El Instituto Karolinska ha concedido el Premio Nobel de Medicina o Fisiología a Katalin Karikó y Drew Weissman por sus revolucionarios descubrimientos, que han cambiado radicalmente nuestra comprensión del modo en que el ARNm interactúa con nuestro sistema inmunitario, y han hecho posible el desarrollo de vacunas a una velocidad sin precedentes durante la pandemia de covid-19.
Briones - Nobel Medicina
Carlos Briones
Doctor en Bioquímica y Biología Molecular, investigador del CSIC en el Centro de Astrobiología, donde dirige un grupo que investiga sobre el origen y la evolución temprana de la vida y el mundo ARN, coautor de 12 patentes en biomedicina y biotecnología
El Premio Nobel de Fisiología o Medicina de este año ha galardonado a los dos científicos que han hecho posible una aproximación revolucionaria en el campo de la inmunología, al poner a punto la tecnología para producir vacunas de ARN mensajero (ARNm): la bioquímica húngara Katalin Karikó y el médico norteamericano Drew Weissman.
La innovación clave de su aproximación consiste en la producción in vitro de ARNm con una de sus bases nucleotídicas modificada químicamente (pseudouridina en vez de uridina) y cuya secuencia codifica la proteína inmunogénica de interés (por ejemplo, la proteína spike o S del coronavirus SARS-CoV-2). Ese ARNm, debidamente encapsulado, se puede administrar por diferentes vías, es interiorizado por las células dendríticas del sistema inmune y su traducción dentro de ellas genera y expone la proteína codificada sin que se produzca una respuesta inflamatoria indeseada.
Esta aproximación fue esencial para la producción de las vacunas más eficientes frente al SARS-CoV-2 durante la pandemia de covid-19 (las comercializadas por BioNTech/Pfizer y Moderna), y su uso sin duda ha salvado millones de vidas en todo el mundo. Además, esta misma metodología está siendo utilizada para el desarrollo de vacunas frente a otros patógenos, y en el tratamiento de diferentes enfermedades. Por todo ello, se trata de un premio más que merecido, por el que este año había apostado y que me alegra especialmente. Además, el galardón vuelve a destacar la relación que existe entre la investigación básica y sus aplicaciones biotecnológicas, y subraya la importancia que el ARN (biomolécula intermediaria entre el ADN y las proteínas en todas nuestras células) ha tenido en la biología desde que comenzó la vida en la Tierra, hace unos 3.800 millones de años.
Rial - Nobel Medicina
José Gómez Rial
Jefe de Servicio de Inmunología en el Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela (CHUS), Servicio Gallego de Salud (SERGAS)
En el campo de la investigación científica pequeños descubrimientos suponen grandes avances científicos y este es el caso, dado que las investigaciones llevadas a cabo por Katalin Karikó y Drew Weissman sobre las modificaciones en la composición del ARNm permitieron el desarrollo de las vacunas de ARNm que conocemos en la actualidad y que tantas vidas ha salvado durante la pandemia.
Las primeras vacunas ARNm, con la formulación sin modificar, resultaban altamente reactogénicas, con producción de gran cantidad de efectos secundarios inflamatorios a nivel local que hacía su uso impensable en seres humanos. Fueron los trabajos de Karikó y Weissman los que descubrieron que haciendo pequeñas modificaciones en la composición del ARNm (cambio de un Uridina por un pseudo-Uridina en la formulación de los nucleósidos que conforman la molécula del ARNm) disminuía la reactogenicidad y la inflamación, desaparecían los efectos secundarios locales y las vacunas de ARNm empezaron a poder aplicarse a seres humanos.
El nombre de la compañía Moderna proviene de Modi-RNA (modified RNA).
Alcamí - Nobel Medicina
José Alcamí
Virólogo, director de la Unidad de Inmunopatología del SIDA (Instituto de Salud Carlos III) e investigador principal del estudio sobre pautas heterólogas CombivacS
Personalmente, para mí es una alegría la concesión del Nobel a Katalin Karikó, con quien coincidí hace poco en la lección conmemorativa de la Fundación Jiménez Díaz. En cierta manera era la "crónica de un Nobel anunciado" porque Drew Weissman y Katalin Karikó son los progenitores de la modificación del ARN que permite que las proteínas que codifica sean expresadas a alto nivel sin que la maquinaria celular degrade ese ARN.
