más emite per cápita y que ha emitido más a lo largo de la historia, es decir, el que debería asumir más responsabilidad, no menos. Además, es un país que ya está sufriendo los efectos del cambio climático, como lo demuestran los recientes incendios en Los Ángeles. Incluso los expertos en economía afirman que la transición hacia un mundo con bajas emisiones de carbono es una oportunidad de negocio rentable.
Por todo esto, la decisión tomada es irresponsable. Parece que se actúa bajo la creencia de que no les toca pagar por nada y sálvese quien pueda. Lo único positivo que podría surgir de todo esto es que se formen alianzas entre otros países más fuertes sin la participación de Estados Unidos, y que los estados, ciudades y negocios sigan avanzando, manteniendo en marcha el proceso a pesar de todo.