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Estos son los temas de ciencia que más hemos discutido en 2023

Cada semana, en el equipo del Science Media Centre España leemos cientos de titulares y alertas informativas de posibles noticias que cubrir. Nuestra especialidad es generar contenidos útiles sobre temas de ciencia que enciendan el debate público; por eso, cuidamos mucho la selección de historias y dedicamos una buena proporción de nuestro tiempo a debatir qué debemos y qué no debemos dar. Para acabar el año, hemos querido contaros parte de nuestra intrahistoria.  

21/12/2023 - 12:26 CET
 
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Algunos de los temas que hemos cubierto este año han tenido impactos en prensa regional, nacional e internacional. ¡Seguimos! 

Laura Chaparro 

Este ha sido, sin duda, el año de la IA: casi cada semana hemos descartado alguna investigación sobre este tema. Más allá de la IA, yo me quedaría con los acuerdos que se han logrado en las cumbres internacionales. El más reciente es el de la COP28 de Dubái, pero destacaría, por tardar más de quince años en salir adelante, el Tratado de los Océanos. El SMC España la formamos una redacción pequeña y no tenemos (de momento) enviados especiales, por lo que seguir a distancia, con la diferencia horaria, este tipo de acuerdos (que siempre coinciden con fines de semana, noche y/o festivos) pone a prueba tu amor por la profesión. 

Gracias eternas a Guillermo Ortuño y a Carlos García-Soto por seguir las negociaciones del Tratado de los Océanos desde Nueva York y avisarme al filo de las cinco de la madrugada del domingo 5 de marzo, cuando se logró el acuerdo: “Avisadme, que estaré con un ojo abierto”, no paraba de decirles en los emails. Abrí el ojo y ahí estaban sus correos 💙 Esas reacciones se han colado entre los contenidos más leídos de 2023 y las recogieron muchos medios, así que las ojeras del domingo merecieron la pena. 

Y aprovecho este espacio para dar las gracias a todas las fuentes que nos contestan y nos dedican su tiempo, incluso en fines de semana o por las noches, cuando hay alguna última hora. Los URGENTE de los periodistas, como es lógico, en realidad no son una ‘urgencia’ para ellos ni para su labor investigadora, pero se lo toman como tal, comprenden nuestra profesión y nos contestan maravillosamente. Gracias a esa rapidez y al apoyo de la red global de SMC –que comparten nuestras reacciones con periodistas de Reino Unido, Alemania, Australia, Nueva Zelanda, Taiwán y África–, cada vez conseguimos tener más impactos en medios y llegamos incluso a públicos internacionales. 

Tania Rabesandratana 

Me encanta que el SMC España aborde temas de sociedad, en particular, los que afectan a la infancia y la familia, como el uso de pantallas, los ritmos escolares o la salud posparto. Y disfruto los debates con los colegas sobre la actualidad científica, desde los grandes estudios obviamente mediáticos hasta los más discretos. 

Entre una y otra reacción rápida a un estudio suelto, agradezco los tiempos más pausados para adentrarme en temas de fondo y agradezco los tiempos que se toman las investigadoras y los investigadores para explicarme las tendencias en sus disciplinas. Como periodistas, necesitamos ir más allá de los estudios individuales; observamos cómo nacen y se consolidan nuevos campos de investigación, analizamos cómo se expanden controversias y buscamos entender cómo —poco a poco— emergen consensos. 

Por ejemplo, cuando la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) disminuyó considerablemente sus recomendaciones para la dosis tolerable de ingesta diaria de bisfenol A, nos tomamos el tiempo de repasar la evidencia para entender los riesgos de esta sustancia para la salud humana y cómo se evalúan a nivel europeo. También me sorprendió descubrir el funcionamiento muy estructurado de las instituciones geológicas internacionales y cómo las sacudió el debate sobre el Antropoceno como posible época geológica. Hace solo unas semanas, publicamos una guía para entender las malas conductas científicas intentando ir un paso más allá para poder explicar las raíces de los casos mediáticos de fraude. 

Pampa García Molina 

En todas las redacciones hay frases internas que se repiten una y otra vez —medio en broma medio en serio—. En el SMC llevamos poco más de año y medio y, por ahora, creo que las más repetidas se parecen a estas: “stop microbioma” y “basta de ChatGPT”. Sobre estos dos temas recibimos cada semana una avalancha de notas de prensa que debemos mirar con lupa para seleccionar los que debemos tratar y no comernos nada importante. 

Mi parte preferida del trabajo SMC es estar constantemente pendientes de la actualidad informativa y elegir, en equipo, qué historias de ciencia merecen una cobertura por nuestra parte, o bien porque son importantes y deben estar en agenda, o bien porque creemos que pueden ser malinterpretados o exagerados. Me gusta mucho cuando decimos “es un estudio tróspido, pero la nota de prensa tiene un titular buenísimo que va a salir en medios, así que justo porque eso tenemos que darlo”. O cuando olemos el hype desde lejos y por eso mismo vamos de cabeza a por ello, como los superconductores a temperatura ambiente que nos animaron el mes de julio y nos sacaron momentáneamente de las olas de calor.