Destacaría dos aspectos de este Nobel:
- El primero, que es el premio a la constancia, sobre todo de Katalin Karikó, que jugó un papel esencial en el desarrollo de esta tecnología, y que perseveró a pesar de ser un trabajo poco reconocido por la ‘academia oficial’. Como ella misma nos decía, en un sistema altamente competitivo no conseguía proyectos de investigación al no considerarse su línea de trabajo prioritaria.
- El segundo, que se premia a la investigación básica, no a los desarrolladores o a las compañías, aunque hayan tenido un papel fundamental en el desarrollo de las vacunas ARN frente a la covid-19. El mensaje es que hay que apoyar la buena ciencia, sin exigir que sea traslacional de entrada, porque no sabemos hasta dónde llegará la investigación básica, aparentemente más alejada de la aplicación práctica.
En este caso, el trabajo de Weissmann y Karikó, académico, impecable, elegante, centrado en una pregunta de investigación básica, literalmente, ha salvado la vida a millones de personas. Como dice el poema de José Angel Valente No sabemos hasta dónde o hasta cuándo, puede alcanzar una palabra, en este caso, un trabajo de investigación.
Ana Fernández - Nobel Medicina
Ana Fernández Sesma
Investigadora y viróloga, catedrática y directora del departamento de Microbiología en la Escuela Icahn de Medicina en Monte Sinaí en Nueva York
Me parece un premio Nobel totalmente acertado que está reconociendo el trabajo de científicos durante muchos años en una ciencia fundamental —no me gusta llamarla básica, sino fundamental—, como son las modificaciones del mARN que han permitido que se estabilice y que se puedan utilizar para terapias, en este caso, para vacunas.
Simplemente es un descubrimiento básico que ha servido para que se puedan desarrollar el definitivamente estas vacunas en un tiempo récord por su estabilidad y porque se ha podido entender bien cómo modificarlas. Aparte de que se ha premiado a un equipo que trabaja muy bien y que lleva muchos años trabajando sin reconocimiento y sin casi apoyo. Y encima, en el caso de Estados Unidos siempre gusta ver personas migrantes de otros países que han desarrollado su carrera fuera y que consiguen ese tipo de de logros. Es una alegría y, sobre todo, que se haya reconocido a una mujer, que como bien sabemos hay muy poquitas [entre las laureadas], y es totalmente merecido.
Isabel Sola - Nobel Medicina
Isabel Sola
Codirectora del grupo de coronavirus en el Centro Nacional de Biotecnología
Me parece un premio muy merecido. Reconoce el trabajo de investigación básica de Karikó y Weissman alrededor de 2005, que ha permitido el desarrollo de una nueva clase de vacunas de mRNA que han salvado millones de vidas en la pandemia.
En mi opinión, es un premio a la ciencia básica y a su potencial aplicación para resolver problemas del mundo real. Es un ejemplo de la perseverancia de los investigadores para seguir adelante con su trabajo sobre el mRNA, a pesar de muchas negativas para financiarlo. Aunque antes de 2020 ya hubo algunos intentos de utilizar el mRNA como molécula terapéutica en terapia génica o cáncer, finalmente la pandemia fue la oportunidad de aplicarlo frente a un nuevo virus emergente. El éxito de los resultados lo hemos conocido todos en primera persona.
Otra lectura de este premio, para quienes dudan de las vacunas frente a la covid por su rápido desarrollo, es demostrar que las vacunas de mRNA tienen detrás un largo camino de investigación de más de 20 años.
La suma de ese conocimiento previo conseguido por Kariko y Weissman y la oportunidad de convertirlo en un producto farmacéutico han sido fundamentales para superar lo peor de la pandemia.
Amós - Nobel Medicina
Amós García Rojas
Jefe de Servicio de Epidemiología y Prevención de la Dirección General de Salud Pública del Servicio Canario de Salud, miembro del Grupo Permanente para Europa de la OMS y expresidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV)
Sin lugar a dudas, el Nobel a estos dos investigadores está más que fundado por varios conceptos, en primer lugar, porque han introducido un elemento totalmente novedoso en el mundo de las vacunas, como son las vacunas de ARN mensajero que nos debe hacer modificar la percepción histórica que tenemos sobre cómo intervienen las vacunas en el contexto de la protección, ante determinadas enfermedades transmisibles. Y además, evidentemente porque han dado una respuesta rápida y segura al gran problema sanitario que se ha dado en los últimos tiempos, que ha sido la pandemia por el SARS-CoV-2.
Esos dos elementos hacían bien justificada ya que se le concediera el premio Nobel en la edición del año pasado. No fue así y todo esperábamos y deseábamos que se consolidara en la sesión de este año, y así ha sido. Hay que felicitarlos, es totalmente merecido y gracias a ellos la innovación que se plantea en el mundo de las vacunas gracias a su trabajo de investigación significa un punto de inflexión donde ya nada va a seguir siendo igual.
África González - Nobel Medicina
África González-Fernández
Investigadora de CINBIO, catedrática de Inmunología de la Universidad de Vigo, académica de la RAFG y autora del libro divulgativo Inmuno Power: conoce y fortalece tus defensas (2021)
Todas las personas debemos felicitarnos porque la academia Nobel haya concedido este prestigioso premio a los doctores Katalin Karikó y Drew Weissman, bioquímica e inmunólogo respectivamente, claro ejemplo de la importancia de colaboración entre disciplinas, por su trabajo pionero en el desarrollo de vacunas ARN. Ha sido necesaria una pandemia para que esta tecnología diera el salto a ser empleada en clínica. Nunca sabremos si pudiera haberse quedado en un cajón olvidado, como muchos otros descubrimientos, si no hubiéramos tenido la llegada del coronavirus SARS-CoV-2.
La doctora Katalin Karikó, científica de origen húngaro, ha sido la pionera en estudiar y creer desde hace décadas que era posible emplear el ARN (ácido ribonucleico) para desarrollar vacunas. Colaborando más tarde con el doctor Drew Weissman, y tras diversas modificaciones, demostraron la utilidad de esta nueva tecnología, que se mantuvo durante muchos años con la incomprensión, falta de financiación y poco apoyo por parte de la comunidad científica internacional.
La vacuna de ARN, en vez de las vacunas tradicionales que emplean el microorganismo entero o partes de él, usa solamente unas instrucciones (secuencias de ARN) para que la propia célula produzca la proteína concreta. Para que el ARN sea estable se introduce en nanopartículas lipídicas, lo que va a permitir su estabilidad y activar una respuesta inmunitaria eficaz.
Gracias a esta vacuna se han salvado millones de personas de enfermar de forma grave o morir en la pandemia de covid-19, pero también se ha abierto la puerta al desarrollo de nuevas terapias con esta tecnología: ya están trabajando en otras vacunas, y en terapias para cáncer y enfermedades autoinmunitarias gracia a esta tecnología.
Es un verdadero orgullo para la Inmunología que la academia sueca les haya concedido este galardón por el desarrollo de vacunas de ARN. Propongo que se ponga el nombre de Katalin Karikó en calles de pueblos y ciudades españolas.
Natalia y Manel - Nobel de Medicina
Natalia Egri
Especialista en Inmunología del Servicio de Inmunología del Hospital Clínic de Barcelona, especializada en respuesta inmunitaria frente a vacunas antiinfecciosas
Manel Juan
Jefe de Servicio de Inmunología
La pandemia por SARS-CoV-2 ha colocado a la inmunología y a la vacunología en un lugar central a nivel mundial, en el contexto de las infecciones, y también generó una urgente necesidad para desarrollar vacunas seguras y eficaces. Gracias a sus descubrimientos, los doctores Katalin Karikó y Drew Weissman pudieron proponer una herramienta que abre la posibilidad para diseñar vacunas de ARN mensajero en el contexto de las infecciones (e incluso en otras enfermedades), permitiendo así el desarrollo de este tipo de vacunas con una rapidez inusual con gran eficacia. De hecho, cabe recordar que se pudo desarrollar la vacuna de mRNA frente a SARS-CoV-2 gracias al desarrollo previo de vacunas antitumorales que pueden ser un gran avance a corto plazo.