Me gusta que discutamos a muerte los temas. Que Laura apueste por la cobertura de los Nobel a pesar de que algunos miembros del equipo —equivocadísimos— no la vean clara; o que defienda los temas de Física a capa y espada mientras Sergio farfulla “li qui ni istí vivi ni mi intirisi” (lo que no está vivo no me interesa). Que Jesús nos ilumine para depurar al máximo la selección cada vez que hay cáncer, alzhéimer o párkinson —que es todo el rato—; o que Tania insista en mirar con interés especial las investigaciones relacionadas con la infancia y la salud de las mujeres. Me gusta mucho que, cuando nos ponemos a preparar un recurso o un ‘qué sabemos’, nos metamos a investigar tan a fondo que al final el resultado sea casi un reportaje, un reportaje sin firma.   

Precisamente, lo más visto en nuestra web de 2023 es uno de esos recursos, Cómo comunicar los riesgos de los artículos científicos de forma entendible, escrito por Mari Carmen Climént, periodista que forma parte de nuestro comité asesor. Muchos compañeros y compañeras de los medios nos escriben para felicitarnos por estos recursos atemporales de cocción lenta, tanto como para agradecernos las reacciones rápidas ante cualquier alerta de última hora.  

En definitiva, aparte de trabajar con un equipo tan inteligente, estimulante y peleón, lo que más me gusta es que los periodistas nos echen el mejor piropo que podemos desear: “Sois muy útiles”.  

Sergio Ferrer 

Parece increíble que este año publicáramos reacciones sobre el fin del uso obligatorio de mascarillas en el transporte público de España o que la OMS pusiera fin a la emergencia internacional de la covid-19, como si todo esto fuera hoy un sueño muy lejano. Días antes del anuncio recuerdo bromear por email con algunas de esas fuentes a las que llevamos años molestando y cuya paciencia a veces ha parecido infinita: “Te escribo para invitarte a participar en la que esperamos que sea la última reacción relacionada con la pandemia de covid-19”, escribí entonces. 

Mucho más emocionante ha sido tratar a lo largo de este año el que se acabaría convirtiendo en uno de los avances de 2023: los fármacos contra la obesidad (nombre técnico: análogos de GLP-1). A pesar de que llevan casi dos décadas siendo usados en pacientes con diabetes, su uso en la lucha contra la obesidad es muy prometedor (y mis compañeras saben que rara vez digo algo así). Sin embargo, la obesidad es una epidemia con un claro componente socioeconómico: por eso decidimos organizar una sesión informativa a principios de año en la que se explicara el funcionamiento y potencial de estos medicamentos, pero también se contextualizara la lacra de la obesidad y se hiciera énfasis en la necesidad de soluciones políticas y estructurales que fueran más allá. 

Mis compañeras bromean conmigo porque no me gusta casi nada (lo cual es cada día más cierto). Quizá por mi formación biológica los temas que más me interesan son aquellos relacionados con las cosas vivas, mientras que los grandes descubrimientos de la astrofísica me dejan algo indiferente. Este año el tema cansino por excelencia ha sido el de la IA: por el hype y sensacionalismo generados a su alrededor y porque, como siempre ocurre con el ciclo de la sobreexpectación de Gartner, a los periodistas científicos ahora nos tocan años de tratar con una avalancha de estudios en los que se promete sustituir a médicos y meteorólogos por algoritmos. Por eso, el meme que más he enviado este año es este:  

meme IA

 

Jesús Méndez González 

Parece que uno de los temas que más se han leído este año en el SMC es el que preparamos sobre la jornada escolar, sobre las evidencias que había a favor o en contra de cada una de sus formas. Será porque lo vivo en casa, pero disfruté mucho hablando con gente que sabía y buscando la bibliografía que lo había estudiado. Estos temas son interesantes no solo por la relevancia social, sino por mirar qué dicen y qué no los estudios, qué miden y qué dejan fuera, cómo se interpretan, cómo aparecen (a veces de formas tan diferentes) en los medios. 
 
También disfruté conduciendo y preparando otros encuentros que tuvimos, como el de las vacunas contra el cáncer. Sin llegar a los extremos de Sergio, supongo que también me tira más lo que está vivo o lo que puede entrar en alguien vivo. Y hubo muchas reacciones que me gustó preparar, ya fuera por el tema como por las opiniones y los análisis de quienes las enviaban. Dicen por el equipo que no me gusta pedir reacciones sobre el párkinson, pero creo que ha sido una coincidencia. Pensaré estos días sobre ello. 

Dicen también algunas lenguas en el SMC que no me gusta buscar fotos ni poner cursivas a las revistas. Eso sí lo admito. Pero le voy cogiendo el gusto. 

Lo que sí llevo peor son los textos y mensajes que acaban con un “seguimos”. Escribo esto medio enfermo, así que voy a tener que parar ya. 

Pero seguimos. 

Seguimos. 

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