Todo esto ha sido clave ya que la inmunización obtenida mediante la vacunación nos ha permitido afrontar y resolver, en gran medida, la pandemia de la covid-19 y salvar millones de vidas a nivel mundial. Esperamos que los criterios de urgencia para la aprobación de estas vacunas se impongan en las agencias reguladoras, puesto que para muchos pacientes la situación es una ‘urgencia personal’ (muchos fallecerán durante los años que necesitan estas aprobaciones) y no pueden esperar los largos periodos que imponen las actuales normas regulatorias.
Por ejemplo, considerar la secuencia del mRNA como productos muy distintos y exigir empezar los procesos para su aprobación ralentizan su implantación (como se evidencia por el hecho que no podemos implantar mRNA de variantes de SARS-CoV-2 más prevalentes que las aprobadas en su momento). Tenemos grandes opciones de mejorar la salud de nuestros ciudadanos si priorizamos la urgencia y la lógica en el tratamiento de cáncer, de muchas infecciones e incluso de otras muchas enfermedades inmunomediadas que no tienen opciones terapéuticas disponibles. Los doctores Katalin Karikó y Drew Weissman han abierto una puerta para mejorar la salud en todo el planeta.
Ignacio Molina - Nobel Medicina
Ignacio J. Molina Pineda
Catedrático de Inmunología
La compleja información contenida en nuestros genes (ADN) necesita procesarse en un paso intermedio (ARN) antes de ser convertida en los productos finales que se encuentran expresados en las células. Inyectar este ARN para conseguir un efecto terapéutico fue una idea postulada a principios de los años 90, pero había dos grandes problemas: el RNA es sumamente inestable y, sobre todo, provoca una rápida y potente reacción inmunitaria que lo destruye rápidamente, por lo que es inviable su aplicación terapéutica.
En 2005, Karikó y Weissman realizaron el extraordinario descubrimiento de que, al realizar pequeñas modificaciones en la estructura del ARN, este ya no era inmunógeno, por lo que no era destruido por el sistema inmunitario y podría ser utilizado en muchas estrategias terapéuticas. Además de este seminal descubrimiento, recibido con escepticismo inicialmente por la comunidad científica, Karikó y Weissman realizaron importantes avances acerca de los métodos para su purificación y administración, lo que ha permitido abrir una nueva era en el tratamiento de enfermedades como el cáncer y prevención de enfermedades infecciosas, debido a su seguridad, rapidez de producción y bajo costo. Un descubrimiento extraordinario.
Margarita del Val - nobel 2023
Margarita del Val
Viróloga e inmunóloga en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, coordinadora de la Plataforma de investigación interdisciplinar en Salud Global del CSIC
Muchas veces el empuje para los avances llamativos de la investigación surge cuando lo permiten las novedades tecnológicas. El desarrollo y la comercialización de las vacunas de ARN mensajero frente a la pandemia de la covid-19 es un claro exponente de ello. Con el premio Nobel de Fisiología de 2023 se reconocen las largas trayectorias de investigación básica de los doctores Katalin Karikó y Drew Weissman que han permitido la modificación óptima del ARN mensajero y su vehiculización en partículas lipídicas. Cuando ha hecho falta se han aplicado los conocimientos básicos a una necesidad tan perentoria como la emergencia mundial de la pandemia, que requería de gran rapidez en todo el desarrollo industrial. Con estas vacunas se ha logrado inducir una inmunidad de actividad protectora tan sólida en gran parte de la humanidad que nos ha permitido enfrentar y, sobre todo, superar la pandemia gracias a la investigación científica.